Felipe VI ya es rey de España. Durante toda la jornada hemos oído valoraciones para todos los gustos, comentarios de lo más peregrinos y hemos debatido sobre monarquía y república. Sin embargo, después de todo lo visto y lo oído me quedo con lo dicho por el nuevo director de El País, Antonio Caño, "que este país se haga felipista corresponde al rey". Según mi opinión, tiene razón. Los juancarlistas nacieron junto a un rey constitucional que ayudó a democratizar y modernizar España. Éramos los monarquicanos. Ahora que este statu quo se mantenga es tarea de Felipe VI.
Dónde está escrito que la república deba ser de izquierdas. Por qué los que braman por el referéndum en nombre de la mayoría –supuesta- no se fijan que todavía el PP es el que ha ganado las últimas elecciones
En su discurso ha puesto la primera piedra de lo que pretende ser su reinado. Me hubiera gustado que no estuviera tan conservador pero quizás es bueno que "se vista despacio porque tiene prisa". La situación no es fácil ni sencilla. Hay que tener habilidad para dar soluciones a los problemas, para ayudar a dar soluciones porque la monarquía constitucional no es el gobierno. Habilidad para sortear provincianismos como el de Artur Mas que convoca una rueda de prensa para tener un protagonismo obsceno. Y para decir que no ha hablado del estado plurinacional. Bueno, según se mire porque el rey ha hablado de tradiciones y culturas diversas, lenguas que son un patrimonio común, igualdad entre españoles y solidaridad entre pueblos, ha citado a Machado, Aresti, Castelao o Espriu, y, sobre todo, de no enfrentar, dividir o excluir sino comprender y respetar, convivir y compartir.
No es mucho, seguramente, pero es el camino. Un camino que el miope presidente de la Generalidad no quiere ver. Quizás porque él juega a dividir, excluir, enfrentar y huye de comprender, respetar, convivir y compartir. También el nuevo monarca se dirigió a Mas en catalán. Todo un detalle de su talante y su forma de hacer las cosas. De momento, sigo siendo monarquicano porque no considero desacertado el discurso. De momento soy más de Felipe VI que de un Aznar presidente de la República. Pregunto. Dónde está escrito que la república deba ser de izquierdas. Por qué los que braman por el referéndum en nombre de la mayoría –supuesta- no se fijan que todavía el PP es el que ha ganado las últimas elecciones. Por qué las veleidades republicanas hacen fortuna en un PSOE sin alternativa y nadie propone incluirlas en el programa electoral. Por qué Izquierda Unida agita el espantajo republicano herida todavía por el éxito de Podemos. En nombre de una mayoría republicana, seamos sensatos. En época de mudanzas, pocos cambios. Ahora me gustaría ser felipista. Y si fracasa, a por la República. Pero con cabeza. Ah, y entre Felipe y Mas, Felipe sin duda. ¡Y ahora a trabajar!