El 7 de enero de 2015, dos militantes de Al Qaeda irrumpieron en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, en París, y asesinaron a doce personas. Exactamente en esos mismos días, un ataque perpetrado por combatientes de Boko Haram en un pueblo del norte de Nigeria llamado Baga se saldó con una masacre de más de 2.000 personas. Mientras que el primer atentado ocupó portadas internacionales durante días y se popularizó la etiqueta #JeSuisCharlie, el segundo casi careció de cabida en los medios. Este contraste en la repercusión fue lo que impulsó a un grupo de ocho africanistas españolas procedentes de diversas disciplinas a crear Africaye, una plataforma sin ánimo de lucro que tiene como objetivo informar sobre el África subsahariana de una forma libre de los prejuicios que han marcado la mirada sobre el continente africano en los últimos siglos.
“Notábamos que los medios de comunicación abordan la información sobre la región subsahariana sin el contexto y la profundidad necesaria. Se limitan a dar la noticia en sí: un golpe de estado, un atentado...” explica Ana Henríquez, periodista canaria especializada en África subsahariana y una de las ocho fundadoras de Africaye. Herníquez pone como ejemplo la forma en que algunos medios españoles han abordado el reciente asesinato de dos periodistas españoles en Burkina Faso en manos de un grupo armado. “La noticia ocupó las portadas de los principales periódicos y abrió informativos en radio y televisión, pero la forma de abordarla apenas se detenía en el hecho noticioso en sí (los asesinatos y cómo y de manos de quiénes se habían producido). Se centraba en destacar las trayectorias profesionales de ambos e incluirlos en la lista de reporteros españoles fallecidos en zonas de conflicto, sin explicar pausadamente el contexto del país, Burkina Faso, en este momento, más allá de menciones --también superficiales-- al motivo por el que estaban allí trabajando los dos periodistas: la caza furtiva” comenta Henríquez.
Desprenderse de los estereotipos
La periodista canaria subraya que la violencia que vive Burkina Faso no es algo reciente (algunas oenegés calculan que se habrían superado las 5.000 víctimas mortales) y utilizar conceptos tan vagos como “la inestable zona del Sahel” no ayuda a entender lo que está pasando allí. “Este pasado lunes, en la misma región donde mataron a los dos periodistas españoles, terroristas yihadistas asesinaron a treinta personas e hirieron a veinte. Suceso, este último, del que apenas se ha informado en España”, critica.
La primera fase del proyecto Africaye consistió en el lanzamiento de la web, donde fundadores y expertos de varias disciplinas (política, economía, sociología, cuestiones de género, etc) publican regularmente artículos sobre la región subsahariana, huyendo del enfoque “academicista”. El segundo paso fue la puesta en marcha de un programa de formación --cursos online o presenciales-- para acercar la realidad africana al público general, en colaboración con universidades e instituciones académicas. Y el tercer paso ha sido el lanzamiento del libro Brújulas sobre África, una recopilación de artículos sobre África que invitan a “desprendernos de los estereotipos que ya hemos interiorizado sobre el continente”, explicaron los fundadores de Africaye durante la presentación online del libro, organizada el pasado abril por Casa África.
“Es evidente que cuanto mejor informados estamos, más nos hacemos cargo de las realidades que hay en los países de donde proceden las personas que llegan al nuestro y este conocimiento normalmente genera más o menos empatía”, explica Henríquez, convencida de que una mejor información sobre el África subsahariana puede servir para mejorar la integración de los inmigrantes en España. Por otro lado, los fundadores de Africaye creen que una de las claves para informar “mejor” sobre África es desprenderse del enfoque victimista que ha predominado en el discurso occidental a la hora de acercarse al continente africano.
Todo pendiente del hombre blanco
"Por ejemplo, en Africaye tenemos una sección específica sobre cuestiones de género y mujeres, donde evitamos enfocarnos exclusivamente en las violencias que sufren las africanas porque, aunque estas sean un problema real con el que hay que acabar, en ocasiones, parece que es para lo único que se les da un papel protagonista, como víctimas pasivas”, apunta Henríquez. Desde Africaye, prefieren visibilizar a las mujeres del continente “como las figuras clave que son para el desarrollo de las sociedades desde todos los ámbitos (económico, político, etc.) porque han jugado y juegan un papel activo fundamental en el devenir de los Estados africanos”, añade.
Cinco años después de su creación, los fundadores de Africaye quieren pensar que, gracias a la web, los cursos y la reciente publicación del libro, han logrado aportar su pequeño grano de arena para superar los estereotipos y hacer más comprensible la complejidad de las realidades subsaharianas para la audiencia castellanohablante.
“Antes, el público en general no estaba familiarizado con las diferentes realidades africanas y eso hacía que, para poder contar una historia específica, se tuviera que comenzar casi desde el principio. Además, cuando África sí aparecía en las noticias, los medios frecuentaban enfoques mitológicos, distorsionados o, en algunas ocasiones, abiertamente racistas o patriarcales que nos remitían a aquel viejo chiste del periodista como enviado especial por el que, si no habías bebido whisky mientras las balas soplaban encima de tu cabeza, es que no comprendías África”, escriben los fundadores de Africaye en el prólogo de Brújulas sobre África. Y añaden: “El África que se mostraba en la sociedad era doble. O conflicto o safari. O Diamante de sangre, donde el salvador blanco se mueve valientemente por el conflicto negro, o Memorias de África, donde las y los africanos son meras figuras decorativas de un escenario en el que los blancos cuentan su historia. Lo importante, en esencia, no era qué sucedía al sur del Sáhara, sino qué estaba haciendo allí el protagonista blanco de nuestra historia”.