De la edad de piedra a la edad de los datos. Un enorme salto en la evolución de las sociedades humanas sobre el que han reflexionado Yuval Noah Harari y Juan Luis Arsuaga, invitados a un encuentro organizado por la Digital Future Society en el marco del Mobile World Congress (MWC). El coloquio ha sido moderado por la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, y ha contado con la presencia del rey Felipe VI entre los asistentes.
El ensayista israelí y el paleoantropólogo español han conversado acerca de los desafíos que la vanguardia tecnológica plantea para el humanismo. El control de los gobiernos a través de los datos, la modificación genética para burlar la mortalidad y la generación de una estirpe de posthumanos han centrado el debate entre ambos intelectuales. Mientras que el primero se ha mostrado preocupado por el devenir de las democracias en el próximo mundo digital, Arsuaga ha sido más precavido en sus especulaciones sobre los usos futuros de la tecnología.
Harari: "La IA cambiará el poder"
El autor de Homo Deus y Homo Sapiens ha aventurado un escenario de elevada incertidumbre por el impacto de la inteligencia artificial (IA) sobre la sociedad contemporánea. "La IA y el big data cambiarán el mundo mucho más rápido que la propia biotecnología. Nadie tiene una idea clara de cómo serán las relaciones humanas, pero la inteligencia artificial cambiará nuestra cultura y el poder en los próximos 20 años", ha afirmado.
Esta revolución llegará antes de que las ciencias de la vida sean capaces de aumentar sustancialmente la longevidad humana, y podría tener derivadas abiertamente perjudiciales. Esto no significa, como ha alertado el pensador, que el hombre no haya sentido siempre un deseo de automejora para crear un "hombre nuevo". Aunque este hito llevará más tiempo que los efectos de la IA sobre la vida colectiva. "No habrá seres inmortales, sino la capacidad de hackear a los humanos y de crear dictaduras digitales", ha concluido.
Arsuaga: "No queremos ser 'cyborgs'"
Arsuaga se ha desmarcado del panorama desolador descrito por Harari. El científico ha manifestado que la "esencia humana" se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo. Respecto al debate sobre el posthumanismo, ha puesto como ejemplo el gusto por la morfología humana de la mayoría de ciudadanos: "No queremos ser cyborgs. Preferimos ser como las estrellas de Hollywood y por eso vamos al gimnasio. No creo que vayamos a modificarnos, que vayamos a editar nuestro genoma con una morfología que no nos sea conocida", ha dicho.
Asimismo, el paleoantropólogo se ha mostrado escéptico sobre los logros de las técnicas para alargar la longevidad. "Vivir más de 120 años es más complicado. Quizá creemos una especie que viva muchos años, pero se tarda 20 años en hacer un ser humano adulto", ha indicado. Arsuaga también ha desconfiado de las iniciativas para perfeccionar el ser humano. "Me suena a eugenesia y creo que ya tenemos ejemplos en la historia de la producción de superhombres. Además, es complicado editar a un ser humano porque no existe un solo gen para cada rasgo físico", ha explicado.
El doble filo de la tecnología
"Cualquier tecnología se puede utilizar para propósitos distintos, para crear dictaduras o para sociedades liberales", ha argumentado el escritor hebreo. Harari ha puesto como ejemplo la instalación de chips bajo la piel: podrían utilizarse como un pionero sistema de salud pública o como una herramienta de control social en manos de un Gobierno totalitario.
Por ello, el historiador ha enumerado tres principios: reclamar a las organizaciones que piden datos en qué nos ayudarán, evitar la centralización de los datos y vigilar también a las corporaciones que recaban información de los ciudadanos. "Si la vigilancia solo va de arriba a abajo, vamos directos a una dictadura", ha resumido.
¿Qué hemos aprendido del Covid?
Ambos pensadores se han pronunciado sobre los efectos que el Covid-19 ha tenido sobre la sociedad. ¿Qué hemos aprendido de esta crisis sanitaria? Harari ha subrayado el valor de la ciencia, que ha sido capaz de generar nuevas vacunas en un tiempo récord. Aunque ha lamentado la falta de liderazgo a escala global: "Somos más poderosos que nunca, pero no utilizamos estas herramientas correctamente. Si hubiera un liderazgo mundial fuerte, la pandemia no se hubiera producido", ha concluido.
De nuevo, Arsuaga ha relativizado las palabras del israelí. "Las personas veneran la ciencia como si fuera una nueva religión. La ciencia es el nuevo Dios. La ciencia no podrá solucionar todos los problemas que creamos los hombres", ha resumido. Un intercambio de opiniones que ha mostrado las dos alternativas, una más pesimista y otra más optimista, sobre el impacto que la tecnología tendrá sobre el futuro de la humanidad.