En nuestra lucha constante por la búsqueda de la verdad, o mejor dicho, por la busca de la felicidad, solemos refugiarnos en nuestras creencias a lo largo de la vida, que la marcaran por siempre, cuando están arraigadas y forman parte de nosotros mismos. Pero ello por sí solo no es suficiente, a riesgo de caer en la auto contemplación, se hace necesario contrastar los valores de nuestras creencias. En ese intento de contraste, de si lo que hacemos es correcto o no, en ese intento de justificar nuestro comportamiento, necesitamos el concurso de los demás, es obvio que bajo el pensamiento de un socialismo democrático el objetivo sería tener cada día más libertad, mayor igualdad entre todos los congéneres y que sobre estos se expandiera el manto de la justicia social.
Pues bien, hace unos días acudí a una cita, con motivo del trece aniversario del asesinato del amigo Ernest Lluch, a manos del comando Barcelona de ETA. La cita la hacía la Agrupación de Granollers del PSC, que le rindió a su manera, con música y palabras, su homenaje particular. A este acto estaba invitado como orador Odón Elorza, aprovechando la amistad que le unía con Ernest, por lo cual me pareció interesante acudir a dicho evento, y aquí enlazo con el contenido de las primeras líneas que a modo de preámbulo he escrito.
Está bien que en sus "relatos" manifieste que los principales valores del socialismo se basan en tres cualidades: la ética, la estética y la utopía. Ahora bien, parece que estas al gobernar o al dirigir una organización son de fácil olvido
Yo estoy seguro de la verdad de las palabras de Odón, por entender que es un hombre honesto con sus ideas, lo que distorsiona, es en nombre de quién las dice, ¿es la voz que clama en el desierto, cuando defiende planteamientos éticos en la vida pública? Está bien que en sus "relatos" manifieste que los principales valores del socialismo se basan en tres cualidades: la ética, la estética y la utopía. Cualidades con las que podemos estar de acuerdo. Ahora bien, parece que estas al gobernar o al dirigir una organización son de fácil olvido.
Odón en su disertación, por ejemplo, critica en términos generales la huida de capitales a los paraísos fiscales y propone la unión de los países del mundo, o al menos los europeos para combatir este gigantesco fraude. Estamos de acuerdo tanto en la crítica como en la propuesta, pero nos olvidamos que para hacer determinadas propuestas hay que tener al menos legitimidad moral para realizarlas, ya que si cuando gobernamos, no solamente no hacemos leyes que eviten esta fuga de capitales, sino que hacemos otras que los favorecen, leyes que son injustas fiscalmente para los ciudadanos y favorecen la evasión de impuestos a través de las Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav), instrumento financiero que tributa al 1% sobre rendimientos y plusvalías, favoreciendo exclusivamente a las grandes fortunas o patrimonios. En lo que va de año solo las Sicav han movido más de 25.500 millones de euros. O sea que aquí lo de la ética no se tuvo en cuenta.
Claro que si hablamos, o mejor dicho, si nos hablas de que la ciudadanía tiene que ser partícipe de las decisiones de aquellos gobiernos ya sean municipales, autonómicos o de España, tampoco creo que sea un activo del que se haya dado muestras, y lo digo porque si cambiamos la Constitución en una noche, para dar satisfacción al Bundesbank, sin debate, sin comunicación previa, obviando todos los procedimientos y escatimamos el correspondiente refrendo a la ciudadanía, no esperaréis que nos creamos vuestras resoluciones de la Conferencia Política sobre participación, cuando muchos de los que debatían esas ponencias, eran los que defendían ese cambio Constitucional. La estética, las formas, no las tuvieron algunos en cuenta.
No basta con reconocer los errores, y este reconocimiento se convierta en el bálsamo que todo lo cura. En política cuando se cometen errores hay que dimitir, es lo mismo que le pedimos a nuestros adversarios. Luego así pasa lo que pasa, que ni unos ni otros abandonan, y a la postre son los que debaten qué hay que hacer en el futuro. Máxime si el error es de bulto, y que a la postre se ha convertido en la excusa para aplicar todos los recortes tanto en lo económico como en derechos sociales.
También nos hablas de utopía. Qué palabra más desconocida por todos aquellos que se agarran a la poltrona, para acabar diciendo: "Es lo que hay, no se puede hacer otra cosa, son los mercados", y así un sinfín de excusas de malos políticos, que un día, y les doy el beneficio de la duda, posiblemente llegaron con buenas intenciones, pero hoy se han convertido en políticos aprendices de tecnócratas, cuando no en seguidores de Zenón.
Siempre he entendido la política como el arte de hacer posible lo imposible, lo irrealizable en realizable, en entender y perseguir un mundo idealizado, en contraposición al sufrimiento y la pobreza, o al menos en luchar con todas nuestras fuerzas para conseguir nuestros sueños. Pero me parece que el paso de muchos militantes por puestos de poder real, de gobierno, los ha convertido en malos embajadores de entusiasmo ante los ciudadanos, y lo que es más grave, en muchas ocasiones se han convertido en vasos comunicantes con aquellos de las políticas monetaristas y financieras. Así la utopía ha pasado a ser un cadáver en la política, cuando los cadáveres políticos deberían de ser todos aquellos que se olvidaron de la utopía, y mataron la consecución de un mundo mejor para todos y no solo para unos cuantos.
No estoy seguro que sean los actuales dirigentes del PSOE los que tengan que liderar el proyecto de la recuperación del socialismo
Eso nos lleva a considerar que el socialismo español ha perdido su credibilidad. Esta costará recuperarla, solo con gestos, con hechos y no con palabras por que estas al parecer en la nueva cultura política han perdido su verdadero valor, es posible recuperarla. Así, un ciudadano normal que sabe que para jubilarse ha de tener treinta y cinco años de cotización, no entiende cómo a sus representantes, por el hecho de serlo, le son suficientes siete años, y que algunos de ellos tendrán un sueldo vitalicio; o que teniendo casa o domicilio, en Madrid reciban una "pequeña" ayuda de 1.800 euros al mes para vivienda, más, muchísimo más que el sueldo de alguien que tiene el privilegio de trabajar, ya no digamos el que no lo tiene. Y que los sueldos de estos son los únicos que suben en el país, ya por sí generosos. No se molesten sus señorías cuando les llamen clase política. Corríjanlo, no se amparen en reglamentos de la cámara que ustedes mismos aprueban.
Aún haciendo este tipo de gestos, a mi entender no estoy seguro que sean los actuales dirigentes del PSOE los que tengan que liderar el proyector de la recuperación del socialismo. Tal vez esta tarea la sociedad se la encargará a otros dirigentes y a otros partidos socialistas o socialdemócratas, que sí practiquen la ética, guarden las formas o protocolos democráticos y mantengan viva la utopía, y esa pizca de quijotismo tan necesaria en estos tiempos.
Cuando te interpelé en tu exposición, te dije que eras un "rara avis" y lo mantengo en el sentido de que no te ajustas a los cánones actuales del socialismo, más bien no has evolucionado ideológicamente. Eso es malo para ti y bueno para el socialismo, de lo cual me alegro.
Eso es lo que te lleva a decir ante unos anfitriones, como los que tenías en primera fila, que están por el derecho a decidir y por la independencia, que tu posición en esta cuestión es clara, no cabe un referéndum por "el derecho a decir", porque es lo mismo que un referéndum por la "independencia" y esto no está contemplado en la Carta Magna. Ni lo uno ni lo otro. Buen varapalo para tus anfitriones, que después de trece años de la muerte de Lluch, pretenden utilizar su catalanismo político como un discurso a favor del independentismo.