Pensamiento

Jordi Cañas 'MacArthur' y Oriol Pujol 'Nuvoloni'

9 mayo, 2014 08:04

Hay combatientes de la lucha partidaria que pueden convertir un revés en una futura victoria, y otros que quedan retratados porque no dan más de sí. Hay políticos como Jordi Cañas que pueden decir "Volveré", como el general MacArthur, y que lo harán con el apoyo y el cariño de los suyos, y el respeto de sus adversarios, porque han hecho lo correcto cuando tocaba, y no se han encadenado a la poltrona como es costumbre milenaria en esta España mía, esta España nuestra.

Cañas tiene cara de mala hostia, de haber tenido que combatir por cada palmo de terreno para conseguir sus galones. Oriol Pujol tiene pinta de oficial enchufado, de esos que viven bien a costa de los contactos de papá y mamá

Y hay otros, que pase lo que pase en los tribunales, nunca se quitarán el estigma de la sospecha. Como en las instancias superiores de la magistratura se juega a otra cosa que a la mera aplicación de lo que debería ser justo, porque no son jueces, son tentáculos de los otros dos poderes, Oriol Pujol puede quedar exculpado. Por no tener nada que ver con las acusaciones que le imputan -presuntamente es inocente, aunque yo personalmente no confío nada en la bondad de los Pujol-, o por maniobras de los suyos. Pero él nunca podrá decir el ‘Volveré’ del victorioso MacArthur. Él se parece más a cualquiera de los mandos italianos que hicieron el ridículo en la Batalla de Guadalajara.

Cañas, como Mc Arthur. Oriol Pujol, como Luigi Nuvoloni. Las dos caras de la Cataluña de hoy. La que lucha porque no la machaque el poder, y la que se aprovecha de todas las prebendas para jugar al ‘qui dia passa, any empeny’. Cañas tiene cara de mala hostia, de haber tenido que combatir por cada palmo de terreno para conseguir sus galones. Oriol Pujol tiene pinta de oficial enchufado, de esos que viven bien a costa de los contactos de papá y mamá. De los que nunca tienen problemas porque siempre hay algún amiguete de la familia dispuesto a echar una mano.

Estas son las dos Cataluñas reales, la de los que disfrutan una vida regalada a costa de los demás, y los que han tenido que picar piedra para crearse un hueco. La de Oriol Pujol y la de Jordi Cañas. La que afronta los problemas con la justicia con dignidad, y la que se cree por encima de la ley.