Pensamiento
Som Catalunya. Somos España
El pasado 10 de septiembre escribí un pequeño artículo en mi blog titulado "Eslabón perdido" en el que justificaba mi inasistencia, mi repulsa a participar en la cadena/condena por la secesión de Cataluña que se convocaba al día siguiente. Fue un éxito para sus organizadores, lo que no cambió mis planteamientos respecto a lo insolidario y antidemocrático de sus pretensiones.
El pasado sábado 12 de octubre se manifestaron miles de catalanes con el lema que encabeza este artículo y llenaron la plaza de Cataluña de Barcelona. No asistí aunque coincida básicamente con el mensaje. Las causas de mi inasistencia no son una excusa, ni siquiera una exquisita equidistancia con ambas manifestaciones, como algún comentarista se ha referido al artículo de Francesc Moreno sobre esta última manifestación.
Hay algunas diferencias entre ambas manifestaciones que es preciso remarcar. En la manifestación/cadena del pasado 11-S, y en la de cada año, la participación cubre todo el arco ideológico y entre sus convocantes encontramos desde la ultraderecha más étnica (Estat Catalá) hasta la izquierda más radical (Anticapitalistes), pasando por la izquierda formal con ICV-EUiA y PSC vacilantes y liantes. Considerar de izquierdas a ERC me parece un sarcasmo y lo de la CUP o Procés Constituent una estafa al intelecto.
Faltaba algo en la convocatoria del sábado, la presencia de la izquierda
El 12-O hubo una clara separación de los demócratas y de los grupos fascistas, aunque los medios catalanes intenten mezclarlo y algunos medios de ámbito estatal jueguen también al equívoco. No hubo mezcla de manifestaciones ni de objetivos. Los franquistas enarbolaron sus banderas inconstitucionales del aguilucho, al igual que los manifestantes del 11-S enarbolaron la inconstitucional estelada. En la manifestación de la Plaza de Cataluña solo hubo banderas constitucionales: la española, con o sin el escudo real, y la catalana. Soy poco amigo de banderas y ya lo he dejado reflejado en algunas ocasiones, y puesto a llevar alguna hubiera llevado la republicana, si es que me hubiera planteado asistir. Pero ese no es el tema de este artículo.
Faltaba algo en la convocatoria del sábado, la presencia de la izquierda. Me refiero a la presencia de la izquierda formal y alternativa, ya que sé que muchos amigos de izquierda estuvieron presentes. Y no es baladí el tema. El PSC e ICV-EUiA siguen jugando al despiste, siguen perdidos en el limbo del derecho a la autodeterminación, siguen prisioneros del dogma y del complejo ante el nacionalismo desde la Transición. Incluyo en esto a sus referentes estatales PSOE e IU.
Está claro que si las direcciones de estos partidos dejasen de marear la perdiz ideológica entorno a la autodeterminación y se desembarazaran de ese discurso melifluo, hace tiempo que no tendríamos el problema que los nacionalismos generan en la sociedad española y ahora estaríamos debatiendo más seriamente, y posiblemente con otro gobierno, sobre la crisis que nos asola. De aquellos polvos estos lodos.
Además, hay un elemento, para mi, clave en mi no asistencia y este tiene que ver con la fecha elegida. Y aclaremos que es no porque considere el 12-O una fecha nefasta, no; sino por contraponer como respuesta al nacionalismo otro elemento identitario. Este hecho es caer en el juego de los secesionistas convirtiendo, como bien dice Moreno, en una lucha patria contra patria.
El patriotismo constitucional no tiene elementos de adhesión inquebrantable como el nacionalismo que siempre es tendente a la exaltación de elementos étnicos y diferenciadores
Finalmente, estoy seguro de que la mayoría de los catalanes no somos secesionistas y que si se realizase un referéndum con todas las garantías democráticas (cosa que no tiene que ver con ese constructo del derecho a decidir) el resultado seria favorable a la continuidad en España. Otra cosa es sacar, con esa fe y visceralidad que tienen los nacionalistas, a todos los ciudadanos no secesionistas a la calle. El patriotismo constitucional no tiene elementos de adhesión inquebrantable como el nacionalismo que siempre es tendente a la exaltación de elementos étnicos y diferenciadores. Mientras el nacionalismo genera odios, busca enemigos internos y externos y exige privilegios y deferencias, el patriotismo constitucional huye de identidades y busca la igualdad entre ciudadanos libres.
Y cuando hablo de constitución (El Contrato Social) no estoy diciendo que la Constitución española sea inamovible, es más, creo imprescindible un cambio que nos asegure más igualdad y bienestar a los ciudadanos, más participación democrática en la toma de decisiones que a todos nos afectan (de nuevo nada que ver con el restringido e insolidario derecho a decidir de si nos vamos o nos quedamos), con un cambio del sistema electoral para que el valor del voto sea idéntico independiente de donde estés empadronado, una profundización en los derechos sociales y una economía al servicio de la sociedad.
Es necesario imponer el debate racional frente al sentimental. Y también es necesario que toda esa izquierda huérfana política, que no se siente representada ni por el PSC ni por ICV-EUiA (por su sesgo nacionalista) ni por Ciudadanos ni por UPyD (por su sesgo liberal), encuentre o sea capaz de crear ese referente. Esto seguramente equilibraría más el debate sobre los problemas que tiene nuestra sociedad.