Un equipo de astrónomos del Instituto Carnegie en Washington, en EEUU, ha hallado toda una revelación para la física de partículas: el objeto de luz más brillante jamás detectado en el universo temprano. Concretamente, se trata de un cuásar -fuente de energía radiante- originario en la época en la que nuestro universo presentaba menos de un 10% de su edad actual (7%). Este objeto luminoso está situado a 13.000 millones de años luz de distancia y su descubrimiento permitirá a los astrónomos poder explorar la juventud del universo durante su periodo inicial.
El cuásar es una fuente de energía con una radiación celeste muy intensa y que suele presentar un agujero negro supermasivo en el centro, capaz de engullir la materia que lo envuelve y escupir enormes cantidades de gas, proyectando un brillo tan intenso que es posible observarlo a años luz de distancia. Fue precisamente la luz de uno de estos cuásares lo que los astrónomos del Instituto Carnegie detectaron a través de un radiotelescopio, confirmándose que era el objeto más brillante del origen del universo: “Hay escasez de emisores de radio potentes conocidos de los inicios del universo y este es el cuásar de radio más brillante en esa época en un factor de 10”, explicaba el astrofísico Eduardo Bañados, líder del estudio.
Resultado de las observaciones
Las observaciones llevadas a cabo por el radiotelescopio determinaron que este cuásar, bautizado como P352-15, emite unos chorros de plasma capaces de propagarse a la velocidad de la luz que lo hacen especialmente brillante. Gracias a ello su energía puede estudiarse para conocer el origen de las primeras galaxias, aunque por el momento los científicos se hallan inmersos en analizar los componentes que producen esta fuente de energía y la ubicación exacta del agujero negro que lo forma.
Chris Carilli, otro de los astrofísicos a cargo del estudio, confirma con estas palabras la importancia de esta revelación: "Estamos viendo el universo cuando tenía menos de 1.000 millones de años. Esto es casi el final de un período en el que las primeras estrellas y galaxias estaban reionizando los átomos de hidrógeno neutros que impregnaban el espacio intergaláctico. El brillo de este cuásar y su gran distancia lo convierten en una herramienta única para estudiar las condiciones y procesos que prevalecieron en las primeras galaxias en el universo”.