El hotel que acogía el congreso extraordinario del PSOE era un hervidero desde primera hora de la mañana. Los más de mil delegados socialistas charlaban por los pasillos, se saludaban efusivamente y apuraban los primeros cafés del día. En una sala, Alfredo Pérez Rubalcaba ofrecía un desayuno a los líderes territoriales y a algunos de los invitados. Era un capítulo más de su despedida general. Llegó al plenario en olor de multitudes y saludó a todos: a Felipe, a Cándido Méndez (UGT), a Joaquín Almunia, a Ignacio Fernández Toxo (CCOO)... ¿A todos? No, no estaban todos. Faltaba de forma ostensible José Luis Rodríguez Zapatero. Sus relaciones con Rubalcaba no pasan por su mejor momento. Quizás están en su peor momento. A Zapatero no le ablandaron ni los aplausos ni las lágrimas lacrimógenas -de cocodrilo- de Rubalcaba ante las palabras de cariño de Susana Díaz.
Allá dónde vas el tema Pujol está en todas las conversaciones
Los delegados aguantaron estoicamente las palabras de autohomenaje de Rubalcaba. Incluso aplaudieron. Estaban conjurados. Es el congreso del punto y final a una etapa negra y el principio de "la remontada". Anhelan recuperar posiciones y volver a ser alternativa de gobierno. Anhelan superar la dura crisis que ha atravesado el partido y esperan que Pedro Sánchez sea su "esperanza blanca".
Lo creen tanto que "hasta hemos aplaudido a rabiar a Rubalcaba; no es el momento de críticas pero, después de oírle, ya le vale, ya", apuntaba un invitado que dirigía un corrillo que se había quedado fuera porque el plenario estaba a reventar. En el corrillo se hablaba del congreso y de Pujol. No sólo los catalanes. Todos los delegados. Uno estaba inspirado: "No es 'España nos roba' -el lema separatista-, ahora es 'Pujol nos roba'". "Yo pago el 56%. Otros se refugian en el patriotismo para robar. Eso es el patriotismo de mierda", explicaba indignado un delegado del Baix Llobregat.
No eran los únicos. Allá dónde vas el tema Pujol está en todas las conversaciones. En la barra de uno de los bares un grupo de delegados e invitados comentan la noticia. Uno lo resume en dos palabras "Quines penques!" ["¡Qué jeta!, en castellano]. "¿Hablas de Rubalcaba?", pregunta su compañero son sorna. "No, de Pujol, pero bueno...", contesta. La lectura, a gusto del lector.