Como es bien sabido, en estos momentos en la comunidad autónoma de Cataluña, se está viviendo uno de los desafíos más preocupantes a los que se ha enfrentado España.
El pasado 16 de septiembre, en el Parlament autonómico de Catalunya se aprobó la Ley de Consultas, que le da “autoridad” al president Mas para poder convocar la consulta separatista el próximo 9 de noviembre. Una ley seguramente fuera de la ley estatal.
Pero ¿cómo hemos podido llegar a este extremo? ¿Es todo culpa del nacionalismo catalán? ¿O el resto de España también tiene culpa de lo que hoy en día se debate en Cataluña?
La transición, un proceso muy difícil en el que tuvieron que ponerse de acuerdo diferentes posiciones políticas
Vamos por partes. En primer lugar, el proceso de transición, un proceso muy difícil en el que tuvieron que ponerse de acuerdo diferentes posiciones políticas después de la traumática situación de la que España hacia poco acababa de salir tras una larga dictadura. En este proceso se empieza ya articular el nacionalismo catalán. En 1978 Tarradellas y Suarez pactan volver a instaurar la Generalidad de Catalunya. Es en ese periodo cuando, en 1978, se aprueba la Constitución Española que delimita la nueva forma que tendría nuestro país: comunidades autónomas, recuperación de libertades, lenguas, etc.
Una vez conseguida la Constitución, llegó el Estatuto de Autonomía catalán de 1979, la primera piedra necesaria para poder llegar a donde en este momento nos encontramos. Entre otras cosas ese estatuto recuperaba de forma oficial la lengua catalana.
Con todo el guiso en proceso, empezaron los pactos políticos. PP y PSOE mandaban en todas las elecciones generales, y en Cataluña lo hacía CiU de Pujol. Cuando en España PP y PSOE no sacaban las mayoría necesaria para gobernar, se dedicaban ha pactar con los señores de CiU. Sin duda, el pacto más sonado fue el día que las cúpulas de PP y CiU se pusieron ha negociar el famoso pacto del Majestic. En ese pacto CiU “obligaba” al PP de Aznar a conseguir una mejor financiación para Cataluña, a cambio de que PP y CiU gobernaran juntos en el Parlamento autonómico. El cabeza de lista del momento del PP catalán era Alejo Vidal-Quadras. Esta coalición acabaría con consecuencias desastrosas para el PP catalán, consiguiendo así que Vidal-Quadras dimitiera, uno de los deseos de Pujol. El PP, de alguna manera, empezaba a incentivar ese caldo de cultivo, el nacionalismo, para que ellos pudieran seguir cuatro años más en el poder.
El PP empezaba a incentivar ese caldo de cultivo, el nacionalismo, para que ellos pudieran seguir cuatro años más en el poder
Luego llegó el mandato de Zapatero. Sin duda, uno de los más desastrosos de la historia. En 2006 el Parlament aprueba el nuevo Estatuto de Cataluña en un referéndum. Todo este proceso lo lleva ha cabo el ex presidente del PSC Pascual Maragall, desde el 2004, el cual una vez salidos los resultado del Estatuto en 2006 decidió no volver a presentarse a las elecciones autonómicas, dejando paso a José Montilla. El 31 de Julio de 2006 el PP presenta ante el Tribunal Constitucional (TC) un recurso de inconstitucionalidad contra el nuevo Estatuto. El TC decide aceptar la denuncia del PP y tirar para atrás ciertos puntos del Estatuto.
Actualmente Cataluña es una de las regiones más descentralizadas de Europa y la financiación actual fue pactada con el Estado y se vendió en su día como “la mejor financiación posible”. Cabe recordar también que en su momento se le ofreció a Cataluña un pacto fiscal similar al del País Vasco y fue rechazado por CiU.
Resumiendo, entre los constantes pactos del gobierno central con los nacionalistas catalanes y los últimos "noes" por parte de España a mejorar, por ejemplo, la financiación catalana, nos han llevado hasta aquí. La culpa realmente no es toda de Cataluña. El resto de España también tiene algo de culpa, por aceptar pactos con quienes ya tenían pensado romper España, los mismos nunca están contentos con algo, siempre quieren y querrán más.