Ludwig van Beethoven, el ilustre compositor alemán nacido en Bonn, era en realidad medio catalán. Bueno, era un catalán de soca-rel, y no solo porque su abuela paterna, Maria Josepha Ball, fuera de Vilassar de Mar —ciertamente nació en Châtelet, Bélgica—, sino porque se implicó tanto en la causa que llegó a componer obras “contra la dominación española” (¿hay algo más catalán que ir contra España?). Sí, amigos, hemos vivido con una venda en los ojos durante muchos años por la manipulación de la historia. Menos mal que el revisionista y objetivísimo Institut Nova Història ha llegado a tiempo, una vez más, para salvarnos e iluminarnos.
Beethoven, el Español —como lo conocían en Alemania, según esta revisión histórica, para dolor del separatismo—, es el último de los ilustres personajes de nuestro mundo con raíces catalanas, siempre según las investigaciones del Institut Nova Història, adecuadamente pagadas con dinero público; esto es, sufragadas por el ultranacionalismo catalán. Antes, la entidad ya catalanizó a Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Hernán Cortés, Leonardo Da Vinci, William Shakespeare —la prensa inglesa, escandalizada—, El Cid, El Bosco… Cleopatra, Albert Einstein, Thomas Edison, George Washington y Marie Curie no tardarán en caer en el saco; pocos se libran de tan pegajosos tentáculos.
Con tal nómina de catalanes ilustres —algunos, nacidos antes incluso de que existiera Cataluña—, creativos, genios, exploradores, abiertos al mundo y de mente la pregunta es obligada: ¿qué hemos hecho para pasar de Da Vinci, Shakespeare, El Cid, Colón, Cervantes… a Junqueras, Puigdemont, Turull, Forcadell, Cuixart, Sànchez... que representan todo lo contrario? ¿Por qué? Esto demuestra que la teoría de la evolución de Darwin es poco fiable y presenta notables lagunas, y que el Institut Nova Història miente. Aun así, recomiendo a sus responsables que sigan destinando dinero a buscar raíces catalanas, que deben estar ya cerca de encontrar el origen común: la vida en los árboles.
Salvo por este agradecido circo para entretenernos en los difíciles tiempos pandémicos que corren, en Cataluña todo sigue igual, más allá del Covid: los indultados y los fugados insisten en que lo volverán a hacer, mientras cada vez hay más pobreza en la autonomía —y muy elevada entre los niños—. Y, en paralelo a ello, el Govern destina 10 millones de euros al fondo de rescate indepe, aunque los bancos españoles se niegan a avalarlo. El president Aragonès, por su parte, mantiene su negativa a participar en la Conferencia de Presidentes del próximo 30 de julio. Menos mal que la matria de Yolanda Díaz —evolución del mujernaje de Colau—, concepto que define como sinónimo de diálogo, también ha llegado para salvarnos y para poner un poco de paz y orden.