Dice el mito que la gente que utiliza gafas es más inteligente. Es una creencia popular y, ahora, parece que tiene su base científica. Al menos es lo que revela un estudio de la universidad de Edimburgo (Escocia), el más grande realizado hasta el momento sobre la relación entre la necesidad de utilizar gafas y la inteligencia.

Los investigadores analizaron datos cognitivos y genéticos de más de 300.000 personas de entre 16 y 102 años de edad, y los resultados confirmaron que las personas más inteligentes tenían casi un 30% más de probabilidades de sufrir problemas de visión y de tener que usar gafas.

Inteligentes y con buena salud

Otro descubrimiento tiene que ver con la relación entre las personas inteligentes y su predisposición a gozar de una buena salud, ya que se observó que las personas con mayor función mental cognitiva eran menos propensas a sufrir enfermedades y trastornos como angina, cáncer de pulmón o depresión.

Chica con gafas / PIXABAY

Chica con gafas / PIXABAY

Sin embargo, los investigadores advierten de que únicamente se trata de correlaciones simples, por lo que ser más inteligente no significa necesariamente que tengas menos riesgo de padecer enfermedades cardiacas, por ejemplo. A pesar de ello, este estudio podría ayudar a comprender por qué la función cognitiva de los seres humanos se reduce como consecuencia de enfermedades y del paso del tiempo.

El origen de la inteligencia, cada vez más cerca

"Hace menos de una década estábamos buscando genes relacionados con la inteligencia de aproximadamente 3.000 sujetos y no encontramos casi nada. Ahora, con cien veces más participantes y con más de doscientos científicos trabajando codo con codo, hemos hallado que existen casi 150 regiones genéticas relacionadas con lo inteligentes que pueden ser las personas", ha explicado Ian Deary, uno de los responsables del estudio.

“El descubrimiento de los efectos genéticos compartidos y el estudio de la estructura del cerebro proporcionan una base para explorar los mecanismos por los que estas diferencias influyen en las habilidades cognitivas a lo largo de la vida de una persona", ha apuntado la doctora Gail Davies.