José María Micó: "Dante está por encima de Shakespeare"
Poeta y músico, además de profesor de Literatura en la UPF. Su nueva versión de la 'Comedia' de Dante es uno de los eventos editoriales del último año
7 enero, 2019 00:00Profesor de literatura española en la Universitad Pompeu Fabra (UPF) y, en sus propias palabras, "italianista diletante", poeta y músico --"la música es mi gran pasión y ahora quiero dedicarle mucho más tiempo"--. José María Micó, autor de una abundante obra crítica sobre literatura del Siglo de Oro, se enfrenta a un grande entre los grandes. Tras traducir el Orlando furioso de Ariosto, ahora nos propone una nueva traducción de la Comedia de Dante Alighieri.
–¿Recuerda la primera ver que leyó la Comedia de Dante?
–Sí, perfectamente. Cuando leí por primera vez la Comedia no entendí casi nada. Tenía 18 años y me regalaron una edición en italiano; leí solo el Infierno y, como te decía, entendí solo algunas palabras sueltas. A pesar de ello, el texto me cautivó de inmediato por la musicalidad del verso y me di cuenta en seguida de que estaba delante de una gran obra. Tiempo después, volví a leerla, esta vez completa y en castellano; la leí en la traducción de Ángel Crespo y me prometí a mí mismo que algún día la traduciría. Pero era necesario que aprendiera la lengua de Dante, algo que hice a lo largo de muchos años.
–En el prólogo destaca el carácter único de la Comedia.
–En la primera parte del prólogo reflexiono acerca de qué entendemos por canon literario. Muchas veces creemos que las grandes obras son representativas de un determinado periodo, pero en realidad las obras son siempre creaciones individuales de personas excepcionales que hacen algo que nadie más hizo. En este sentido, en el prólogo desmiento la idea de que las obras sean piezas representativas; no lo son, en cuanto que todas son piezas únicas. No se puede comparar la Comedia con El Quijote o con una obra de Shakespeare, porque cada una es única. Lo que sí tienen en común es el talento de sus autores. Con la Comedia, Dante ha escrito una obra que, si bien tiene elementos que provienen de la tradición, es absolutamente singular y, además, eso que hoy llamamos autoficción y que parece que lo inunde todo ya, lo estaba haciendo él narrando el viaje de un personaje llamado Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. No digo con esto que fuera el inventor de la autoficción, pero sí es uno de los más grandes escritores.
–En cuanto al canon, después de Shakespeare, Harold Bloom sitúa a Dante en el olimpo de los más grandes junto a Milton y a Cervantes.
–Yo le diría a Bloom que no se olvide que algunos anglófilos, como Eliot o Pound, no hubieran suscrito la jerarquía que él propone en cuanto para ellos. Dante está por encima de Shakespeare. De todas formas, no tiene mucha importancia, al final estas discusiones tienen que ver únicamente con la contraposición de dos o más jerarquías literarias muy personales. Cada lector tiene sus preferencias y está bien que así sea, pero no deja de ser algo personal.
–Además, como usted decía antes, es difícil jerarquizar autores tan diferentes.
–Exactamente. Dante, Shakespeare o Cervantes comparten un sitio en el canon universal, pero ya está. Porque, en realidad, sus obras tienen muy poco que ver unas con otras.
José María Micó, traductor de la Comedia de Dante Alighieri / LENA PRIETO
–Una de las cosas que usted comenta en el prólogo es que la Comedia fue una obra muy pensada, un proyecto que Dante fue trabajando a lo largo de su vida, a través de otras obras, como pueden ser la Vita Nuova o el Convivio.
–Sí, es así. Lo que me cautivó de Dante fue su voluntad de escribir una gran obra, fue su deseo juvenil, nunca abandonado, de escribir una obra magna. Admiro su reflexión y su trabajo para poder componerla, desechando textos y materiales hasta encontrar el tiempo, el espacio y, sobre todo, el modo para escribir, antes de morir, esa gran obra que le debía a Beatriz, pero que sobre todo se debía a sí mismo.
–Para traducir la Comedia, ¿se acercó a la vida del autor? ¿Profundizó en su persona?
–Traté de conocer lo más posible la figura de Dante. Hice un esfuerzo filológico y biográfico para poder llevar a cabo la traducción de la Comedia. Ten en cuenta que mi especialidad no es la literatura italiana, yo me formé en filología hispánica y, a lo largo de todo estos años en la universidad, me he dedicado principalmente a Góngora, a Cervantes y a Quevedo. Lo que pasa es que a través de Góngora llegué a Ariosto, gracias al cual me convertí en un italianista diletante. Como te decía antes, desde muy joven aspiré a traducir a Dante y desde muy joven también quise ocuparme de la literatura italiana. Mi primer gran trabajo fue la traducción del Ariosto. Volviendo a tu pregunta, me he documentado mucho acerca de Dante, he leído la bibliografía más reciente que se ha escrito de él y varias más. Ha aparecido más de una en los últimos años y, seguramente, aparecerán más con ocasión de la celebración del centenario en 2021, fecha para la cual Italia se está preparando. Así que he tenido en cuenta tanto el elemento filológico como el elemento biográfico para poder comprender mejor el texto y estar en mejores condiciones para traducirlo.
–En una entrevista comentó que le resultó más difícil la traducción de Orlando Furisoso --obra que, sin embargo, a priori es más amena y conceptualmente menos compleja-- que la Comedia.
–Efectivamente, el Orlando Furioso es más ameno y menos complejo, pero tiene una dificultad extra con respecto a la obra de Dante: a nivel de extensión, es más del doble de la Comedia. La obra de Ariosto se compone de casi 40.000 versos y esto para un traductor supone un enorme desafío. Precisamente porque no era mi trabajo principal, pues por entonces estaba trabajando sobre Góngora y Cervantes, decidí que no iba a eternizarme en la traducción del Orlando Furioso. Así que me impuse un plan de trabajo tan duro, con sesiones de traducción de 13 horas al día, y terminé con la espalda destrozada por culpa, en gran medida, de la incomodísima silla que tenía en el pequeño apartamento de Florencia, donde realicé gran parte del trabajo.
–Tras un trabajo de traducción tan duro, ¿se termina amando u odiando más al autor y su obra?
–Se termina amando más al autor y a la obra, sin duda. Cuando terminé de traducir el Orlando furioso, a pesar de que era algo más joven de ahora, tuve la impresión de que ya no tenía nada más que hacer en la vida y me dio mucha tristeza el no tener más versos de Ariosto para traducir. Superé, eso sí, bastante pronto ese periodo de tristeza, sobre todo gracias a la hernia discal que tuve, pues me recordó lo imprudente que había sido con ese ritmo de traducción que llevé. Piensa que los 40.000 versos los traduje en menos tiempo del que he invertido en traducir la Comedia.
Edición de la 'Comedia' de Dante de Micó / ACANTILADO
–¿Ha salido indemne de la traducción de la Comedia?
–No del todo. La semana pasada tuve un cólico nefrítico. No se lo atribuyo directamente a Dante, pero bueno…
–Usted ha optado por traducir los versos de Dante sin respetar la rima. ¿La fidelidad a un texto reside en el ritmo, en el sentido o en la palabra literal?
–El objetivo de toda traducción debe ser conseguir ser lo más fiel posible a lo que el autor dice. En este sentido, tuve mayores dificultades con el Orlando Furioso, que, como he dicho, son 40.000 versos estructurados sobre una estrofa de ocho versos con rima consonante. El problema que tenía es que, si convertía el texto de Ariosto en 40.000 endecasílabos con rima, desaparecía la estrofa, elemento clave del texto. Por esto, decidí prescindir de la rima y mantuve un pareado asonante al final de cada estrofa para dar la idea de la octava. ¿Qué pasa con la Comedia? Se ha traducido muchas veces y tanto en prosa como en verso rimado encontramos muchas traducciones. La más famosa es la de Ángel Crespo, pero antes y después ha habido otras que también respetan lo que la crítica llama la rima generatrice. Pero, claro, una cosa es la rima en manos del autor y otra cosa es la obligación del traductor de respetar el sentido literal, que es lo primero que hay que respetar. En un segundo momento, obviamente, hay que reconstruir un valor poético. Esta reconstrucción se puede hacer con o sin rima, mientras se mantenga la música del endecasílabo, la estructura de las estrofas y la independencia de los tercetos.
–Los tercetos aluden al número 3, clave en la Comedia.
–Efectivamente. Por esto he respetado la estrofa en su ordenación. La experiencia como lector de otras traducciones, tanto la de Bartolomé Mitre en el siglo XIX como la de Ángel Crespo o la de Abilio Echevarría, que en ocasiones encuentra soluciones mejores que Crespo si bien no tiene su fama, me ha llevado al convencimiento de que, muchas veces, el mantenimiento de la rima lleva a traicionar el sentido literal o a utilizar una lengua innecesariamente arcaica. Por ejemplo: Crespo, en pos de la rima, traduce "paura" por "pavura" cuando "paura" en italiano es un término coloquial que debe ser traducido como "miedo". Si para conseguir la rima utilizas "pavura", que es una palabra anacrónica, estás obligado a una selección semántica y léxica que traiciona el sentido literal.
–Muchas veces se dice que "una traducción ha quedado vieja", pero ¿qué significa exactamente actualizar una traducción?
–Traducir ya es de por sí actualizar. Sin embargo, para responder a tu pregunta te pongo un ejemplo: piensa en lo que significa para un japonés leer una obra en verso. Una traducción de la Comedia en japonés no tiene por qué mantener los tercetos en cuanto se está trasladando la obra a otro sistema lingüístico, donde el concepto de tercetos no tiene el sentido que puede tener para los sistemas lingüísticos provenientes del latín. Lo que quiero decir con esto es que hay que traducir cualquier obra antigua, no modernizándola, pero sí actualizándola, convirtiéndola en algo legible para que el lector de hoy pueda percibir, en el caso de la Comedia, como una obra poética. Todavía no ha llegado el momento de traducirla en prosa al castellano, pero, quizás, sí se podría traducir en prosa al japonés, cuyo sistema métrico es muy diferente al nuestro. En castellano las traducciones en prosa de la Comedia han sido siempre traducciones de servicio para comprender el sentido de la obra, pero donde se pierde el valor poético.
–Hemos hablado del sentido literal, pero Dante proponía otros tres sentidos: el alegórico, el moral y el anagógico.
–Sí, Dante habla de cuatro sentidos, pero tres de ellos equivalen al sentido alegórico. Esto complica la traducción, porque tienes que dar a entender que detrás del sentido literal hay un sentido de alegoría. Sin embargo, como la crítica no siempre se ha puesto de acuerdo en la interpretación de las alegorías propuestas por Dante, en ocasiones, con el solo ejercicio de respetar el sentido literal ya se da la posibilidad de abrir la lectura a esos otros sentidos. Dicho esto, la pluralidad de sentidos añade una dificultad extra a la hora de la traducción y, precisamente por esto, dejé por último el primer canto, que es uno de los más claramente alegóricos y tiene un primer verso más complejo de lo que aparenta y que se puede traducir de muchas maneras.
José María Micó ante su traducción de la 'Comedia' / LENA PRIETO
–El verso inicial, "Nel mezo del camin di nostra vita" es seguramente uno de los versos más conocidos de la historia de la literatura.
–Sí y, además, es muy complejo por el valor alegórico que tiene. "Nel mezzo" tiene una dimensión espacial, pero también temporal. "Nostra vita" alude a nuestra vida, pero también a la vida de todos. Lo dejé por último, pues quise reflexionar en torno a cómo traducir este verso muy complejo y, a la vez, muy sencillo en sus palabras.
–Habla de la sencillez de la lengua. En Dante, el uso de una determinada lengua, como vemos en De vulgari eloquentia, no es baladí. Viene precedida de una reflexión acerca de cómo debe ser el italiano literario.
–Efectivamente. De vulgari eloquentia es una reflexión sobre el italiano y, más en concreto, sobre el italiano literario. La Comedia es la plasmación de esa reflexión. Hay que tener en cuenta que para su tiempo la lengua de Dante era muy variada. Hasta entonces nadie había escrito una obra de esa extensión, de esa variedad temática y de esa riqueza lingüística, incluyendo términos bajos y, al mismo tiempo, con pasajes de excelsitud insuperable. Podemos decir que Dante inventó en cierto modo la lengua literaria.
–¿Podemos decir también que la Comedia es una enciclopedia de los personajes más relevantes del siglo XII?
–Sí, en la Comedia aparecen gran cantidad de nombres propios. Algunos muy conocidos, cuyas vidas podemos rastrear, y otros bastante anónimos, personas de la Florencia de su época, conocidos o enemigos suyos, aunque sobre todo enemigos. Dante estaba en el exilio y quería vengarse de algún modo.
–¿Podemos decir que la Comedia es una venganza?
–Más bien es un gran intento de venganza. En el Paraíso, Dante dice que cree que con este poema podrá regresar a su ciudad y triunfar como poeta, pero se equivoca. Nunca pudo regresar y la Comedia es su manera de reivindicarse ante la situación injusta que vive. Piensa que él vivió diecinueve años de exilio; nunca volvió a ver a su mujer, pero sí a sus hijos, que no solo terminaron viviendo con él, sino que fueron los primeros admiradores y exégetas de la Comedia.
–Yo me quedo con el Infierno, pero usted ¿con qué cántica se queda?
–En principio, yo también me quedo con el Infierno, pero, he de decir que en este proceso de traducción he descubierto el Purgatorio y el Paraíso. Ya los había leído, pero el hecho de tenerlos que traducir ha aumentado mi admiración por Dante y por estas dos cánticas. El Infierno tiene mucha prensa, buena y mala, tiene su tradición literaria, tiene sus referentes y sus personajes reconocibles. Por el contrario, podemos decir que el Purgatorio es casi una invención de Dante. El concepto de Purgatorio fue establecido por la iglesia cuando Dante era muy joven; sin una tradición literaria detrás, sin un imaginario colectivo, el florentino tuvo que inventarse un Purgatorio ficcional. Y lo admirable es que le dedica el mismo espacio que le dedica al infierno, donde trabaja con unos referentes y una tradición literaria muy consolidada. El Paraíso, por su parte, es un espacio en el que no pasa nada y que se puede resumir con ese "más luz, más luz", que dijo Goethe en su lecho de muerte. En este sentido, el Infierno es el canto más divertido, donde encontramos cantos tan conocidos como el de Paolo y Francesco, el de Ulises o el de Brunetto Latini, el maestro de Dante. Sin embargo, como te decía, traduciendo toda la obra y tratando de dedicar el mismo tiempo y la misma atención a cualquier verso de la Comedia, por muy menores que pudieran ser, he descubierto un Dante extraordinario tanto en el Purgatorio como en el Paraíso.
–El Paraíso es el canto más teológico y puede que más complejo a nivel conceptual.
–Sin duda, es la parte más teológica, más compleja conceptualmente y más abstracta. El Paraíso es un poema místico de 4.500 versos y, en este sentido, salvo algunas biografías que incorpora, como la de San Francisco, y salvo su encuentro con su antepasado, podemos decir que es la parte más espiritual de toda la obra. Eso sí, a pesar de todo, en el Paraíso está también muy presente el elemento político.
–¿La Comedia es una obra política?
–Es un poema muy político. Desde los primeros versos, Dante plantea la idea de que es posible tener un imperio mejor y de que hay una mejor manera de gobernar. Denuncia la corrupción de los funcionarios, de los políticos, de los emperadores y de los papas. De hecho, casi todos los papas de la época de Dante están en el infierno, en concreto, en el canto XIX. La idea última de la Comedia es que, tarde o temprano, aparecerá el emperador capaz de poner orden. Es, obviamente, una idea providencial a la que Dante se aferra debido a su propia experiencia política en Florencia. Muchas de sus obras, sobre todo su tratado La monarquía, recogen esta idea política.
–En su traducción de la Comedia ha decidido incluir el texto original.
–Sí, porque, al menos para mí, en el caso de la poesía es casi un deber editorial dar la posibilidad al lector de leer el texto original, sobre todo si se trata de lenguas tan próximas como lo es el italiano con respecto al castellano. Evidentemente yo no necesitaba traducir a Dante porque ya lo entendía en italiano, pero quise hacerlo, para mí era una responsabilidad hacia mí mismo y hacia los lectores, porque a los clásicos hay que traducirlos continuamente. No hay que pensar en términos comerciales, sino en términos intelectuales y culturales. En este sentido, para nosotros, para la editorial y para mí, era un deber incluir el texto de Dante, aunque actualmente haya mucha discusión acerca de cuál es la mejor manera de editar la Comedia y de establecer el texto.
–No sabía que había discusiones a la hora de establecer el texto definitivo de la Comedia.
–Desde hace más de 50 años se usa la edición de Giorgio Petrocchi, pero últimamente se están discutiendo algunos de los criterios textuales y filológicos utilizados por él y hay varios proyectos que tienen como finalidad publicar nuevas ediciones críticas de la Comedia. Hay en marcha un proyecto monumental que tiene como objetivo la publicación de las obras completas de Dante, ya se han publicado siete u ocho volúmenes enormes y todavía no ha salido la Comedia, que se publicará próximamente. En esta edición nosotros hemos recurrido al texto de Petrocchi para que el lector que sepa algo de italiano pueda comprobar si he cometido muchas traiciones o si es aceptable el grado de fidelidad.
–¿Dante impregna la cultura italiana más que Cervantes con respecto a la cultura española o su presencia es equiparable?
–Yo creo que Dante impregna más la cultura italiana que Cervantes la española. Te pondré un ejemplo muy banal, demasiado material, pero significativo: en las monedas de dos euros italianas está el rostro de Dante. Aquí hemos optado por poner al Rey en todas ellas y Cervantes no aparece por ningún sitio. Eso sí, hay que decir que en Italia también han avanzado a golpe de centenario y todos los centenarios tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Hay buena parte de la población que no leerá nunca El Quijote ni la Comedia, pero la diferencia es que el estatuto que tiene la Comedia en la enseñanza italiana es mayor a la de El Quijote en la enseñanza española. Todo italiano que ha hecho la secundaria ha pasado por Dante y no se puede decir lo mismo de Cervantes. Los centenarios, como el que tuvimos recientemente de Cervantes y el que se celebrará de Dante en 2021, ayudan a renovar la bibliografía y a que se publiquen nuevas ediciones.
–Es bastante significativo que la RAI, la televisión pública italiana, programara durante algunos años, durante las fiestas de navidades y en prime time, lecturas de la Comedia realizadas por el actor y director Roberto Benigni.
–Sí y este espectáculo retransmitido por televisión, Benigni, que era quien lo había ideado, lo llevó también a los teatros, que conseguían siempre el aforo completo. Yo asistí como público a uno de estos espectáculos y fue espléndido, no sólo porque Benigni recitaba los versos de Dante de memoria y sin fallos, sino porque antes de la lectura hacía un comentario detallado terceto por terceto. Para ser justos con Cervantes, hay que decir que El Quijote y la Comedia son dos obras distintas: mientras que la obra de Dante tiene esa condición ritual y musical del verso, El Quijote es una obra de prosa conversacional. Sus méritos son de otro tipo y no se presta tanto a ser recitado ni se presta tanto a que sus frases sean recordadas, algo que sí sucede con Dante, muchos de cuyos versos se han convertido en proverbios de la lengua italiana. Esta diferencia juega a favor de Dante, pero hay que decir que, en ocasión de los centenarios, se han hecho cosas importantes con respecto a Cervantes.
–Tras traducir el Orlando Furioso y la Comedia, ya solo le queda la Gerusalemme liberata de Tasso, de la que, si no me equivoco, tiene traducida una parte.
–Sí, después de Ariosto pensé en traducir a Tasso y traduje el primer canto de la Gerusalemme Liberata, pero, por diferentes circunstancias, hice otras cosas y opté por meterme con Dante, que era el autor que más me interesaba. Ahora me apetece descansar un poco, hacer lo que tengo que hacer por mi profesión y dedicarme a la música. Dicho esto, no descarto con tiempo recuperar a Tasso y traducirlo.
–Tasso es un autor muy desconocido en el campo literario español.
–Sin duda. Además, la Gerusalemme liberata está en una situación editorial penosa. No se traduce desde el siglo XIX y si un lector español quiere leerla tiene que ir a una biblioteca o rebuscar en una librería de bibliófilo en busca de alguna traducción del XIX, como la del Conde de Cheste. La situación de Tasso es tan desesperante como era la de Ariosto antes de que lo tradujera. Había alguna traducción en prosa del Orlando furisoso, pero las últimas en verso eran del siglo XIX y no estaban completas porque se habían censurado los cantos más eróticos.
–¿Usted siempre traduce obras en verso?
–Sí, yo solo traduzco verso. No soy un traductor profesional, traduzco por deseo.
–Algunos dice que es más complejo traducir versos que prosa.
–Evidentemente, pero yo lo hago como aprendizaje para mejorar mis propios poemas.