La carta enviada por Artur Mas a los líderes europeos es demostrativa de que este hombre es un insensato. Pretender que cuando se cumplen cien años del inicio de la Primera Guerra Mundial, 75 de la Segunda, y 25 de la caída del Muro de Berlín, algún Estado europeo vea con simpatía un movimiento nacionalista que socave lo que tanto ha costado construir, demuestra una desconexión de la realidad que los catalanes no deberíamos aceptar sin rechistar.
Si lo hacemos, como otros pueblos se dejaron embaucar, no nos servirá decir que no lo sabíamos, que nos engañaron. Creer que quien pretende romper unilateralmente las normas, los contratos refrendados por los ciudadanos, sea recibido con agrado por quienes están construyendo un espacio común a base de renuncias, reglas y superación de guerras reales y recientes, es una gravísima demostración de ignorancia e irresponsabilidad.
Esta locura acabará mal para los catalanes. Y cuanto más se alargue, peor
Mas no destruirá Europa. Ni tan siquiera España. Es un loco local. Pero si continua en el poder dañará gravemente, ya lo está haciendo, a Cataluña, es decir a los catalanes. La estrategia de Mas consiste en estos momentos en imposibilitar cualquier salida. ¿Quién va a pactar con quien amenaza con que cualquier acuerdo se utilizará para ganar tiempo y estar en mejores condiciones de destruir a la otra parte?
Mas arrastrará a todos los catalanes en su inevitable caída. Somos sus rehenes. Por eso debemos luchar por no caer en el síndrome de Estocolmo.
Llegados a este punto no vale ser neutral. Mirar hacia otro lado. Repartir culpas. Si no ponemos fin rápidamente a esta aventura, Cataluña quedará dañada para muchos años. Dividida, frustrada y sin proyecto colectivo. Los nacionalistas que sean patriotas de verdad deberían tomar cartas en el asunto. Y que conste que lo que más me preocupa no es la independencia, más que improbable, sino que la huida hacia adelante de Mas acabe produciendo daños irreparables en la sociedad catalana y en sus instituciones.
Quien lleva a su país a la destrucción no es un héroe, es un megalómano. Hace muchos meses se lo oí decir a un nacionalista sensato. Esta locura acabará mal para los catalanes. Y cuanto más se alargue, peor. Si lo que realmente pretende es que se concrete el choque de trenes, que se apresure. Así se podrá empezar antes a reconstruir Cataluña.