El escritor Alejandro Zambra / ANAGRAMA

El escritor Alejandro Zambra / ANAGRAMA

Poesía

Zambra, metáfora y traducción

El escritor chileno reflexiona en ‘Tema libre’ sobre las diferencias entre el inglés y el castellano, las variantes nacionales y regionales del español y el arte de la traducción

30 julio, 2020 00:00

Alejandro Zambra es uno de los más destacados escritores chilenos de este momento. Autor lo mismo de poesía que de novela, de cuento que de ensayo, y de misceláneas tan finas que no quedan apresadas en el colador de la clasificación de géneros. Su nombre se va consolidando como una figura ineludible. Acaso le haya favorecido vivir en la Ciudad de México, uno de los focos desde los que irradia el español. Así, sumado a su natal Chile, el país de acogida duplica, como en estéreo, el eco de su obra.

Un eco y un estéreo que, como todo aquel que se haya parado a observar los ecos y los sonidos en estéreo (escucharlos, en realidad) no son idénticos al original ni entre sí. Por el contrario, las diferencias son advertibles. Sobre estas diferencias entre las lenguas, y entre las variantes nacionales y regionales de una lengua que supuestamente es la misma, tratan los dos últimos ensayos de Tema libre (Anagrama). También sobre las diferencias entre lenguas distintas, como el inglés y el español. 

Zambra, tema libreZambra ha publicado, entre otras, las novelas Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007), Formas de volver a casa (2011), y ahora Poeta chileno (2020), donde más que de su patria lírica o épica, que también, escribe una hermosa historia paterno-filial. Si el éxito de un escritor se mide por el número de traducciones a otras lenguas, el autor de Tema libre es un escritor de éxito: ha sido traducido a veinte. Él mismo comenzó a dominar el inglés traduciendo poesía y tratando de desespañolizar las traducciones publicadas por editoriales de aquí. Se reproduce en el libro una hermosa traducción suya de de Emily Dickinson, aunque –según explica– “el esfuerzo del endecasílabo alegra y avergüenza”, si bien siente que ha normalizado el original, quitándole lo que de abrupto y único tienen los versos de la escritora de Amherst.  

Zambra ha publicado, entre otras, las novelas

Refiere Zambra alguna anécdota con su traductora estadounidense. También cuenta que escribió una novela en inglés con el fin de ejercitarse, y en el juego de fieles espejos distorsionantes que es la traducción, comparte en público esta confidencia: “Escribía mi novela mala en inglés pensando que más adelante la traduciría yo mismo al español y luego Megan la devolvería a su lugar de origen, la lengua inglesa”. Un poco más adelante, agrega, al referirse a quienes han leído en inglés sus libros: “Me gustaba imaginarme como el testaferro de Megan: yo había firmado esos libros que en verdad ella había escrito, y mi tarea era seguir el juego y no levantar sospechas”.

Zambra, poeta chilenoLuego ha traducido solo y al alimón con su esposa (un libro sobre el embarazo y el parto, justo cuando ella estaba preñada del hijo de ambos, lo que les permitía un grado mayor de implicación con lo traducido, que a su vez los traducía a ellos en ese momento de sus vidas). Para él, traducir en colaboración tiene una gran ventaja: reduce la soledad a la que está abocado el traductor. Ciertamente ese es un problema, junto con el del sedentarismo: el traductor se podrá pasar el día, la vida, llevando textos de una lengua a otra, pero los únicos pies que mueve son los de los versos (suponiendo que traduzca poesía), y se pasa sentado todo el tiempo, lejos, en lo físico, del nomadismo que predican los prefijos meta- y trans- y los verbos de movimiento que los siguen, ovejas que siguen los pasos de sus perros pastores y también ellos se trasladan.

Luego ha traducido solo y al alimón con su esposa (un

En realidad, metáfora y traducción son lo mismo etimológicamente (esa verdad profunda de las palabras). La primera significa en griego llevar más allá; la segunda, llevar más en latín. Y efectivamente, traducir, más que reproducir con exactitud –algo por otra parte imposible– en otra lengua, quiere decir transportar a otro ámbito, donde imperan otras reglas, como un planeta en el que la convivencia de elementos es distinta, con superficie y atmósfera que tienen leyes propias. La metáfora es el homo sapiens frente al neandertal de la comparación; su sutileza del todo erguida es notoria respecto de la aún encorvada de la otra figura retórica. La buena traducción es la que se adapta a nuestro presente estadio evolutivo, no la que balbucea, gruñe o lloriquea cuando el lenguaje aún no estaba desarrollado. 

La buena traducción es, también, la que no deja que la minucia arruine lo importante. Cita Zambra casos de adaptaciones y de lo que hoy, con término que circula bastante, podemos calificar de intervenciones. Y aplicado al caso de su compatriota Carlos Pezoa Véliz, que transforma un poema de Ada Negri en algo dolorosamente propio, internado en un hospital y sin acceso al original impreso, exclama: “Traducir de memoria, qué cosa más hermosa”. En efecto: acaso las traducciones habría que rumiarlas en la cabeza, como hacían los vates célticos en sus escuelas poéticas, a menudo a oscuras.

El escritor Alejandro Zambra / CRISTIÁN ORTEGA PUPPO (ANAGRAMA)

El escritor chileno Alejandro Zambra / CRISTIÁN ORTEGA PUPPO (ANAGRAMA)

Tema libre incluye nueve textos más: artículos, conferencias, cuentos. Con uno de ellos (“La balada del pulpo trilingüe") –estupendo y sobre el tema de la traducción, pero algo más– se cierra un libro que ojalá descubra a muchos a un escritor que ofrece páginas tan deliciosas como estas en las que los ensayos parecen cuentos y los cuentos, ensayos. Unos y otros atravesados por el humor y por la inteligencia, rasgos que brillan igualmente en Poeta chileno.