Marco Mezquida es pianista, improvisador y compositor. Con una gran sensibilidad y amor hacia la música, el menorquín ha grabado más de 20 discos como líder o colíder. Su trayectoria viaja por reconocidos auditorios y salas de más de 30 países, así como por las colaboraciones con artistas de la talla de Lee Konitz y Silvia Pérez Cruz.
Ahora, después de una dura época marcada por la pandemia pero tras un gran motivo de felicidad como es el nacimiento de su hijo, Mezquida retoma sus actuaciones y presenta su nueva obra, Letter to Milos, el próximo 10 de marzo en el Festival de Jazz de Barcelona. Un álbum en el que se deja fluir y no se encasilla en ningún sonido musical determinado.
--Pregunta: ¿Cómo definiría su estilo?
--Respuesta: Siempre me he sentido un músico camaleónico e inquieto, así que tampoco me calificaría con una sola etiqueta. Yo vengo más del mundo del jazz y de la improvisación, y a partir de ahí siempre he intentado aprender muchas músicas diversas, desde la música clásica barroca hasta la música contemporánea, popular, ibérica...
--Aparte de compositor se define como improvisador. ¿En qué consiste exactamente?
--La improvisación en sí misma es una especialidad. El mundo del jazz utiliza mucha improvisación y yo siento que desde muy pequeño este ha sido mi campo de investigación y de juego, y en el que me he formado mayoritariamente. Al final, la improvisación es como un río en el que están todas las ideas que después pueden desembocar en una futura composición.
--¿Cómo cree que está el futuro de la música jazz en España?
--Yo creo que está más vivo que nunca porque hay muchísimos grupos y gente que lo estudia. Hay mucha vidilla, mucha cantera y músicos con una gran cantidad de talento, además de que se producen muchos discos al año. Yo creo que este auge en el interés por esta música a la vez se ve saturado por el difícil panorama cultural que estamos viviendo y la dificultad para poder grabar los proyectos. Es una desgracia que el momento de más calidad musical sea el más complicado para poder hacer conciertos y expresarse, y más con esta doble crisis que hemos vivido en estos últimos 15 años.
--Entonces, ¿esta crisis ya venía de antes de la pandemia?
--Sí. Yo creo que de alguna manera no se potencia o no se ponen muchas facilidades a la música en directo y a la cultura en general, sino que al contrario: nos ponen más obstáculos o dificultades. Esperemos que en el futuro haya más consideración y más respeto por toda la gente que nos dedicamos a la cultura y que en el fondo somos tan necesarios para una sociedad sana.
--¿Se ha enfrentado a problemas de este tipo últimamente?
--Continuamente. En la gestión de esta pandemia, sobre todo, es donde han habido reveses muy duros para la cultura: restricciones, prohibiciones, horarios... La gente que se dedica a esto tiene una pesadumbre bastante considerable porque han pasado los meses y sigue habiendo trabas cuando se ha demostrado que en ningún espacio cultural ha habido inseguridad, sino que se han cumplido las normas a rajatabla.
--Antes de la pandemia ¿cree que se daban facilidades para acercar la cultura y estos conciertos a la gente?
--Es necesario potenciarlo mucho más, alimentarlo y cuidarlo más en todos los estratos, desde los pequeños locales y clubs, que son necesarios para la continuidad cultural de una ciudad, hasta los festivales o las salas más grandes. Cuidar la pequeña y la gran cultura, al fin y al cabo, no solo los grandes nombres. A veces se ponen facilidades para que los grandes macroeventos se realicen y, en cambio, para los pequeños eventos se ponen muchas trabas.
--¿Cómo trataría de incentivar a los jóvenes para que se interesasen por el jazz o la música clásica?
--Poniéndoles facilidades, precios reducidos y motivándolos a que descubran otros caminos, porque si conociesen la excelente programación que hay en auditorios, en el Palau de la Música o en clubes de jazz y viesen la música en directo fliparían. Pero para eso también se necesita curiosidad y potenciar la chispa para que los chavales puedan ir, porque además no pueden pagar según qué precios. Una buena iniciativa fue la ópera para menores de 30 años en el Liceu, que se llenó de gente joven que disfrutó mucho. Este tipo de cosas estimulan y hacen que la cultura no sea elitista.
--¿Cómo ha sido retomar los conciertos después de la pandemia?
--Personalmente ha sido complejo en bastante parte del 2020, por la gran cantidad de cancelaciones, pero por suerte soy de los artistas que también han ido reprogramando fechas durante este último año. Sí que ha habido menos actividad, pero tampoco ha sido una catástrofe personal, porque llevamos unos años trabajando mucho y organizándolo todo con margen de antelación para poder presentar los proyectos a tiempo.
--¿Cómo ha sido trabajar con grandes artistas como Silvia Pérez Cruz y Juan Gómez Chicuelo?
--Con Silvia fue una delicia porque hemos estado casi tres años trabajando mucho a dúo y han sido conciertos memorables por el extranjero. Nos sentimos muy conectados con la música porque sentimos un gran amor por ella. También con el gran guitarrista flamenco Chicuelo, que tenemos un trío desde hace unos cuatro años y vamos a grabar nuestro tercer disco. También está mi trío Talismán, con el que presenté el último disco y ahora voy a presentar otro, que se titula Letter to Milos, dedicado a mi hijo, y que se va a estrenar el 10 de marzo en el Festival de Jazz de Barcelona.
--¿Qué nos puede adelantar de su próximo álbum?
--Es un disco con mucha profundidad, con belleza y con mucho poderío. Son las nuevas composiciones que he ido haciendo durante el último año y medio. Es una música que tiene un proceso más introspectivo, pero a la vez muy efusivo y alegre.
--¿Le ha servido la pandemia para inspirarse?
--Claro, sobre todo, el hecho de tener más tiempo. Al final, la sensibilidad siempre está evolucionando y de alguna manera tiene que quedar plasmada esa creación. Pero para mí ya es un disco pospandémico. Lo que siempre pretendo con mi música es dar luz, alegría y positivismo; no quiero hacer un disco deprimente que venga de una pandemia con poca vida, sino todo lo contrario.
--¿En qué se ha inspirado entonces para crear este nuevo álbum?
--En todo: una sonrisa, una planta, una puesta de sol, una película, un libro, un amor… En este caso, Milos, que es mi pequeñín, ha sido uno de los motivos de mayor amor y alegría, por lo tanto, eso me hizo estar inspirado y dedicárselo a él.
--Al final el arte puede estar en cualquier lugar.
--Exacto, es un reflejo de la persona y tiene que ser siempre trabajado con esa emoción, continuidad y dedicación plena.