Estoy en la piscina un mediodía libre entre semana y charlando con mis vecinas más maduras que se refrescan tranquilamente mientras pasan nubecillas bloqueando y destapando el sol. Comento sobre un proyecto profesional en los que estoy, auspiciado por la Administración con vías a facilitar los trámites empresariales en la ciudad de Barcelona. Estamos todos encantados y con mucha ilusión...

No creo que haya 9N legal, no hay tiempo. Y dudo que con cuatro urnas de plástico y un censo sacado del metro vayamos a ningún sitio.

-Y qué, ¿lo estáis haciendo ya con vistas a la independencia?, me pregunta un señor.

-Pues no. Lo hacemos de acuerdo a la ley. Cero politización.

-Pero algún día habrá que...

-El entramado de leyes nacionales (por españolas) es tan intenso que yo, personalmente, sólo siento pereza y horror al pensar en una escisión.

-Oh.

Seguimos hablando, todo fantástico, a fin de cuentas cada uno tiene su opinión. Aparece, cómo no, el 9N flotando en el agua a nuestro alrededor.

-Me resulta increíble pensar que nadie sea capaz de votar algo distinto a SI-SI, dice una señora que en su día trabajó en TVE.

-Yo tengo clarísimo que votaré NO, pero de entrada ni siquiera creo que haya consulta, porque no hay tiempo de aquí a la fecha para hacerlo bien. Sin censo, con urnas de plástico, y sin estar amparada por la ley, una chapuza total.

-Pero qué dices.

-Lo que hay.

-¿Y de verdad votarías NO? ¿Y cuándo vas por la autopista en Cataluña y pagas todo el rato y luego por España no?

-La Generalitat de CiU renovó la concesión, con la red de autopistas ya pagada y explotada, y ahora pagamos porque la Generalitat decidió que así fuese. Hay que tener algo de espíritu crítico, me parece a mí.

-Hmmm...

Pasa la semana y el sábado bajamos todos a nuestro pueblito querido donde tenemos la gran comida familiar anual esta vez con presentación de libro incluida: a todos nos une este bisabuelo mío que fue una gran figura de la Academia de Ciencias. Murió en 1970. Todo fantástico de nuevo, la comida genial, se sondean posibilidades de negocio, conocemos a bebés que aún no habíamos tenido tiempo de ver, celebramos un nuevo embarazo, salen las costillas, las butifarras, las ensaladas, después vamos a la presentación. El libro lo ha escrito una de mis primas, es su día, me encanta asistir, finalmente el alcalde del pueblo (CiU) decide dirigir unas palabras a la audiencia:

-Hacen falta personas extraordinarias como el doctor, hacen falta personas fuera de lo normal para hacer de éste un país normal...

Y una enorme sonrisa, con su camisa por fuera y su alegría soberana. Qué hacer. El azar y mi naturaleza habitual me han puesto en primera fila. Directo frente al cargo electo ahora. Pero de verdad, lo siento. Yo no puedo aplaudir la politización reduccionista de un familiar fallecido. Soy incapaz. Así que mientras la audiencia local aplaude a su alcalde, yo (y por lo que me cuentan más tarde, unos cuantos más también) le doy la misma medicina que le dio Artur Mas a Felipe VI en la proclamación: la más absoluta falta de educación. No aplaudo. Cruzo las piernas, apoyo el codo en la butaca vacía a mi lado (la del conductor del evento) y observo al tipo llenarse de soberanía. Lo que verdaderamente no soporto es que alguien me ponga en la situación de tener que ser maleducado. No lo soporto. Bravo, alcalde, mil puntos por ese look.

En el fondo, con unos argumentos que quedan en consigna sin contenido, no deberíamos preocuparnos mucho más de lo que nos preocupa la rabieta de un pequeñín

Por la noche me voy con mis primos a tomar un helado. Ha sido un día fantástico y estoy de muy buen humor. Tras otras charlas, saco el 9N a relucir.

-¿Qué creéis, votamos el 9N?

-Claro que sí. SI-SI. ¡Viva la democracia!

-Bueno, no creo que haya 9N legal, no hay tiempo. Y dudo que con cuatro urnas de plástico y un censo sacado del metro vayamos a ningún sitio.

-¡Pero si se tiene censo! ¡CatSalut lo tiene! ¡Se lo dan a la Generalitat y ya está!

-¡Las urnas no son de plástico!

-Que CatSalut tenga acceso a nuestros datos no significa que la Generalitat pueda hacer uso legal... Además, la ley de consultas no habilita a hacer preguntas que afecten a la soberanía nacional.

-¿Cómo dices? ¡Es totalmente legal!

-Es legal preguntar si quieres tranvía por la Diagonal, si ponemos adoquines o pavimento, pero no es legal preguntar a una parte del territorio sobre la estructura y organización del total. Si se hace bien y legal, sea como sea, iré a votar NO.

-Oye, ¿y de tus amigos ninguno te da argumentos para el SI?

-Mira, hasta el momento más que argumentos lo que me dan es risa.

-¿Y no te valdría que viviríamos mejor?

Me río, claro. Eso ni siquiera es un argumento. Es un desideratum.

-¿Y no te vale construir una sociedad socialmente más justa?

-¿Y no te vale una administración más eficaz, con tecnología del siglo XXI y no del XVIII como tienen en Madrid?

De la risa paso un poco al suspiro.

-¿Y no te vale un gobierno que no te robe?

-Perdóname, pero la sede de Convergencia está intervenida y vamos sobrados de casos de corrupción por aquí...

-Ya, pero al menos será dinero que caerá sobre Catalunya.

-No macho. Irá a Suiza como todo.

-Hmmm...

-Sin espíritu crítico no vamos a ningún sitio, tíos.

Con todos estos temas mi padre pierde los nervios y se enfada, igual que se enfadaba conmigo cuando lloraba de bebé en los restaurantes y me sacaba con él para no molestar a los demás. Yo francamente creo que tenemos que tomárnoslo un poco más a la ligera. Y en el fondo, con unos argumentos que quedan en consigna sin contenido, no deberíamos preocuparnos mucho más de lo que nos preocupa la rabieta de un pequeñín.