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La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse. Su aparición ha agitado a la sociedad a colación de su capacidad para ejecutar tareas. Busca entre miles de fuentes en segundos, crea imágenes y analiza datos, entre algunas de sus múltiples funciones. Hace lo que un humano le pida.

Su aplicación en el ámbito laboral ha sido rápida. Profesiones de distinta índole la emplean para realizar quehaceres. Esto permite recortar mucho los tiempos de trabajo. En el Derecho, uno de los sectores más complejos, su impacto ha sido muy grande. En especial, gracias a una herramienta concreta, creada por un ingeniero barcelonés especializado en sistemas electrónicos, redes y sistemas de comunicación.

IA en Derecho

La Asociación Europea de Tecnología Jurídica (ELTA) es clara en este tema. Según sus informes, ocho de cada diez abogados utilizan inteligencia artificial generativa al menos una vez por semana, y un 50% lo hace a diario. Asimismo, nueve de cada diez destacan que esta tecnología mejora de forma notable su desempeño profesional. Se ha convertido en un aliado indispensable para los profesionales del derecho. Ha marcado un antes y un después en la forma de trabajar.

Los tres socios de Maite.ai, con Alejando Castellanos, CEO, en el medio Maite.ai

No obstante, hay un algoritmo concreto, creado en Barcelona, que está ganando mucho peso. Se trata de Maite.ai, ingeniada por Alejandro Castellano. Él, junto a otros socios, ha fundado una startup para su herramienta. Tal y como se autodefine en su página web, se trata de una “IA jurídica para abogados y profesionales legales”.

Tendencia global

El impacto va más allá de los despachos. Alejandro Castellano, CEO de Maite.ai, cree que en menos de cinco años los jueces podrían incorporar la inteligencia artificial en su trabajo diario. “No para reemplazar su criterio, sino para contar con una base más sólida y fundamentada a la hora de dictar sentencias”, afirma.

Los tres socios de Maite.ai Captura de pantalla

La tendencia no se limita a España. En Estados Unidos, un estudio conjunto de la ACC y Everlaw revela que una de cada cuatro empresas ya ha conseguido ahorros reales en sus departamentos legales gracias a la IA generativa.

Especializada

Una de las claves de Maite.ai es su especialización en el sector jurídico. No es genérica, como sí lo son ChatGPT o Gemini, entre otras. El hecho de que esté entrenada para trabajar en unas cuestiones concretas hace que sea mucho más aplicable. Álvaro Castizo, especialista en derecho de familia y menores, ha adherido a su vida laboral esta tecnología.

“Maite.ai fue clave para preparar mi último caso. Subí toda la documentación, generé los interrogatorios y obtuve una estructura argumental perfecta. Era como tener un asistente siempre listo con la mejor opción”, comenta. A la hora de revisar los resultados, la conclusión fue positiva: el caso se resolvió antes de celebrarse la vista oral, gracias a la claridad de la estrategia y la organización que logró con la IA. “La negociación se cerró en minutos porque tenía todos los escenarios previstos. Sabía dónde ceder y en qué puntos insistir”, zanja.

Eficiencia

La tecnología representa una ventaja competitiva decisiva para los profesionales del Derecho. Permite que despachos más pequeños se equiparen en capacidad de gestión y análisis con las grandes firmas. Este avance libera tiempo de tareas repetitivas. Así, el letrado puede centrarse en la estrategia humana y la interacción con el cliente. La agilización de procesos y la precisión en la argumentación redefinen el valor añadido del trabajo jurídico.

La integración de herramientas específicas como Maite.ai ha mejorado la eficiencia interna de los bufetes. Además, marca un hito en la forma de abordar y ejercer la profesión. Lo que antes fue una simple ayuda digital se consolida hoy como el nuevo estándar de facto para la preparación de casos. El sector avanza hacia una práctica legal más analítica, rápida y profundamente transformada.

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