El nacionalismo -todos los nacionalismos- construye sus iconos y sus símbolos, elabora una historia que dibuja un mundo mejor en el horizonte y fija a sus enemigos, sus adversarios, a los que amenazan su presente y su futuro, y amenazaron su pasado. Históricamente es así y no parece que vaya a cambiar. Los lombardos izaron el "Roma ladrona" y el nacionalismo catalán el "España nos roba". El soberanismo catalán construye su historia pasada que tiene como punto álgido en 1714 -ignorando que los bandos publicados por los defensores de Barcelona apelaban a defender las "libertades de España"- para justificar la supresión del individuo y la creación del "pueblo" como el único sujeto político y social.
Puedes ser un delincuente pero, si eres nacionalista, recibes el perdón social. Si no eres independentista, eres víctima de la insidia, el insulto y la coacción
Ese es el punto álgido. Pero hay más. Se hacen exposiciones con títulos increíbles como "Los Neandertales catalanes" –y la leyenda de Wifredo el Velloso es elevada a las alturas. Para evitar manchas en la pureza, son suprimidos del imaginario los hechos que equiparan a los catalanes con otros pueblos mundanos que acabaron en el asesinato y la masacre. Las revueltas populares ya no son historia. O más allá, se equiparan los horrores con el adversario. Así, los españoles eran fascistas y nazis, mientras los catalanes eran puras víctimas, como si en Cataluña no hubieran existido los fascistas e incluso un partido nazi. ¿Ignorancia o arrogancia? ¿Simplemente mala fe?
Qué más da que la historia sea falsa si genera unos sentimientos reales. Oyendo a Marta Rovira en el Congreso se te cae el alma a los pies. Sus planteamientos infantiles sobre el futuro de Cataluña -sin paro, sin desahucios, sin problemas de salud o educación- son sonrojantes por estúpidos. Se puede ser independentista pero no tratar al resto de los mortales como imbéciles.
Por si esto fuera poco, hemos llegado a los límites. Puedes ser un delincuente pero, si eres nacionalista, recibes el perdón social. Si no eres independentista, eres víctima de la insidia, el insulto y la coacción. Te pueden llamar miserable, corrupto, chusma, sólo por no comulgar con esa supuesta mayoría que todo lo impregna. Bárcenas es un peligroso ladrón y el PP se financiaba de forma irregular. ¿Cuál es la diferencia con las cuentas del tesorero de CDC en Suiza o Gibraltar? ¿Qué diferencia hay con los convenios para fomentar el canto coral firmados por CDC y el Palau? ¿Qué diferencias hay con los dineros provenientes de fondos públicos? ¿Qué decimos de la imputación de Oriol Pujol y de los negocios de su familia?
El Barça es uno de estos símbolos del nacionalismo. Un símbolo que actúa miméticamente como el nacionalismo. Cuando van bien las cosas, somos superiores. Cuando van mal, nos ataca el enemigo exterior. El Madrid representa todos los males y ahora está aliado con Europa. El club es sancionado pero La Masia no se toca. Perdón, pero sí se toca si no ha cumplido la ley. Si el soberanismo sigue jugando tal mal le pasará como al Barça. Si juegas mal, te sancionan. Si juegas mal, te quedas fuera de Europa. Si juegas mal, no estás en la Champions. Alguien debería tomar nota.