De entrada, para no llevarles a engaño les digo que estoy orgulloso de que la ciudadanía española haya tomado partido contra el genocidio en Gaza. También del Gobierno. Dicen que Pedro Sánchez ha hecho lo que ha hecho por oportunismo y por tapar la corrupción que ha desangrado al PSOE. Yo lo llamaría estrategia política. Lo de oportunismo lo agita la derecha cuando es la reina del oportunismo.
Le han dicho de todo a Pedro Sánchez desde que España apostó, y fue la primera nación que lo hizo en Europa, por el reconocimiento de Palestina. Lo siguieron masacrando cuando fue el primero que dijo que lo de Gaza es genocidio, lo que ha ratificado el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y lo pusieron a caldo cuando anunció restricciones al comercio de armas. Por cierto, para el PP esta resolución es una anécdota.
Lo que está sucediendo en Gaza no tiene nombre. Los bombardeos de esta semana son la culminación de la barbaridad y del asesinato masivo con armas o por hambre. Por eso, sorprende negativamente que Ayuso o Feijóo salgan rasgándose las vestiduras sobre la violencia desatada en el final de la Vuelta a España. ¿Si eso es violencia cómo se califica lo que está sucediendo en Gaza? La derecha española y catalana está anclada en la apología de la obscenidad.
En redes sociales hizo fortuna el primer día una estúpida reflexión. La que decía que por qué no se boicoteó la Vuelta por los asesinatos de ETA. Una burda forma de decir que los manifestantes pro palestinos son poco menos de terroristas.
Junts, llena de partidarios de Netanyahu, dijo lo mismo cuando se rasgó las vestiduras afirmando que nadie protestó por las cargas del 1-0. Una comparación ridícula, a mi juicio. Y los dueños de la Vuelta y la Unión Ciclista Internacional no solo han sido cómplices sino que han tratado de blanquear un genocidio. Decir que el deporte está al margen es vomitivo. Y dejar que una empresa canadiense luzca en su nombre Israel es simplemente una provocación. La complicidad está en justificarlo.
La apología de la obscenidad se supera así misma llegando a imbecilidad. Se puede decir, en serio, que pedir el cese de la violencia en Gaza es “perseguir al judío”. No es un invento, lo dijo Isabel Díaz Ayuso. Que pedir el cese el asesinato masivo es ser partidario de Hamás, como dice el Gobierno de Israel.
Ayuso, de todas formas, se lleva la palma, superando incluso a Abascal cuando afirma que España es una dictadura. ¿Sabe lo que es está señora una dictadura? ¿Es una iletrada? Me inclino por lo segundo.
Decir que España es una dictadura y que tenemos un Gobierno mafioso, y decirlo en televisiones y radios es, en sí mismo, una vergüenza intelectual. En tiempos de Franco, si decías esto ibas al trullo. Aquí tienes libertad. Decir que estamos en una dictadura es un tic antidemocrático. Tanto como decir que este gobierno es ilegítimo.
¿Perseguir al judío? Es una desfachatez esta afirmación. En Israel hay una oposición firme contra Netanyahu. Judíos de toda clase y condición que critican a su gobierno. ¿También son antijudíos? ¿Lo son los intelectuales, los trabajadores que secundaron una huelga general, los familiares de las secuestrados -que vieron como su Gobierno mató a los interlocutores en Qatar abandonándolos a su suerte-, los universitarios y los profesores y catedráticos de las universidades israelíes?
La derecha juega con el lenguaje. Estar a favor del genocida Netanyahu es apoyar a un gobierno de extrema derecha tan repugnante como Hamás. La aniquilación del contrario nunca es la solución. Y se hace difícil de entender que un pueblo que sufrió el holocausto lo aplique en primera persona.
Es el momento de aumentar la presión. El mundo no puede ponerse de espaldas ante lo que sucede en Gaza. Que RTVE abandone Eurovisión si interviene Israel está bien, pero Europa debe ir más allá. Por cierto, Junts se abstuvo de forma vergonzante en la votación.
Ante el genocidio y la apología de la obscenidad han de tener una mayor respuesta en forma de embargos y medidas económicas, y un aumento de la presión internacional. Se lo pido al Gobierno de España y a su presidente. No se lo pido a Feijóo que con la crisis de Gaza ha alcanzado su máximo nivel de incompetencia.