Pensamiento

¡Ya basta!

6 enero, 2014 12:37

¿Hasta cuándo aguantarán los millones de compatriotas que están en el paro desde hace meses o años? Habrán agotado todas las reservas y muchos de ellos ya no reciben el subsidio de paro ni ayudas sociales. Muchos otros han sido desahuciados o les amenaza el desahucio. Si caen enfermos padecerán listas de espera kilométricas y cuando les toque el turno padecerán la falta de personal, de camas, de quirófanos, de calidad de los servicios sanitarios públicos. Las fiestas de Navidad habrán sido magras, deprimentes para ellos. Muchas luminarias hipócritas en las calles y nada en el bolsillo con que comprar.

Es un pequeño esbozo, quizá frío y torpe, de una situación que estremece. Se pueden hacer también de otras situaciones: pensionistas que solo llegan a mitad de mes, discapacitados dependientes abandonados a su suerte… ¿No se dan cuenta los dirigentes y las clases acomodadas de tanta pobreza y dolor acumulados? Cuesta creer que sean tan ciegos y tan poco compasivos. La suya es una indiferencia calculada. En la jungla del neoliberalismo incluso la compasión se ha perdido; aquella compasión que todavía el ex presidente George W. Bush proclamaba como una de las virtudes de la derecha conservadora.

El presidente de una región se dirige de tú a tú a los mandatarios de los Estados de la Unión pidiendo ayuda para llevar a cabo la desintegración territorial de uno de los Estados

El contraste entre la nueva pobreza y situaciones de signo contrario es escandaloso en el sentido evangélico y en el sentido llano de la palabra. Prolifera el lujo como nunca. La desigualdad va al galope. Más poder adquisitivo de las minorías y más pérdida de ingresos en salarios y pensiones de la inmensa mayoría de la población. Los servicios básicos suben, los precios libres aumentan sin límite y el IPC baja; un montaje perfecto para acabar de esquilmar a las clases populares.

La coincidencia en el tiempo de gobiernos de derecha en casi toda España está resultando un coctel explosivo: Rajoy, Mas, Fabra, Núñez Feijóo, González González, Bauzá, Cospedal… Una constelación de hacheros demoledora dejará España arrasada. No recortan, el manejo de la tijera requiere una cierta finura, tratan el cuerpo social a hachazos.

En este contexto social, el hachero propio para tapar el destrozo del país -se ha pasado de "fer país" a "desfer país"- se dedica a escribir cartas a los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea -a Merkel, a Hollande, a Cameron, a Letta…-para pedirles comprensión y apoyo en su deriva hacia el abismo.

El presidente de una región se dirige de tú a tú a los mandatarios de los Estados de la Unión pidiendo ayuda para llevar a cabo la desintegración territorial de uno de los Estados; pasa de usos, costumbres y normas del derecho internacional general y de los tratados comunitarios. ¡Qué atrevimiento! La libertad de poder escribirles no le ahorra el ridículo ni le exonera de la obligación de respetar las normas.