Cuando se nos cuentan las ventajas de esa paradisiaca Cataluña independiente, pocas veces se hace alusión al endeudamiento. No se trata, ni mucho menos, de una cuestión baladí ya que resulta bastante claro que los países endeudados son poco soberanos y no tienen demasiado poder para decidir nada. Cataluña está sobreendeudada, y la agencia de calificación Moody’s mantiene su rating en bono basura. Cataluña ha recibido en dos años más de 20.000 millones de euros en préstamos del Estado, siendo así una de las mayores beneficiarias del Fondo de Liquidez Autonómico.
La gran cantidad de titulares y el tiempo que se le dedicó en los medios públicos y subvencionados catalanes (o sea, casi todos) permitieron que la idea calara en el imaginario popular y todavía se puede oír a personas anónimas quejándose de este supuesto abuso de España
Habrá quien saque a relucir los famosos 16.543 millones de euros (un 8,5% del PIB) que, según Mas-Colell, son los que Cataluña aporta al Estado. Rápidamente, economistas de todo signo salieron en tromba para explicar que de los cuatro métodos utilizados habitualmente por los expertos para calcular el saldo fiscal entre un territorio y una administración, Mas-Colell solo hizo públicos dos, justo aquellos que más favorecen al mensaje que los nacionalistas repiten como un mantra del maltrato fiscal hacia Cataluña o, de forma aun más burda, el manido "España nos roba". Pues bien, si se toman los datos sin neutralizar (esto es, sin compensar el ciclo económico), el déficit fiscal de Cataluña desciende hasta 791 millones (0,4% del PIB). Después de la lluvia de críticas por parte de expertos en la materia, CiU ya no ha vuelto a insistir demasiado en esa cifra inicial pero la gran cantidad de titulares y el tiempo que se le dedicó en los medios públicos y subvencionados catalanes (o sea, casi todos) permitieron que la idea calara en el imaginario popular y todavía se puede oír a personas anónimas quejándose de este supuesto abuso de España.
A todo esto debemos añadir el hecho de que España es, a su vez, un país endeudado y que una supuesta Cataluña independiente arrastraría parte de esa deuda que Joaquim Gay de Montellà, presidente de Fomento del Trabajo y poco sospechoso de españolismo, situaba en un hipotético 20%, -unos 200.000 millones- en una entrevista concedida al diario El Mundo en julio de este año. En esta misma entrevista se preguntaba si dicha deuda encontraría mercado dada la más que posible situación de aislamiento en la que se quedaría Cataluña en caso de declararse independiente y que se podría prolongar durante varios años. Dicho esto, no es de extrañar que Fomento del Trabajo declinara la invitación a participar en la constitución del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir al igual que tampoco estaban presente el Círculo de Economía, la Cámara del Comercio o la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País aunque, sin lugar a dudas, la que tuvo mayor repercusión mediática fue la primera, por el varapalo que esto suponía para los planes de Mas.
Además de la deuda pública, debemos tener también presente la privada. A este respecto, los acreedores tienen mucho que decir y también la Zona Euro, con Angela Merkel al frente, un problema que no tiene Escocia por no pertenecer al euro
Además de la deuda pública, debemos tener también presente la privada. En palabras del inversor Jordi Baeza, "esto es aun más grave ya que el problema es el proceso en relación a los vencimientos de la deuda de las entidades financieras, la posible alteración de sus depósitos y su acceso al interbancario y al BCE". A este respecto, los acreedores tienen mucho que decir y también la Zona Euro, con Angela Merkel al frente, un problema que no tiene Escocia por no pertenecer al euro.
En la misma línea se manifiesta Carmelo Tajadura, subdirector del Instituto de Macroeconomía y Finanzas (Universidad Camilo José Cela): "La hipótesis de independencia de Cataluña supondría efectos muy adversos para su sistema financiero: severo riesgo de fuga de depósitos en las entidades catalanas; necesidad de separación de los negocios de Cataluña y el resto de España; imposibilidad de financiar el crédito otorgado en Cataluña con fondos provenientes de otras regiones, tanto en el caso de las entidades catalanas como no catalanas; imposibilidad para las entidades catalanas de financiarse en los mercados de capitales en un entorno dominado por la incertidumbre; y punto final, para las entidades catalanas, en el acceso a la financiación del BCE que hoy es absolutamente fundamental (65.500 millones para las tres entidades catalanas)".
Cuando habla de estas tres entidades catalanas se refiere a Caixabank, Sabadell y Catalunya Caixa, que son las que conservan el poder de decisión dentro de Cataluña. Las dos primeras tienen mayor volumen de negocio en el resto de España que aquí y la tercera es una entidad quebrada que depende del FROB hasta que sea vendida a una entidad que probablemente no será catalana. Parece ser, entonces, que los acreedores tienen mucho que decir sobre el tema y, casualmente, pocas veces oímos hablar de ello.