Pensamiento
Balance del 12O
Transcurridas unas horas desde el final de la concentración de la plaza de Cataluña es el momento de hacer balance. No era un día fácil. Cuatro problemas esenciales. El primero la desafección de la población hacia la política, agravada en los últimos días con las tajetas de Bankia y el caso de Teresa Romero, contagiada de ébola. España, digámoslo con claridad, no pasa por su mejor momento. El segundo, la tradicional identificación, especialmente en Cataluña, aunque no solo aquí, del 12O con un españolismo "rancio". El tercero, el miedo de muchos catalanes a significarse contra el soberanismo. El cuarto y último, la falta de apoyo mediático en Cataluña, el silencio de muchos medios en su edición del domingo era clamoroso, y la escasa organización territorial de nuestra entidad todavia en fase de creación (no debemos olvidar que SCC tiene menos de seis meses de vida), lo que dificulta la movilización.
La presencia en la plaza de banderas europeas, desparecidas de las concentraciones soberanistas, e incluso republicanas, hablan a las claras de que el acto ha reivindicado la unida en la diversidad
En los últimos días el soberanismo ha intentado identificar el acto con la extrema derecha. Es su estrategia. Con ello, no sólo pretenden mantener el antisecesionismo en un rincón del cuadrilátero político, sino ocultar los numerosos componentes fascistas que emergen en su lado. Priorización de supuestos derechos nacionales sobre la libertad individual y los derechos humanos, desprecio por el Estado de derecho, trastocamiento de la historia, victimismo, invención de enemigos internos y externos, coacción a los disidentes, etc.
Habrá que recordar que los únicos que han homenajeado a fascistas catalanes declarados, los hermanos Badia, han sido los soberanistas. La ultraderecha española es, afortunadamente, marginal. Por contra, el fascismo catalán no para de crecer, como es normal en todo proceso de exaltación nacionalista. Todas las intervenciones han estado totalmente alejadas de cualquier contenido que pudiera ser calificado de ultraderechista así como de nacionalista español.
La presencia en la plaza de banderas europeas, desparecidas de las concentraciones soberanistas, e incluso republicanas, hablan a las claras de que el acto ha reivindicado la unida en la diversidad, la España de todos. Las apelaciones de todos los intervinientes a mejorar nuestra democracia y a luchar contra las desigualdades y las injusticias sociales han sido muy explícitas. Ello ha permitido que muchas personas que, como yo, han asistido por primera vez a un 12O se hayan sentido cómodas aún militando en partidos de izquierda (he podido saludar a bastantes militantes del PSC, y a algunos de Podemos y ICV).
De lo anterior se deduce que un objetivo esencial de SCC, ampliar la base del antisecesionismo, se está logrando. No han sido grandes masas, pero sí muchas personas que han roto un tabú. En procesos de anulación de la libertad individual y de imposición del pensamiento único lo más importante es romper la unanimidad. Permanecer en pie. Si no logran el silencio de todos, saben que no pueden ganar. Y por ello hacen todo lo posible para callarnos. Ya saben que no podrán. Que ni callaremos, ni podrán mantenernos en el rincón de los apestados. La asistencia ha sido superior a la del año pasado. El 12O en Barcelona ha roto sus costuras.
Y eso, que puede parecer insignificante, marcará nuestro futuro. Por eso me siento satisfecho y el balance es positivo.