El 'Canon de cámara oscura', de Vila-Matas: un elogio a los grandes "raros" de la literatura

El rey de la metaliteratura Enrique Vila-Matas vuelve a jugar con su arte. En su nueva novela, Canon de cámara oscura (Seix Barral) aborda cómo pueden las ideas presentes en las ficciones de cabecera moldear las nuestras propias, influir en nuestra manera de ser en el mundo. A su vez, se adelanta y decide ir a la orden de los tiempos que corren: la voz que narra no es de un alguien, sino de un algo (y según se mire), un androide a la manera de una IA, quién se decide a crear un canon literario al margen del establecido.

Vila-Matas es el centro de todas las miradas en la cafetería de La Central de calle Mallorca, convertida en auditorio. "También en escenario de la novela", anuncia Elena Ramírez, responsable del sello Seix Barral, antes de iniciar el acto de presentación. Le acompaña la guionista y periodista Anna Guitart.

Los asistentes se asoman como pueden entre las estanterías, las sillas están contadas. La elegante figura del escritor destaca entre la multitud, inconfundible. Comienza anunciando que no tendrá reparos en hablar del extraño protagonista de su nueva novela, una elección que ha causado furor y extrañeza: se trata de un "androide". Heredero de la gran biblioteca creada por su maestro, este le encarga formar un nuevo canon, aunque a Vila-Matas no le gusta "nada el término”.

Enrique Vila-Matas en La Central

De hecho, las obras consideradas modélicas son objeto de discusión en esta novela-ensayo. Vidal Escabia, su protagonista, cada mañana selecciona un tomo al azar y de ahí un fragmento, hasta recoger 71 libros que a su parecer –y al de Vila-Matas, por supuesto– deberían considerarse a la luz del día como clásicos. "Ninguna de estas obras me desagradan, si no, no podría comentarlas".

Porque Canon de cámara oscura podría actuar como un "diario de lecturas", las propias del escritor barcelonés. Pero en el contexto del libro, son las de un ser sin pasado, sin infancia ni primera juventud que al principio de la lectura resulta sospechosamente robótico. A través de esta voz particular, Vila-Matas se desata y crea con una libertad total, "cervantina", según su editora.

Expone la necesidad de estudiar el "fallo" que se esconde tras la literatura de autores considerados "raros", como Kafka o Proust: "La realidad en el papel y la realidad misma tienen dos naturalezas distintas. El hecho de que la literatura tenga este defecto de fábrica, que no exista la novela perfecta, permite diferentes enfoques. Estos autores se decía que eran raros, pero siendo así llegaron a tener un estilo propio".

Androide-narrador-autor

El humor, la música –Vidal Escabia hace uso de la app Shazam, el autor reconoce haber hecho lo propio–, referencias literarias y anécdotas de escritores conocidos. Estas últimas acaban entrecruzándose en la mente del androide-narrador-autor, hasta el punto de que no es capaz de entenderse sin la literatura.

En determinado momento se desvela que es "un Denver-7", una estirpe de androides en busca y captura con capacidad para almacenar recuerdos, pero también para matar. Con referencias a una película de culto como Blade Runner, Vila-Matas se inmiscuye en la ciencia ficción. Pero esta "ya no es un género literario, vivimos en ella", advierte.

Con un protagonista que bien podría ser una Inteligencia Artificial, se jacta de que podría ser el primer escritor en intentar convertirse en una.

A partir de esta metamorfosis, además, intenta descubrir qué le llevó a querer convertirse en escritor, "a sentirse escritor", como le preguntó una amiga suya, una charla que al parecer es el origen de este libro, del que ya está en marcha una segunda edición. 

Enrique Vila-Matas presenta 'Canon de cámara oscura'

El encuentro finaliza con un turno de preguntas. Uno de los asistentes pregunta si ha pensado en los diferentes tipos de lectores que podrían adentrarse en tan complicada trama. Vila-Matas reconoce que para los iniciados en su obra podría llegar a asustarles, aunque es algo que en realidad no le preocupa demasiado. "Hay que escribir para uno mismo", dice, y recuerda a un Miles Davis que a menudo tocaba de espaldas al público: "para crear y disfrutar con lo que uno hace, a veces hay que concentrarse y olvidarse del otro". 

En cierta forma Vila-Matas no ha dejado de pensar en ellos, sus lectores, en la necesidad de dejar un espacio a su libre interpretación. En su nueva novela, una brillante convergencia de factores diversos, cultura, arte literario, intertextualidad, escritores malditos, Denver-7, Barcelona, anécdotas varias (una con Obama) y en sí "todo lo que hay en el libro", asegura el propio autor, "puede interpretarse como se quiera".