Si en Barcelona ha habido un episodio sorprendente en los últimos tiempos este ha sido, sin duda, el de Can Vies. El Ayuntamiento ha desistido del desalojo de esta casa okupa y accede a su reconstrucción gracias a la actitud vandálica de unos cuantos que ocasionaron una serie de destrozos que, solo en el ámbito de lo público, ascienden a más de 400.000 euros. Han quemado bienes comunes, como el Bicing, y también privados, como coches de particulares de los que no sabemos si tienen un seguro que les cubra algo así o si necesitan el ya inexistente vehículo para ir a trabajar, por ejemplo. Deben de estar encantados con la decisión de Xavier Trias, sin duda, y este año pagarán el impuesto de circulación con más ganas que nunca.
Una corriente anárquica recorre el hasta ahora partido de orden que era CiU y, no contentos con ello, pretende extender esta moda al resto de España. Así, Artur Mas le pide al Gobierno de Mariano Rajoy que no se meta en el tema de la consulta
Vaya por delante que nada más lejos de mi intención que criminalizar el movimiento okupa, pero lo cierto es que ha habido actos muy violentos que han sido premiados y eso es muy difícil de entender para el resto de la ciudadanía. No sé si las negociaciones previas se llevaron con mayor o menor torpeza –he leído versiones contrarias de ambos lados- pero lo cierto es que había una sentencia y, en un Estado de Derecho, las leyes deben cumplirse ya que consiste precisamente en eso, en una serie de normas que tienen el deber de igualarnos y que todos debemos cumplir y respetar porque es la mejor manera de proteger a los más débiles y de protegernos a nosotros mismos de posibles abusos.
El problema es que en Cataluña, en los últimos años, se ha hecho creer a una parte importante de la población que cuando una ley "no es justa" o "no es lógica", no debe cumplirse. Así, por ejemplo, tenemos a la Generalidad que decide no acatar los cinco autos sobre del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que insta a impartir la menos el 25% de las clases en lengua española y, por boca de su portavoz, Francesc Homs, sabemos que "si el Estado insiste haremos desobediencia civil e institucional" y, añade, "no será la única cosa en la que tendremos que desobedecer". Entendemos que sus últimas palabras hacen referencia a la famosa consulta. Estupendo, pues a partir de ahora decidimos qué leyes nos gustan y las vamos cumpliendo según nuestro antojo. Ya encontraremos en la sociedad civil un Òmnium Cultural o un CIEMEN (Centro Internacional Escarré para las Minorias Étnicas y las Naciones) que nos avale y nos monte alguna manifestación de cabezudos poniendo a los niños por delante y sentirnos la mar de legitimados a no cumplir con la legalidad vigente.
Una corriente anárquica recorre el hasta ahora partido de orden que era CiU y, no contentos con ello, pretende extender esta moda al resto de España. Así, Artur Mas le pide al Gobierno de Mariano Rajoy que no se meta en el tema de la consulta y que, aunque esta incumpla la ley, miren para otro lado. Esto ya ha empezado a crear escuela y un portavoz de Can Vies ya ha sentenciado que "pedimos lo mismo que Artur Mas pide a Rajoy en el proceso catalán, que es que nos deje en paz y nos deje hacer", como se puede comprobar en el programa La Rambla de BTV del 5 de junio (a partir del minuto 45:43). ¡Los okupas emulando a CiU! Cosas tenedes, Cid, que farán fablar la piedras.
Pero como todo esto del Proceso es ir de un dislate a otro y tiro porque me toca, cuando todo el tema de Can Vies estaba en su máximo apogeo, grandes cabezas pensantes del soberanismo nostrat vieron tras de ello la mano negra del Estado. Miembros del Consejo Asesor para la Transición Nacional como Pilar Rahola y Carles Boix; el ex consejero de ERC, Josep Huguet; Alfons López Tena, de Solidaridad y el inefable Xavier Sala-i-Martín se abonaron a tan disparatada tesis. Bien es cierto que en Cataluña, si no te acusan de ser del CNI, no eres nadie –yo estoy tranquila al respecto, de mí ya lo han dicho públicamente en varias ocasiones- pero es que implicar en el asunto a las "cloacas del Estado", por decirlo a la manera de Miquel Sellarés, es vincular a los okupas, la CUP y la monja Forcades con el poder estatal y, desde luego, toda una vida de desobediencia para acabar así no es justo. De ninguna de las maneras, un poco de respeto, por favor, que no pueden venir ahora los de CiU, por mucho que les haya dado por no respetar las leyes, en plan antisistema y pretender quitarle el puesto hasta a los que llevan años en ello. Faltaría más.