Oído en una comida en Madrid, de boca de un ilustre y exquisito señor de derechas de los de antes, elegantemente repeinado con colonia, liberal y feliz. Ahora que está a punto de pasar lo nunca visto, que florezcan barricadas en el barrio de Salamanca, que la insurrección amanezca por el lado que hace muchos años que no suele, es interesante ver lo que proponen algunos como posible desenlace a todo este rifirrafe catalán y al reciente jarro de agua fría de los empresarios a Artur Mas. A nuestro ilustre, exquisito y además historiado señor de derechas de Madrid le preguntan cómo va a acabar esto, y él cree que lo tiene claro: "Con la superior tajada para Cataluña que los empresarios quieren, como es natural".
La financiación autonómica actual es una antigualla de los años 70. Pero la gestión nacionalista y no digamos independentista de la desigualdad es un perfecto desastre
Se refiere nuestro hombre a una superior tajada de dinero, claro. De qué va a ser. Sentados como estamos a una buena mesa, el ánimo presto no a la tertulia, Dios nos libre, sino al ameno y cordial coloquio, yo le planteo una aparentemente inocente cuestión: ¿No es más cierto que con tanta, tantísima presión nacionalista y secesionista, al final cualquier gobierno español, hasta el más generoso y blando se encuentra políticamente cada vez más mermado y hasta imposibilitado para invertir más en Cataluña o para mejorar su financiación? ¿No es interesante la paradoja de que, a más separatismo, menos pasta?
Se dio cuenta hasta Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien insistiendo en las desigualdades pendientes del Viejo Sur (ciertas) logró unas ventajas financieras en ocasiones tan descaradas que tuvo que oponerse a la humilde pretensión de Pasqual Maragall de redistribuir los dineros en función de la población real de cada sitio. "No te acepto el principio", se le cuadró Ibarra, solemne. "¿Y por qué no?", pasmóse Maragall. "Porque mi población la tienes tú", zanjó el otro con una franqueza hasta chocante. Vamos, que venía a admitir que más extremeños se beneficiarían a veces del dinero invertido en Cataluña que del destinado a Extremadura para compensar, precisamente, sus desigualdades con Cataluña.
Los que más chillan que España nos roba, son los que con más entusiasmo cavan la tumba financiera de Cataluña
Ante esto, dos conclusiones obvias: una, que la financiación autonómica actual es una antigualla de los años 70, tan desfasada como seguir teniendo un póster del Che Guevara en la habitación. Pero no es menos obvia la conclusión segunda de que la gestión nacionalista y no digamos independentista de la desigualdad es un perfecto desastre. Probablemente pocas cosas han perjudicado tanto a Cataluña y han frenado tanto su normalización financiera como la vocinglera insistencia de reivindicar estos asuntos en absurda clave de identidad. Pardillez en la que jamás incurrieron los vascos. En cambio, nosotros… desperta ferro! En vez de reclamar el dinero que nos corresponde como españoles, pretendemos que nos lo den (o que no nos obliguen a darlo a otros) porque somos catalanes y nos queremos ir. Vamos, igualito que pedir a tus padres que te aumenten la semanada justo cuando acabas de anunciar que mañana mismo te largas de casa. ¿No es estelar?
Volviendo al señor de derechas de Madrid, al tratarse de una persona intelectualmente honrada, tras darle una vuelta a la pregunta admitió que lo de la tajada catalana lo había dicho un poco sin pensar. Por pura inercia. Pero que a poco que lo reflexionara se daba cuenta de que sí, de que es verdad que en la práctica la susodicha tajada no crece, y hasta mengua, porque a ver quién es el guapo que invierte en Cataluña ahora mismo, económica o políticamente. Hace años me decía un ministro de Aznar: "Es que todo lo que quedas a deber a Cataluña es culpa del gobierno de Madrid, pero todo lo que les pagas es mérito exclusivo de ellos, del gobierno catalán". Claro, vendido así, ¿quién te lo va a poder comprar sin suicidarse electoralmente?
En resumen, que los que más chillan que España nos roba, son los que con más entusiasmo cavan la tumba financiera de Cataluña. ¿Para cuándo les levantamos el merecido monumento en el Fossar de les Moreres? Previa suscripción popular, claro.