Las declaraciones del gobernador del Banco de España han alertado sobre la imposibilidad de que los bancos en una hipotética Cataluña independiente puedan financiarse a traves del BCE, lo que, de producirse la independencia en los próximos años y dada la situación financiera de las entidades bancarias, conllevaría su quiebra. Algo sabido por todos, pero que en Cataluña se ha mantenido oculto como todo lo que no gusta al nacionalismo.
Linde no ha explicado todos los problemas para las instituciones financieras. Por ejemplo, la fuga de depósitos a países que si tuvieran la garantía del BCE y las ventajas de la unión bancaria en ciernes. Las agencias tambien recogen que Linde ha afirmado que el nuevo Estado -él no ha citado expresamente a Cataluña- debería crear su propia moneda.
¿Les extraña que, con este panorama, banqueros y empresarios no sean independentistas?
Los autores que defienden las bondades de la independencia señalan, con razón, que salir de la UE no significa obligatoriamente salir del euro. Pero en la práctica la situación sería insostenible. Tengamos en cuenta que los países que han optado por el dólar como moneda nacional lo han hecho para frenar procesos inflacionistas y de devaluación permanente de su moneda. Estas ventajas no se darían porque Cataluña y España ya se beneficiaron entre 2002 y 2007 de las ventajas financieras del euro, básicamente tipos de interés muy bajos comparados con los de la peseta u otras monedas débiles de países europeos y liquidez cuasi ilimitada con estabilidad de tipo de cambio y baja inflación.
En cambio, permanecer en el euro, sin los beneficios de la unión bancaria y la financiación del BCE, sería contraproducente para Cataluña, cuya deuda pública sería objeto de ataques constantes en los mercados, habría escasez de euros en circulación, y cuya economia real, debilitada por el efecto frontera, la salida de la UE y la incertidumbre política, necesitaría una moneda débil para poder ser competitiva y alcanzar los niveles de exportación imprescindibles para evitar el colapso.
¿Les extraña que, con este panorama, banqueros y empresarios no sean independentistas? No olviden que por mucho que se odie a empresas y bancos, a estos últimos a veces con razón, sin ellos no hay tejido productivo y, por tanto, puestos de trabajo. Claro que a lo mejor alguno, animado por el éxito de la importación de la estrella cubana en nuestra bandera, tambien quiere implantar el comunismo. Así, el victimismo y la denuncia del enemigo exterior e interior podrían llegar a las cotas propias de algunas dictaduras, que es en lo que, posiblemente, acabaría Cataluña para que los que han prometido el paraíso se mantuvieran en el poder. Mejor no probar. ¿Independencia? No, gracias.