Pensamiento
Pablo Iglesias 1888-2014
Presentarse a unas elecciones y sacar un resultado espectacular es una cosa, y formar un partido es otra muy distinta. Para presentarse a unas elecciones sólo hace falta un puñado de gente dispuesta a figurar en una lista y un púlpito mediático para llegar a los ciudadanos. Para hacer un partido necesitas mucha más gente, cohesionarla y bajar al terreno de lo concreto. Para presentarse a unas elecciones necesitas lanzar tres o cuatro mensajes, marcarte el farol de que eres lo nuevo y seducir a las masas con un programa de "rompe y rasga". Para construir un partido y formar listas electorales para municipales, generales o autonómicas tienes que trabajar más los mensajes, pegarte al terreno y plantear cosas que puedan cumplirse alejadas de la utopía verborreica que queda de coña en los medios pero que está a años luz de la cruda realidad.
Podemos lejos está de ser una alternativa. Aún no es partido. Aún no está cohesionado. Aún no se sabe cuál es su ideología aparte de conocer su máxima que es ir en contra del orden establecido
Perdonen la transcripción de estas veleidades pero he considerado que es necesaria su enumeración porque algunos han descubierto la sopa de ajo. En lugar de megáfono en plaza utilizan micrófono en plató pero esa es la única diferencia. Pablo Iglesias es ahora una estrella mediática, nuestro propio Beppe Grillo a la española.
Hace ya unos cuantos años, un tocayo de Pablo Iglesias estuvo en Barcelona. Fundó la UGT en la barcelonesa calle dels Tallers en 1888. Un año después el sindicato cogió forma en el congreso de Mataró. En su primer año de vida, las escisiones y los enfrentamientos entre los diferentes gremios estuvieron a punto de dar al traste con la organización. Era complicado cuadrar intereses y dar respuestas a las expectativas. La UGT tardó varios años en cuajar en el movimiento obrero. Ahora, 125 años después, otro Pablo Iglesias piensa que ha tocado el cielo después de su gran triunfo. Su programa está repleto de utopías y de gestos simbólicos que cuajan ante el cabreo generalizado de la sociedad española y catalana. Sin embargo, Podemos lejos está de ser una alternativa. Aún no es partido. Aún no está cohesionado. Aún no se sabe cuál es su ideología aparte de conocer su máxima que es ir en contra del orden establecido. Algo así como la versión moderna de "muerte al estado, viva la anarquía". Y como muestra un botón. Pablo Iglesias dice que los catalanes serán lo que quieran ser. Una forma de decir, un tanto ambigua, que acepta la consulta del 9-N. Sin embargo, su hombre en Cataluña, Carlos Jiménez Villarejo, se distanció de Iniciativa per Catalunya precisamente porque estaba en contra del derecho a decidir. Primera pregunta, señor Iglesias, en qué quedamos. Podemos votar o Podemos no votar. Decídase. La ambigüedad ya no le sirve.