Todo hace prever que España se encamina hacia un Gobierno de coalición. Hoy caben pocas dudas respecto a que la única formula de gobierno que puede garantizar una mayoría estable en el próximo Congreso es un Ejecutivo PP-PSOE o viceversa, según quién obtenga un resultado menos malo.
España, Cataluña incluida, necesita un reset. Un proceso constituyente que permita pasar página
Logicamente, el PP y PSOE negarán esa posibilidad, pero la matemática electoral es muy tozuda. Quizás porque la vida me ha obligado a hacer de la necesidad virtud en muchas ocasiones, la opción puede llegar a ser hasta buena.
Ya sé que a muchos esta posibilidad les escandaliza. Pero España, Cataluña incluida, necesita un reset. Un proceso constituyente que permita pasar página. El cambio positivo que ha dado la Monarquía es un buen punto de partida para rehacer un consenso reformista entre las grandes fuerzas políticas que llegan exhaustas, pero esperemos que sumen.
La alternativa es simplemente el caos. Y, desde luego, no hay garantías de éxito. Solo el repunte de la economía nos permite una base mínima de estabilidad.
Esta semana el CIS está haciendo el trabajo de campo de su proxima encuesta. El resultado se intuye desolador. Es hora de que se aparquen las diferencias y se trabaje para afrontar cambios profundos en nuestro sistema político. Sin utopías revolucionarias pero sin conservadurismos inútiles.
El año 2015 puede hacerse muy largo. Un año electoral que impedirá cualquier reforma en profundidad, cualquier acuerdo significativo. Quizá Rajoy debería ir pensando en adelantar las elecciones. Pensar que el tiempo lo arreglara todo, en las actuales circunstancias, me parece soñar despierto. Y, en Cataluña, la farsa del 9N ha adquirido tintes grotescos. No hay más remedio, también, que ir a unas elecciones anticipadas. Y, a pesar de la que está cayendo, encomendarse a la virgen preferida para evitar que el desconcierto nos lleve al suicidio.