Y yo que sigo convencida de que Jordi Pujol dio este paso al frente, el de la vergüenza, para proteger a sus hijos, para comerse en solitario el marrón familiar... fascinante, ¿no? Por el calibre shakespeariano de la situación y por su granítico convencimiento de que eso está en su mano. Conseguir que sus hijos salgan de esta sean cuales sean las evidencias contra ellos.
¿Se acuerdan de que Pujol, que no retiró su apoyo a Felipe González por el caso GAL, ni por el caso Roldán, ni por el caso Mariano Rubio, lo hizo en cambio, y de manera fulminante, en cuanto estalló el escándalo de los papeles del Cesid? ¿Por qué sería?
Delata esto una determinada intimidad mental, una visión de la política, de la justicia y del mundo, más que acorleonada, directamente lampedúsica. De Gatopardo total. Pujol está convencido de que ofreciendo su trágica cabeza en una bandeja de plata van a ser respetadas todas las demás. Que él tiene todavía ese gran poder.
¿Lo tiene alguien más? Si mi padre defrauda masivamente a Hacienda y voy yo a inmolarme en su lugar, ¿tragará Montoro? Si mi hermana mata a su novio y voy yo y me acuso de que por su cumpleaños le regalé una pistola, ¿la dejarán en paz?
Me temo que la justicia no es exactamente lo que Jordi Pujol se imagina ni siquiera en este país, donde muchos jueces actúan como fútiles personajillos carentes de toda gravedad, seriedad y hasta ética. Ni siquiera aquí, que todo vale, vale todo.
Pero es normal que Pujol piense y sienta así. No sólo por el largo, larguísimo hábito de poder pueblerino pero ilimitado, sino porque donde acababa ese poder, empezaban las manos libres. Desde lo de Banca Catalana nadie se atrevió, o nadie quiso, salvo excepciones poco significativas, meter la mano en el nido de escorpiones del oasis catalán. Si alguien trataba de tirar de la manta, o le cortaban la mano, o le animaban amablemente a mirar para otro lado.
¿Me voy yo a creer que Hacienda, la Fiscalía Anticorrupción, etc, etc, han necesitado todo este tiempo para empezar a olerse la tostada? ¿Se acuerdan de que Pujol, que no retiró su apoyo a Felipe González por el caso GAL, ni por el caso Roldán, ni por el caso Mariano Rubio, lo hizo en cambio, y de manera fulminante, en cuanto estalló el escándalo de los papeles del Cesid? ¿Por qué sería?
Hay algo de verdad en la histérica queja nacionalista de que ahora les investigan para acorralarles, porque políticamente se han vuelto incómodos. Pero para que eso sea verdad, también tiene que haberlo sido lo otro: que durante años se les dejó de investigar, se les permitió ser como eran, en el convencimiento de que mejor así que tener lío.
En resumen, que no era España quien nos robaba, pero a lo mejor sí que permitió, en parte y por omisión, que nos robaran otros...
Y yo pregunto, ¿quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? ¿Hasta cuándo va a dejar España de actuar como si no lo fuera, hasta cuándo nos va a dejar tirados a los que sí queremos tener un país de verdad, con leyes y con de todo, que nos proteja de los abusos y de la sinrazón?
Menos sálvese quien pueda y más Sepharad, coño.