Pensamiento
Por la libertad de Cataluña y el resto de España
El día de la Diada pude presenciar y formar parte del acto más importante desde el inicio de la democracia en España para la reivindicación de la unión de Cataluña a España. Fue un acto mítico, porque jamás los integrantes de esa “mayoría silenciosa”, cada vez más recortada gracias a los mecanismos nacionalistas de propaganda (la Educación y los medios públicos de comunicación), salieron a la calle sin complejos ni tabúes para decir alto y claro que Cataluña es España, que España no les roba, que España es el lugar de Cataluña y que el nacionalismo les ha intentado silenciar, ocultar y laminar desde hace más de 30 años, sin conseguirlo (todavía hay esperanza). Por todo ello, fue para mí un acto emocionante, más aún, sintiéndome un apoyo a tantos amigos catalanes con los que pude estar que me confirmaron la presión y el ostracismo que ejerce y al que les condena el nacionalismo.
Ese uso tan sectario de la bandera es una de los anatemas que en la Diada quiso romper Societat Civil Catalana
Mis sensaciones, no obstante, fueron enfrentadas entre la alegría y la desesperanza: me alarmó y preocupó mucho lo que vi en Tarragona, la provincia menos nacionalista de Cataluña. Era la primera vez que visitaba esta preciosa tierra, pero he tenido en cambio la suerte de haber estado en muchas ocasiones en el País Vasco y tengo mucho más contacto con el nacionalismo excluyente, etnicista y sectario vasco, pero lo que he visto en Cataluña me preocupó bastante más que éste en un sentido: el simbólico. En Cataluña la carga simbólica del nacionalismo es total. La Senyera está por todos lados y las más de las veces ya no es la auténtica Senyera, es la estelada, la bandera independentista. Los catalanes están mucho más orgullosos de su bandera que los vascos, comparando la Diada con el Aberri Eguna. Y el nacionalismo Catalán me dio la sensación de gozar de mucha mayor salud, probablemente porque el constitucionalismo a nivel de partidos está mucho más enfermo en Cataluña.
Por ese uso tan sectario de la bandera es una de los anatemas que en la Diada quiso romper Societat Civil Catalana, quería reivindicar que la bandera catalana es de todos los catalanes no sólo de los que se consideran sólo catalanes o más catalanes que españoles. Es una situación muy similar a la que quiso demostrar y demostró UPyD cuando nació con la bandera de España, muchas veces considera en nuestro país sólo un símbolo de la derecha: demostramos que la bandera es el símbolo de nuestros derechos constitucionales, de nuestra ciudadanía, de nuestra unidad como Estado. Una situación que la derecha y la izquierda había generado, unos con su uso excluyente y otros con su abandono y muchas veces con el uso de la bandera republicana.
No tienen ni el más mínimo pudor en sesgar la información y hacer propaganda de la independencia y de la supuesta situación de perjuicio de los catalanes
La situación de Cataluña a día de hoy es difícil. No se sabe muy bien cómo acabará el reto a la democracia que ha planteado Artur Mas con su consulta independentista y, para más inri, hay unos mantras asentados en una gran parte de la población que tienen que hacer que nos preocupemos profundamente: que la situación fiscal les perjudica porque ellos son una Comunidad rica y productiva y que hay una parte de España que ellos tienen que subvencionar porque no trabajan o que la corrupción de los partidos catalanes ha salido a la luz para frenar el proceso independentista. Una situación alimentada por la Educación excluyente que muchos catalanes han recibido y por los medios de comunicación públicos, pagados con el dinero de todos, que no tienen ni el más mínimo pudor en sesgar la información y hacer propaganda de la independencia y de la supuesta situación de perjuicio de los catalanes.
Por todo ello, Cataluña y España están ante una encrucijada. Si permitimos que la ingeniería nacionalista siga trabajando sin que se le plantee una oposición constructiva, pedagógica, integradora y responsable, tarde o temprano los nacionalistas vencerán. Vencerán poco a poco como lo han estado haciendo durante toda la democracia. Como dijo José Ramón Bosch, el Presidente de Societat Civil Catalana: “Tenemos que salir a la calle los catalanes y el resto de españoles nos tienen que ayudar a visibilizar que aquí somos muchos y que no estamos por esta barbaridad de destruir el país”. Si el resto de los españoles no nos volcamos, partidos, sociedad civil y ciudadanos, esto acabará mal. Lo saben todos los catalanes, los nacionalistas (aunque ese “mal” para ellos sea su objetivo) y los anti-independentistas.
Por eso vine, aún sin comprenderlo tan plenamente como a mi marcha, a apoyar a estos héroes que salen del silencio, a estos héroes que con todo en contra se revelan, a estos héroes que nos pide de corazón apoyo a todos los españoles responsables y admiradores de Cataluña, que sabemos que sin estar en España, Cataluña dejaría de ser Cataluña, y que si ésta se va, España dejaría de ser España.
Catalanes, ¡no desfallezcáis! Una mayoría de los españoles del resto de España os apoya en la defensa de vuestra libertad que también es la nuestra.