Vivienda en Barcelona Trioteca
Esto es lo que piensan los catalanes sobre la vivienda: "En el futuro, se convertirá en un factor de conflicto entre grupos"
En la primera encuesta del CIS catalán se arrojaron datos sobre cómo aprecian la crisis actual de la vivienda los ciudadanos de la región
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El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los desafíos sociales y económicos más urgentes de España en general, incluida Cataluña.
Entre el aumento constante de los precios, la escasez de oferta asequible y la precariedad laboral, cada vez más jóvenes y familias encuentran difícil emanciparse y disponer de un hogar digno.
En este sentido, la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat —conocido como el "CIS catalán"— presentó un diagnóstico contundente sobre la percepción ciudadana en torno a la vivienda en Cataluña.
Los datos revelan una creciente frustración y una preocupación profunda acerca de contradicciones en las actitudes sobre el alquiler y la propiedad.ofrece una radiografía de estas dificultades y de cómo la ciudadanía percibe el alquiler, la propiedad y las políticas públicas de vivienda.
Acceso muy complicado
Un abrumador 91% de los encuestados considera que acceder a una vivienda es "difícil o muy difícil", y el 83% admite que esta situación deteriora su calidad de vida.
Asimismo, un 37% de los catalanes ha tenido que recortar otros gastos para poder afrontar los pagos relacionados con el hogar, mientras que un 12% ha tenido que volver a vivir con sus padres debido a lo inaccesible que resulta tener una vivienda propia.
Comprar parece mejor que alquilar
Por otro lado, de esta encuesta se extrae igualmente que existe una clara inclinación hacia la propiedad: el 74% de los encuestados considera importante tener una vivienda en propiedad; además, entre quienes desean alquilar, el 82% preferiría comprar si fuera posible.
No obstante, el dato más sorprendente es que el 46% opina que alquilar equivale a "tirar el dinero", lo que reflejaría una fuerte estigmatización hacia esta opción habitacional.
Una tensión latente
Asimismo, la encuesta destaca tensiones ideológicas profundas. Un 57% de los participantes considera la vivienda un derecho fundamental, mientras que el 42% lo entiende como un recurso económico.
A su vez, se podría decir que existe una amplia aceptación de las políticas públicas que faciliten el acceso: tales como construcción de vivienda pública, subvenciones al alquiler o medidas obligatorias para grandes propietarios. Pero, cuando se trata de regular la vivienda, un 63% cree que esa regulación debe respetar la propiedad privada.
Brechas sociales y generacionales
El estudio revela disparidades significativas respecto a diversos temas. Destacan los siguientes datos:
- Herencias: El 43% de las personas esperan heredar una vivienda, en contraste con el 55% que no tiene acceso a este recurso.
- Tenencia de propiedades secundarias: El 19% dispone de viviendas además de su hogar principal. De aquellas, el 43% son segundas residencias y el 37% corresponden a pisos alquilados por sus propietarios.
- Diferencias de género entre jóvenes: Entre las menores de 25 años, el 60% defiende considerar la vivienda como derecho y promover la regulación desde una perspectiva comunitaria. En cambio, entre los hombres jóvenes de esa misma franja de edad, ese mismo porcentaje considera la vivienda como un bien de mercado.
¿Conflicto social por la vivienda?
Joan Rodríguez, director del Centro de Estudios de Opinión, avisaba de una mayor polarización. Según él, "en el futuro, la vivienda se convertirá en un factor de conflicto entre grupos", por la diferencia entre quienes la consideran un derecho social y quienes la ven como mero activo económico.
Aun así, el plan de vivienda del Govern de Salvador Illa obtenía una valoración destacada: un 8,1 sobre 10 entre los encuestados.
La juventud atrapada en el alquiler
A nivel español, otros estudios han elevado aún más la preocupación. Según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), en 2024 los jóvenes dedicaban el 92,3% de su sueldo al alquiler y el 64,1% a la compra, cifras que triplican el umbral recomendado del 30%.
Además, acceder a una hipoteca requiere ahorrar el equivalente a más de cuatro años de salario. Como resultado, la tasa de emancipación juvenil cayó al 15,2%, la más baja desde 2006.
Lo cierto es que en comunidades como Cataluña, los jóvenes enfrentan aún más barreras. Así, en algunas zonas, como en las Islas Baleares o Madrid, el coste del alquiler supera el 100% del salario. Una lista en la que Cataluña también se sitúa entre las zonas más difíciles del país en términos de esfuerzo económico.