El PP lo ha conseguido. El catalán no es cooficial en Europa. La eurodiputada Dolors Montserrat, catalana por cierto, se puede poner una medalla y renovar su poltrona europea. Feijóo, que fue presidente de Galicia donde, desde los años 80, se exige el gallego para acceder a puestos de la Xunta, se ha puesto al frente de una cruzada contra tres idiomas españoles: catalán, euskera y gallego. Se ha puesto en contra de 20 millones de ciudadanos que hablan estas tres lenguas.

El problema de Feijóo, y también de ese monocentrista, endogámico y uniformista Madrid DF, es que creen que los idiomas cooficiales son idiomas que solo usan los independentistas. Ligan la lengua a una opción política. Y con este criterio, ¿Feijóo quiere ser presidente de España? Hoy más que nunca creo que no lo conseguirá porque España es plural, diversa y diferente.

“No estamos pidiendo nada extravagante. Es un compromiso irrenunciable e irreversible del Gobierno español. Tenemos que hablar con esos siete Estados miembros”, dijo el ministro José Manuel Albares en declaraciones tras el fiasco de Bruselas. Que por unanimidad se asuma el cambio será complicado y complejo pero que el PP se dedique en Europa a poner trabas a las lenguas de un país parece penoso.

Habrá que recodarle a Feijóo que en la transición política hablar gallego era de catetos. No se hablaba en las ciudades. Solo en los pueblos y si me apuran en las aldeas. No me lo contaron, lo viví en mis propias carnes. Mi abuela, de hecho, solo hablaba gallego y mi abuelo a duras penas un poco de castellano. El catalán también era repudiado por la burguesía catalana que hablaba castellano para estar a la altura de su estatus de poder. El euskera era víctima de una fuerte persecución y las armas asesinas de ETA no ayudaban a una normalización.

¿Qué ha pasado en el PP para que nieguen la realidad de España? Un detalle. Carlos Iturgaiz,
presidente del PP vasco en 1996, hacia sus mítines en euskera. Cuando volvía a liderar el PP vasco en 2020 repudiaba el idioma. También Antonio Basagoiti, líder del partido tras el fiasco de María San Gil, lideraba un PP vasquista mano a mano, sorpréndanse, de Borja Semper o Javier Maroto. Quién los vio y quién los ve.

Josep Piqué y Josep María Trias de Bes lideraron en diferentes momentos el catalanismo incipiente del PP. Trias de Bes puso punto y final en 1996 al momento de Alejo Vidal Quadras -que se hacía llamar Aleix- y en el 2000 Josep Piqué lideró a un PP catalanista donde el idioma no era el enemigo a batir. Qué días aquellos en los que ese líder tan español José María Aznar hablaba catalán en la intimidad.

En Galicia, el PP absorbió a Centristas de Galicia y Gerardo Fernández Albor y Manuel Fraga --sí, sí, Manuel Fraga-- impulsaron un partido galleguista que hizo luz de gas a otras opciones de derechas que nunca funcionaron y marcaron la agenda a la propia izquierda. Hasta con Feijóo el PP gallego era galleguista y el idioma era, y es con Rueda, requisito para entrar en la administración. Ahora Feijóo ha dejado a Fraga como un nacionalista irredento.

Sorprende que ahora el líder gallego haya entrado en la batalla de la lengua que solo anima a los
sectores que niegan la pluralidad de España. Que recurra al argumento económico es para echarse las manos a la cabeza. España es plurilingüe y esa es la realidad. Hay que proteger los idiomas y regular su utilización. Enfrentarse a esa realidad es equipararse a quienes dicen que en Cataluña solo se habla catalán, una imposición tan irreal que hasta Carod Rovira decía que o se pedía la independencia en castellano o nunca se conseguiría.

Lo peor es que Feijóo navega en la ambigüedad y elude responder a la pregunta de si está a favor o en contra de que sea cooficial en Europa. Sabe que ganará muchos adversarios y perderá votantes, porque se asemejará más que nunca a la ultraderecha y porque a Dolors Montserrat se la ha visto maniobrar en contra de su idioma. El idioma no es de nadie. Es de todos, al margen de su ideología política.

Feijóo hoy ha traspasado una delgada línea roja: la del ridículo. Porque, por cierto, Feijóo no debe saber que el artículo 6 del Estatut -el que no se cargó el Constitucional- dice de llevar las acciones necesarias para que el catalán sea cooficial en Europa. Feijóo está llevando su antisanchismo a unos niveles que al final acabará con él. Y no se ha dado cuenta. Su madera de líder es cuestionable. Y esta semana más.