O música o 'procés'
Mi difunto padre, el coronel De España –un hombre que nunca se distinguió por su empatía hacia los seres humanos, en general, y la gente que le caía mal, en particular--, solía recurrir a un refrán demoledor cada vez que alguien cuya actitud vital no aprobaba emprendía un camino para el que, según él, no le había llamado Dios: “Hasta los gatos quieren zapatos”. El otro día me vino a la cabeza ese comentario de mi displicente progenitor al enterarme de que el abogado de Oriol Junqueras, Andreu Van den Eynde (París, 1975) había formado una banda de rock combativo y antisistema (como corresponde a un leguleyo con despacho en el paseo de Gràcia) que responde al poco atractivo nombre de 99%. El hombre ha fichado a su hermano Víctor, a Guillamino, al Lalo López de la Fundación Tony Manero y a algunos más y se ha propuesto plantar cara al sistema desde los escenarios de toda Cataluña (y desde el paseo de Gràcia de lunes a viernes). Tras reclutar al grupo de rap (también combativo y antisistema, por supuesto) Lágrimas de Sangre, ha rodado un videoclip que tiembla el misterio y en el que aparecen, como estrellas invitadas, el cupaire David Fernández y el agresor de polis reciclado en tertuliano de Catalunya Ràdio Marcel Vivet. No hace falta que lo vean: ya lo he hecho yo por ustedes porque a los De España siempre nos ha gustado mirar al horror de frente.
Llueve sobre mojado. Recordemos que también el inefable Antonio Baños tenía una banda de rock llamada Los Carradines (no sé si en homenaje a David Carradine, el protagonista de la serie Kung Fu, o a su padre, John, que ya salía en La diligencia, el clásico de John Ford: afortunadamente, los dos están muertos y nunca tuvieron que sufrir a Baños y sus colegas). O que David Fernández forma parte en la actualidad de Ovidi 4, una especie de tribute band que perpetra las canciones de Ovidi Montllor (otro glorioso fiambre que tampoco puede defenderse), echando por tierra los esfuerzos musicales del cantante de Alcoy, que también fue un actor muy solvente. Hacer compatibles la música (o algo parecido) y el prusés revela muy mala entraña en quien lo pretende, aunque Van den Eynde se justifica explicando en los diarios digitales del régimen que lleva la música en la sangre: previamente formó parte de El Mundo que Viene (rock futurista, signifique eso lo que signifique), President Plutarsky (punk rock) y Vientos de poder (thrash metal), lo cual, si no otra cosa, demuestra el eclecticismo musical del abogado del beato Junqueras.
Recuerdo que, cuando el juicio de los pobres infelices a los que su jefe había dejado en la estacada tras meterse en el maletero de un coche, solía recibir las llamadas sarcásticas de un amigo sevillano que lo seguía por televisión y que sostenía que, por culpa de Van den Eynde, al beato Junqueras le iba a caer la perpetua, ¡y solo porque ya no estaba vigente el garrote vil! El reputado abogado antisistema con despacho en el paseo de Gràcia había optado por una defensa épica que solo conseguía sacar de quicio al juez Marchena, en vez de seguir el ejemplo de Javier Melero y optar por la cosa técnica para mantener a su representado fuera del trullo (no lo logró, pero hay que reconocer que el hombre porfió lo indecible por ahorrarle el talego a Joaquim Forn). Al igual que mi amigo andaluz, también yo me quedaba mesmerizado ante el televisor viendo cómo aquel letrado lazi contribuía eficazmente a que a Junqueras le cayera la del pulpo: si alguna vez tenía problemas con la justicia, ya sabía a qué abogado no recurrir. Y ahora parece que nuestro hombre se dispone a hacerle a la música lo mismo que le hacía al Derecho.
Vamos a ver, todo el mundo puede disponer de su tiempo libre como mejor le plazca, y Van den Eynde no es el único profesional liberal al que le gusta la música. Mi dentista, sin ir más lejos, tiene un grupo de rock con el que se entretiene los fines de semana, pero mi dentista es muy bueno en lo suyo (no puedo decir lo mismo del señor Van den Eynde, aunque solo me base
en su deplorable performance televisiva) y no molesta a nadie en su vida profesional (mientras que el amigo Andreu es un lazi pesadísimo). Solo le reconozco que el videoclip de su primer éxito, Som el 99%, me hizo reír bastante. Pero si esto sigue así, solo cabe prepararse para lo peor: ¿Pilar Rahola y Carme Forcadell interpretando los greatest hits de Nuria Feliu? Ya tiemblo.