Al igual que sucedía con el famoso triángulo de las Bermudas, el espacio exterior también cuenta con zonas donde las cosas pueden llegar a desaparecer. Aunque no se produzca una desaparición real, sí se hace imposible la percepción o comunicación óptima con cualquier dispositivo o elemento que se encuentre en ese lugar. Esto se debe a anomalías que provocan un mal funcionamiento de telescopios, satélites y demás computadoras.
Las inoportunas injerencias llevaron a los científicos del Instituto Nacional de Astrofísica de Bolonia a estudiar el caso. Estos descubrieron finalmente que, en la órbita del planeta a la altura de Brasil, existe un desequilibrio magnético que afecta también a parte de la órbita situada sobre el Atlántico Sur. Las anomalías magnéticas terminan interfiriendo en las señales, de forma que dificultan la actividad espacial en esta zona.
¿A qué se debe?
El Cinturón de Van Allen se compone de varios campos de partículas cargadas de radiación que se encuentran entre los 1.000 y los 6.000 kilómetros de distancia de la superficie terrestre. Las irregularidades en el campo magnético de la Tierra provocan que la radiación del Cinturón de Van Allen penetre hasta llegar más cerca del firme del planeta.
El estudio de los científicos de Bolonia también descubrió que el área donde se aprecia la anomalía no es estática. La zona en la que se presentan las dificultades técnicas devenidas de la irregularidad del campo magnético de la Tierra avanzan en dirección Este al ritmo de 34 kilómetros por año.
Mejorar las herramientas de trabajo
Conocer qué es lo que sucede en el triángulo de las Bermudas espacial o, como se ha llegado a denominar, Anomalía del Atlántico, ayudará a las agencias espaciales a mejorar sus instrumentos. Los datos extraídos de la investigación pueden ser claves a la hora de modernizar los equipos que se vayan a emplear en esa misma zona.