En La vida cotidiana en el mundo moderno (1968), Henry Lefebvre –filósofo, sociólogo y crítico literario de referencia en la izquierda de hace unos años- señala que la "clase dominante" instituye una determinada cotidianidad que legitima sus intereses de "clase". Para el intelectual francés, la cotidianidad sería el reflejo de una concepción del mundo que construye una realidad a la carta. "La historia de un día engloba la del mundo y la de la sociedad", concluye Henry Lefebvre.
¿Cuál es la cotidianidad por la que hoy deambulan los ciudadanos catalanes? ¿A qué "clase dominante" y a qué intereses de "clase" –por seguir con la terminología del francés- responde esta cotidianidad? Les invito a un paseo por el "país".
Discurso. Un quinteto encadenado: 1) Cataluña posee una identidad nacional propia que le confiere el derecho natural a ser lo que es, 2) Cataluña es un territorio económicamente e irremediablemente expoliado por España, 3) España no puede cambiar, porque si lo hiciera dejaría de ser España, 4) Cataluña no tiene lugar en una España centralista y recentralizadora que lamina el ser y el autogobierno catalanes, 5) Cataluña tiene derecho a constituirse en un nuevo Estado de la Unión Europea.
Expolio. El discurso imperante del expolio económico se ha visto enriquecido con el expolio fluvial y el expolio deportivo. Vayamos por partes. El expolio fluvial. El río Ebro es nuestro: "creen que el río es suyo y que lo pueden repartir con criterios de caciques, como hacen con todo"; "suena a venganza"; "otro motivo que nos lleva al Sí-Sí"; "por si alguien todavía lo duda, 'a los catalanes ni agua'"; "señor Mas, espabile que nos quitarán incluso la cera de las orejas, la única solución para Cataluña es la independencia, no hay otra, ni ahora ni nunca". A río revuelto, ganancia de nacionalistas. El expolio deportivo. El "caso Neymar": "la obligación de la oligarquía madrileña es que el Barça no sea un referente en el mundo del futbol, presionando árbitros, fiscales y jueces"; "ahora comienzan a atacar un símbolo de Cataluña, este es el objetivo, ha pasado antes y seguirá pasando", "el expolio fiscal incluye el deportivo, la única disyuntiva posible: Cataluña fuera del Estado español"; "las cloacas del Estado conectan subterráneamente entre ellas todas las instituciones y tienen el nódulo central en el palco del Real Madrid. Todos los frentes que nos han abierto tienen el mismo remedio". A fichaje revuelto, ganancia de nacionalistas.
Gastronomía. Durante el mes de marzo un restaurante de Gerona ofrece tres menús inspirados en la consulta independentista. El menú "Sí-Sí": platos catalanes como embutido de Rupià, esqueixada, pollo y botifarra de Osor, guisantes del Maresme, crema catalana con helado de ratafía de Olot, borregos de Cardedeu, neules de Santa Coloma o garnacha del Empordà. El menú “Sí-No”: combinación de platos catalanes y del "resto del Estado" como aceitunas malagueñas, merluza a la Donostiarra, tostadas de Santa Teresa o pacharán. El menú "No": platos españoles como embutidos ibéricos, tortilla de patatas, potaje receta de la abuela, cordero a la castellana, tarta de Santiago, tortas de aceite Sevilla, vino negro de Jumilla y Jerez dulce. Agua, pan y café incluidas. Todo: por 20,14 euros. Como reza la carta, en el "Restaurant Mimolet, intentamos ofrecerles una propuesta gastronómica de calidad, fresca, variada y de temporada para que entren hambrientos y salgan con una sonrisa. En el Minolet no solo les servimos platos, les ofrecemos emociones y buenos recuerdos". Nacionalistas, of course.
Geografía. El nacionalismo catalán ha construido –dicho sea en el sentido amplio de la expresión- una geografía propia que distingue y ubica a Cataluña y sus habitantes. Una geografía –heroica y prosaica a un tiempo- que se percibe, por ejemplo, en la Historia de un pueblo perseguido, en una cultura particular, en una lengua distintiva, en un carácter determinado, en la división territorial en comarcas y veguerías, en el nomenclátor urbano, en la información meteorológica y no meteorológica o en los horarios comerciales. La diferencia por vocación y sistema
Insumisión. Los sindicatos CCOO, CGT, USTEC-STES y la Asamblea de Docentes exigen a la consejera de Enseñanza de la Generalidad de Cataluña que no aplique la LOMCE y haga una "declaración formal de insumisión" frente a las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que ordenan impartir un mínimo de horas lectivas en lengua castellana. ¡Qué tiempos estos en que los sindicatos practican la sumisión reivindicando la insumisión!
Lengua. En la campaña Tria Escola Cristiana, la Escuela Cristiana de Cataluña se define como "escuela orientadora, catalana y abierta al multilingüismo". El Manifiesto de la escuela concertada frente a la LOMCE –la Escuela Cristiana de Cataluña apoya el documento- considera un "grave error pedagógico y social el tratamiento que reciben las lenguas" en la LOMCE y expresa el "total apoyo al actual modelo lingüístico de la escuela en Cataluña". En el Pronunciamiento de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya frente a las interlocutorias del TSJC, se afirma que "la Escuela Cristiana de Cataluña está sorprendida y gravemente preocupada por las cinco nuevas interlocutorias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña contra la inmersión lingüística, cuatro de las cuales afectan a escuelas cristianas". Cuña publicitaria radiofónica –se busca matrícula para el curso 2014-2015- de la Escuela Cristiana de Cataluña: "Catalana en lengua y contenido". ¿La escuela "abierta al multilingüismo" de Tria Escola Cristiana? El infierno –¡ay!- está empedrado de buenas intenciones. Tan buenas que la Escuela Cristiana de Cataluña ha decidido personarse en la causa contra las interlocutorias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para dilatar el cumplimiento de las mismas.
Merchandising. La lista es larga: relojes, pendientes, collares, pulseras, brazaletes, sortijas, zapatillas, banderas, toallas, delantales, pañuelos, bufandas, jerseys, chaquetas, gorras, ropa interior, bordados, alfombras, cajas, tazas, platos, argollas, imanes, adhesivos, pins, llaveros, calendarios, agendas, libretas, bolígrafos, estuches, puntos de libro, fundas para tarjetas y teléfonos móviles, monederos, encendedores, juegos para niños y adultos, embutidos, chocolates, panes, pasteles y licores. Todo ello, como no podía ser de otra manera, grabado con la bandera catalana, sea la estatutaria o la independentista.
Meteorología. Primer mapa: Cataluña. Segundo mapa: Países Catalanes. Tercer mapa: Europa. Y Meteocat informa, Neucat informa, Inuncat informa, Ventcat informa y Procicat informa.
Obsesión. Esa obsesión identitaria del nacionalismo catalán, esa afirmación heráldica, ese narcisismo de las pequeñas diferencias, ese distinguirse de lo español por sistema y a cualquier precio, ese valorar la existencia en función de la llamada cuestión nacional catalana, esa apelación a los derechos históricos de Cataluña. En definitiva, esa obsesión por la excepcionalidad característica de quien defiende ciegamente su verdad.
Peatones. En el suelo de algunos pasos de peatones de Barcelona puede leerse la siguiente inscripción: "A Barcelona, 1 de cada 3 morts en accidents de trànsit anava a peu. Atenció tots som vianants!". Cierto, todos somos peatones. Incluso, quienes que no entienden la lengua catalana.
El "país" nacionalista es así. La cotidianidad de la Cataluña nacionalista es así. Resumo: un discurso esencialista y victimista a la carta, diseñado a mayor gloria de los intereses y los interesados de y por la causa. Un discurso que todo lo invade y empapa. Un discurso que apela al sentimiento y a la insumisión. Un discurso que evidencia la obsesión diferencialista que no cesa –con su correspondiente e inevitable dialéctica inclusión/exclusión- del nacionalismo catalán.
Parafraseando a Henry Lefebvre, el discurso nacionalista catalán expresa y representa los intereses de determinadas "élites dominantes" y de determinados intereses de "nación". Y para ello ha construido y sigue construyendo un espacio, un tiempo, una ideología, una práctica y un sentido propios. Un proceso de inmersión –sigue la inmersión- de vocación totalizante. El catalán es un nacionalismo totalizante que diseña un marco en donde pretende introducir a los ciudadanos. Un marco que señala las coordenadas que delimitan la vida cotidiana del ciudadano. Un marco que el ciudadano debe asumir como natural, como un dato de la realidad existente. Un marco que intenta cambiar la percepción de la realidad de tal manera que la nueva visión de la realidad necesite el marco propuesto. Dentro del marco, todo tiene sentido y cobra sentido. Fuera del marco, nada tiene sentido ni cobra sentido. Dentro del marco, lo propio y lo natural. Fuera del marco, lo impropio y lo ajeno. El nacionalismo totalizantes brinda un buen ejemplo –un mal ejemplo- de colonización interior. Pero, el ciudadano se resiste. Y echa a andar.