Posiblemente este titular os lleve a pensar que vais a leer un artículo sobre los incendios forestales que cada año en época estival asolan España, contribuyendo a la desertización de nuestro país, en particular y a la degradación del medioambiente en general. La verdad es que el tema por sí solo daría no para escribir un artículo, sino libros enteros.
Mi preocupación en estos momentos, de la que os quiero hacer partícipes es otra, el título correcto podría ser "¿Quiénes son los pirómanos que día tras día queman a nuestra sociedad?". Perdonadme esta licencia.
Ahora resulta que vivimos engañados desde hace treinta y cinco años, y somos tan torpes que no nos habíamos dado cuenta. Ha sido necesario el exabrupto de unos cuantos iluminados, el que nos ha despertado de nuestra inconsciencia. Gracias por despertarnos.
Ahora resulta que vivimos engañados desde hace treinta y cinco años, y somos tan torpes que no nos habíamos dado cuenta
Reconocer que efectivamente nos hemos equivocado, tal es así, que hemos hecho una transición política ejemplar para todo el mundo, menos para nosotros, hemos pasado de una dictadura a una democracia sin conflictos armados, hemos conseguido un Estado descentralizado administrativamente y políticamente, que ha colmado los anhelos ancestrales hasta de los que nunca fueron independientes, ni tuvieron reinados y siempre pagaron parias para su supervivencia.
Además, hemos conseguido acabar con le aislamiento internacional, con nuestra entrada en la Comunidad Europea, hemos conseguido modernizar un país de "castañuelas y pandereta", o de pa amb tomàquet i sardanes, porque tan cultura es una como la otra, y tener un Estado del bienestar a la altura de los países mas modernos de Europa. En definitiva habíamos conseguido ser un país respetado en los foros internacionales, no digo yo del esplendor de la época del Siglo de Oro, pero si muy, pero que muy aceptable. Pues bien nos hemos equivocado.
Las políticas que nos permitieron vivir, con orgullo de haber conseguido un lugar en el mundo, hoy se vuelven odiosas para aquellos que se han convertido en funcionarios, traicionando sus principios de vocación de servicio a la ciudadanía, en meros instrumentos de las oligarquías financieras.
Se vuelven odiosas para aquellos que han sido desleales en la gestión de la cosa pública, para aquellos que se financiaron ilegalmente, para aquellos que se creyeron que Cataluña o España era su cortijo particular y los ciudadanos que no eran de su estirpe eran meros vasallos y no ciudadanos.
Nos equivocamos, hoy estoy seguro, al crear un Estado de las Autonomías, con más competencias que cualquier Estado federal, sin que se garantizara la lealtad constitucional
Nos equivocamos, hoy estoy seguro, al crear un Estado de las Autonomías, con más competencias que cualquier Estado federal, sin que se garantizara la lealtad constitucional. Fue sin duda un exceso. Por ello ese frankenstein que acabábamos de crear se vuelve contra la integridad de España, aunque la indisoluble unidad la pusiéramos en la Constitución.
El hecho de ceder las políticas de enseñanza a las CCAA se ha demostrado un error, tanto desde el punto de vista de la calidad, tanto en que instrumento de adoctrinamiento, generando la desafección de la que hoy se nos llena la boca.
Al igual que pasa con la enseñanza, podríamos hablar de la sanidad, que se ha utilizado, como plataforma para la creación de negocios privados, en contra de lo público, generando desigualdades sociales.
Así podríamos ir desgranando muchas de las transferencias realizadas, ya no digamos de aquellas que no estaban previstas en el texto constitucional, que hoy se utilizan como ejemplo para dar cobertura "política" a pretensiones inconstitucionales como es "el derecho de autodeterminación", cuyos efectos y consecuencias ya los estamos padeciendo con la ruptura de la sociedad civil en Cataluña.
Espero que a estas alturas de vuestra lectura no os quepa la más mínima duda de quiénes son los pirómanos, incluidos también, por qué no decirlo, "los bomberos", figuras o figurones, dentro de los distintos poderes, que desde sus atalayas contemplan el incendio, provocado también por su desdén en hacer cumplir las leyes, ya que su papel de garantes del imperio de la ley ha sido sometido al poder político, y se limitan como Nerón a ver como arde Roma.
Casualidades de la vida, el gran incendio de Roma empezó un 18 de julio del año 64. Pagaron con su vida los cristianos, hoy serían los parados y los más desfavorecidos. Nerón, aprovechando la coyuntura, levantó un templo de oro. Hoy, sin duda, los que levantan este templo son los poderes económicos y financieros.
No cabe la menor duda, la Constitución debe de ser modificada, pero no para dar cabida a la desintegración de España, sino para garantizar los avances sociales conseguidos, que ahora nos expropian. Para que nadie que se someta a los poderes financieros pueda cambiarla en una noche, usurpando al pueblo su derecho de referendo. Para que ni jacobinos, ni iluminados jueguen al monopoly con sus preceptos.