Estoy secuestrado, aquí les dejo mi vídeo

Hola, soy Guillem Bota desde Barcelona. Si están leyendo ustedes este artículo, significa que Crónica Global me ha detenido ilegalmente y me tiene encerrado hasta que termine de escribirlo.

¿Me ha quedado bien? Tenía ganas de empezar así un artículo, desde que vi que eso es lo que está de moda. Uno se va de viaje, o de lo que sea, pero tiene la precaución de dejar un video -unas frases escritas, en mi caso-, por si acaso, que nunca se sabe lo que pude ocurrir. El problema es que estas cosas pasan de moda muy rápidamente, y lo que hoy es -todavía- un gesto original, mañana será considerado demodé. O sea que, si quiere usted dejarle un vídeo a su señora advirtiendo que hoy llegará tarde a casa, hágalo hoy, no espere a mañana:

-Hola Concha, soy Matías, tu marido. Si estás viendo este vídeo, es que me he entretenido con los colegas del trabajo y no estaré en casa a la hora de cenar.

Cosas así sirven para que un matrimonio funcione, y eso hay que agradecérselo a Ada Colau y el resto de miembros de la flotilla, que nos señalaron el camino con sus vídeos autoeditados antes de zarpar. Supongo que estarían deseando que la armada de Israel los detuviera, porque si uno se molesta en grabar un vídeo, lo mínimo que espera es poder emitirlo, menuda pérdida de tiempo sería lo contrario. Si no llega a ser por el eficiente ejército de Israel que los asaltó en alta mar, todos esos vídeos grabados nunca habrían visto la luz y, lo que es peor, los integrantes de la flotilla habrían llegado sin problemas a Gaza, lo cual sería un engorro porque allí no sabrían qué hacer, ni siquiera hay bares ni discotecas.

A partir de ahora, antes de salir de viaje o de llevar a cabo cualquier actividad ociosa, se impone dejar un vídeo grabado, por si acaso los demás no se enteran. ¿Que se va uno de vacaciones a Punta Cana? Pues un vídeo diciendo a los posibles espectadores que, si lo están viendo, es porque uno se está tomando un daiquiri junto a la piscina mientras ellos siguen levantándose cada mañana para ir a trabajar, hatajo de pringados.

¿Que uno tiene mesa reservada en un restaurante tres estrellas Michelin? Entonces debe realizar un vídeo explicando a los demás que, si lo están viendo, es porque uno se está atiborrando de buenos manjares y mejores caldos, y que se jodan. Y así todo.

Embarcarse en una flotilla sin preparar antes un vídeo por si Israel te intercepta, sobre todo si sabes con seguridad que te va a interceptar, es una pérdida de tiempo. Mas que de ayudar a una gente que a nadie importa, se trata de ayudarse a uno mismo a base de promoción, de ahí las grabaciones. Uno zarpa hacia Gaza para que el mundo sepa que ha zarpado hacia Gaza, para zarpar anónimamente, mejor ni acercarse al puerto, menuda pérdida de tiempo.

-Si estás viendo este vídeo, es que me han interceptado tal como estaba previsto, me van a mandar de regreso a casa como también estaba previsto, y no voy a hacer nada por los palestinos de Gaza, como también estaba previsto, que aquí lo que importa es mi persona.

La sinceridad es siempre la mejor carta de presentación. Si Ada Colau y sus compañeros de crucero hubiesen declarado eso en sus lacrimógenos vídeos, hasta yo habría salido a la calle para destrozar un McDonald's, ignoro por qué razón, pero al parecer es lo que se lleva para defender a los palestinos y ahí estaría yo, pintarrajeando el anuncio del Big Mac.

En lugar de eso, en esos vídeos solamente nos informaban de que habían sido apresados, como si eso le importara a alguien. ¿Acaso van a quedarse a Ada Colau en Israel? ¿Verdad que no? Pues si no es para darnos buenas noticias, no nos den más la tabarra con vídeos mal editados.