Músicas

¿Qué le pasa a Morrissey?

26 noviembre, 2017 00:05

Morrissey --así, a secas, sin nombre de pila-- fue en los años 80 del pasado siglo el líder de The Smiths, un grupo de rock que concitó grandes pasiones adolescentes por la angustia juvenil que transmitían sus canciones, compuestas en general por el cantante sin nombre propio y el guitarrista Johnny Marr. Cada nueva generación necesita una banda que recoja su tristeza y su confusión ante el mundo que la rodea, y The Smiths cumplieron esa misión en la década de los 80, que a mí ya me pilló algo mayor. Habiendo disfrutado de bastantes temas de The Smiths, siempre hubo algo en ellos que me irritaba ligeramente: el tono blasé y perdonavidas del señor Morrissey, quien parecía extraer un placer masoquista de su tristeza permanente y, sobre todo, de pregonarla a los cuatro vientos. Era el suyo, por así decir, un sufrimiento exhibicionista, pero supongo que, si tenías dieciocho años y el mundo, como suele suceder a esa edad, te daba asco y miedo, resultaba eficaz y hasta lenitivo.

En su carrera en solitario, nuestro hombre siguió en la misma línea, aunque cada vez más arrogante y antipático. Se hizo vegetariano y emprendió una cruzada contra los carnívoros, a los que consideraba una forma muy baja de vida. Para él, comer carne era participar en un asesinato. Y las corridas de toros eran lo peor de lo peor, como ejemplificó en su canción The bullfighter dies, donde se alegraba de la muerte en la plaza de un torero sin identificar. Cada vez que concedía una entrevista, la llenaba de frases rimbombantes sobre el estado del mundo. Cuando publicó su autobiografía, obligó a la editorial Penguin a que la incluyera en su sección de clásicos. Y así sucesivamente.

Si contara con alguien de confianza --cosa que dudo, dada su confesada misantropía--, éste debería aconsejarle que se estuviera calladito y abriera la boca tan solo para cantar

Últimamente parece haberle dicho a su agente que le haga una lista de causas impopulares para poder apuntarse a todas. Hace unas semanas, clamaba porque Cataluña se librase del yugo español, con el mismo conocimiento de causa que Pamela Anderson. Y hace unos días, no se le ocurrió nada mejor que salir en defensa de Kevin Spacey, Harvey Weinstein y demás sobones de Hollywood (me temo que también sin saber de qué hablaba exactamente). Me pregunto con qué nos saldrá dentro de unos días: ¿justificación de la pedofilia?, ¿aprobación de la pena de muerte para los que coman carne?

Entre el muchacho amanerado y sufriente de los años 80 y el provocador sin gracia alguna de la actualidad, han pasado muchos años en los que sus fans le han mimado como a un peluche y le han perdonado todas sus tonterías. Si contara con alguien de confianza --cosa que dudo, dada su confesada misantropía--, éste debería aconsejarle que se estuviera calladito y abriera la boca tan solo para cantar. Lo cierto es que, de vez en cuando, le siguen saliendo algunos temas formidables.