Pensamiento
¿Existe Pilar Rahola?
Me pregunto si Pilar Rahola existe. Veo a una persona que dice que no lee las entrevistas que le hacen, ni los artículos que le dedican, ni las solapas de sus libros, ni siquiera lee el currículum que cuelga en su propia web. Y eso que es omnipresente. Está en todos los medios, opina de todo lo que hay, e incluso de lo que no hay, pero Pilar Rahola no existe para Pilar Rahola. Ni para su familia o amigos. Nadie la felicitó por los doctorados, ¡los dos doctorados!, anunciados por La Vanguardia en 2007, y otros muchos medios durante una década. ¡Que lo hubieran hecho! Si la hubieran felicitado, Rahola se habría enterado y habría corregido ese "error de transcripción", perdón, "de traducción". Pero no, pasaron años en los que si Pilar Rahola se hubiera encontrado con Pilar Rahola, la habría preguntado: "¿No sabe quién soy yo?".
Me pregunto si Pilar Rahola existe. Veo a una persona que dice que no lee las entrevistas que le hacen, ni los artículos que le dedican, ni las solapas de sus libros, ni siquiera lee el currículum que cuelga en su propia web
Pilar Rahola tampoco leyó el último artículo sobre Pilar Rahola, aquel que apareció en El Mundo, y, de forma más extensa, en CRÓNICA GLOBAL. No lo leyó, y así lo dijo en 8TV hace dos días.
Con esta actitud no extraña que Rahola no sabía que Rahola es doctora, es decir que la llamaban así desde el 2003, que es curiosamente el año en el que despega su actividad como articulista, conferenciante, empiezan a llegar los premios, un honoris causa... O "varios honoris causa", como dijo Ismael Cala en su entrevista estrella en la CNN. Estos eran años en los que el valor de mercado de la "doctora en Filología Hispánica y también en Filología Catalana" estaba en alza. Cobraba, pero no se enteraba de lo que decían de ella.
Sobre todo, nunca dijo ella que es doctora. No hubiera tenido sentido decirlo, razonó anteayer en Onda Cero. Si alguna vez hubiera dicho que es doctora habría sido "enormemente fácil" comprobarlo, ya que "mi currículum es público, está colgado en la web". Sí, en aquella web en la que ponía que es doctora, salvo que la leyeras en catalán, que es, como sabemos, madre de todas las lenguas.
¡Malditos sudacas! Primero porque no saben catalán, y después porque llaman doctor a cualquier barrendero. Así no hay manera de enterarse. Y cuando te presentan al público como "doctora en Filología" ya no escuchas.
Así que si no vio nada, no oyó nada y no dijo nada, Pilar Rahola era una auténtica sabia. Además de Estrella Intercoiffure a la mejor imagen en 1997. ¡Qué tiempos aquellos, en los que los espejos servían para algo real!
Lástima de este nuevo mundo virtual e interactivo. Cualquiera se te acerca y te pregunta por tus tesis. Y cuando entonces respondes que en tu propia página "NO figura" que eres doctora, porque es la que controlas tú, es posible que alguien copie este tuit, te lo enseñe y te llame mentirosa. Ahora, por supuesto, dices "yo no llevo mi web".
Si quiere, también te llama cobarde, por esconderte detrás de tu secre o alguna traductora, y peor aún detrás de los catalanes, cuando dices "pisándome a mí hacen daño al proceso, yo sola no tengo tanto valor". Una verdadera mártir, esa Rahola, que en esto seguramente sí se reconoce a sí misma.
Esta es la auténtica Rahola, mártir y modesta, que no puede creerse que haya artículos que se dediquen a unos doctorados que no existen, cuando hay premios que sí existen, como ella misma recalcó todas las veces que podía
En esto reconocemos también a la buena discípula de Artur Mas, quien en una entrevista con ella dijo que "el mártir es el que sabe que la causa a la que sirve es más importante que su propia persona", y quien un año más tarde la elevaría a miembro del CATN, a asesora del mismísimo presidente del "proceso", perdón, de la Generalidad.
No cabe falsa modestia, esta Pilar Rahola importa, es alguien. La verdad es que se debería reconocer más a sí misma, mirarse más en el espejo, o por decirlo en inglés como ella gusta a veces, Rahola meets Rahola.
Esta es la auténtica Rahola, mártir y modesta, que no puede creerse que haya artículos que se dediquen a unos doctorados que no existen, cuando hay premios que sí existen, como ella misma recalcó todas las veces que podía, desde la entrevista que le hicimos hasta su propia columna ayer. En esto Pilar Rahola sí ha sido injusta con nosotros: le hicimos una pieza fenomenal en la que mencionamos tres de sus premios, y ni siquiera era para hacerle la pelota.
¿Qué más puede pedir? Seguramente no que las cosas en España vayan como en Alemania, aunque a veces le gustaría. Siendo alemán yo mismo, puedo afirmar que si aquí se hiciera como en Alemania, Pilar Rahola tendría que dimitir del CATN ipso facto; y dudo mucho que siguiera en La Vanguardia. Beati hispani.