El coronavirus SARS-CoV-2 ha hecho reactivar algo que muchas personas parecía tener abandonado, el sentimiento religioso. Solo hace falta ver los datos de audiencia: la bendición Urbi et orbi del papa Francisco emitida por televisión fue vista por 1.070.000 espectadores y alcanzó un 6,9% de cuota de pantalla, el mejor resultado de su historia.
Los expertos señalan que esta repunte de la fe en casos de crisis “es efectiva en términos psicológicos y sociales”, aunque no tanto para parar el virus. Así lo señala doctora en Antropología y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, Elisenda Ardèvol.
Valores adquiridos
La investigadora señala que, aunque la practica religiosa es cada vez menor y esté casi olvidada, en España “hay una ‘cultura católica’ profundamente afianzada” y en momentos como el actual el mismo hecho de rezar, por ejemplo, resulta más un intento “de recuperar la confianza en la adversidad”.
El Covid-19 se ha convertido en un fenómeno desconocido y que la ciencia, que para algunos sustituye a la religión, no ha podido controlar todavía. Es por eso que “recurrimos a eso que conocemos por formación o experiencia religiosas, pidiendo la intermediación”, señala el doctor en Sociología Francesc Núñez.
Ciencia vs fe
El repunte del sentimiento religioso, cuando el CIS asegura que hay más ateos, agnósticos o no creyentes que católicos practicantes (el 29,1 % frente al 22,7 %), no implica que se hayan girado las tornas y ahora no se crea en la ciencia, por ejemplo. De hecho, religión y ciencia puede convivir sin contradicciones, sobre todo en momentos como estos.
La profesora de Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y doctora en sociología, Natàlia Cantó-Milà, destaca que, cuando no se tienen los medios para superar algo, “la diferenciación clásica entre logos y mito se disuelve un poco”. Pese a que la gente sobrevive al coronavirus SARS-CoV-2, no se ha encontrado la cura y aún no se ha vencido y uno se encomienda a lo que en alguna ocasión le “ha dado alguna vez confort o la sensación de estar arropado”, señala. Pero “eso no quiere decir que ya no te fíes de la ciencia”, sentencia.
Valor del rezo
Aun así el rezo es la práctica ritual a la que más se está acudiendo, aunque sea en busca de un efecto terapéutico. El filósofo Miquel Seguró lo expresa con un paralelismo “cuando tenemos un problema y estamos muy angustiados, se lo contamos a alguien de confianza o que creemos que puede ayudarnos”, el rezo pese a ser una también “ese proceso de comunicación y de descarga ya es en sí mismo terapéutico”.
Núñez defiende ese valor otorgado al rezo en momentos de crisis, uno puede sentir que se hace “algo por los que están sufriendo, por tus familiares y por las personas a quien quieres en general”. “Como mínimo en lo personal tiene poder”, concluye. Aún así, la creencia en la ciencia y en la religión sigue siendo viable.