
El escritor islandés Arnaldur Indriðason
Indriðason: "Hay un tipo de poder que confunde a la gente con noticias falsas y la verdad es la primera víctima"
RBA publica 'El rey y el relojero', el primer thriller histórico del autor islandés en el que reflexiona sobre la verdad y la justicia, y cómo ambos valores se tambalean cuando un poder tiránico define sus límites
Arnaldur Indriðason es historiador, periodista y crítico cinematográfico. Es islandés y escritor de novela negra, dos aspectos que lo definen: ha escrito más de veinte noirs, todos ellos ambientados en su país natal, y en su momento fue el primero en atreverse a crear una novela negra 100% islandesa. Acertó de pleno: ha vendido más de 18 millones de ejemplares, sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas y es uno de los escritores más famosos en su país. Una lista de logros a los que podría añadirse otra proeza: ser uno de los (casi) 400.000 afortunados en el mundo que pueden considerarse islandeses.
Afortunados porque, si nos situamos en el plano de lo real, Islandia es uno de los países más seguros del mundo. Sin embargo, en el territorio de la ficción, Islandia es un país algo más 'negro' gracias al talento de Indriðason. Hijo del escritor Indriði G. Þorsteinsson, no se lanzó a escribir su primera novela hasta 1997, con 36 años. En España nadie supo de él hasta el año 2000, cuando la editorial barcelonesa RBA comenzó a publicar sus thrillers, protagonizados por el atormentado inspector Erlendur. Tres de estos libros han obtenido tres premios internacionales a la mejor novela negra, entre ellos un Gold Dagger: Las marismas, La mujer de verde y La voz (tres historias recogidas en un solo tomo, La trilogía del silencio). Por primera vez en España, RBA publicará la primera entrega de la serie sobre su segundo inspector estrella, Konrad.
En el cuerpo de esta entrevista, el autor ahonda en las claves de su última novela y primer thriller histórico, El rey y el relojero. Acompañado por su editora islandesa y traductora, Úa Matthiasdottir, Indriðason declara que no sabría decir si se considera afortunado por ser islandés: para él, vivir en Islandia es un "desafío" y/o un "milagro". Pero considera igual de difícil ser capaz de contar la verdad ante un poder omnipotente y voluble. En este sentido, entre el pasado de su nueva ficción y el actual escenario político mundial el islandés detecta, a su pesar, un claro paralelismo.

'El rey y el relojero'
¿A qué se debe el cambio de la novela negra pura al thriller histórico?
Encontré una buena historia. Los autores siempre están buscando un buen argumento y me topé con uno: un relojero islandés en la Copenhague del siglo XVIII había conseguido reparar un reloj muy famoso de un maestro relojero suizo llamado Isaac Habrecht. Me despertó un gran interés porque, además, los padres del relojero habían sido ejecutados en Islandia por infringir el código legal acerca del matrimonio (el Stóridómur). Quería conectar ambas cosas, un reloj estropeado en Copenhague y una ejecución injusta en Islandia. Mi idea fue trasladar el reloj estropeado al palacio. En el libro, allí va el relojero todos los días a repararlo, donde se encuentra con el rey danés Cristián VII. Empiezan a hablar y el relojero le dice al rey que su padre hizo ejecutar al suyo, un hombre inocente, de una manera muy injusta. Así nace su relación y la narración del relojero, que explica cómo ocurrió la muerte de sus padres en Islandia. Desde el principio, cuando empecé a juntar las piezas, vi que era un argumento maravilloso.
Al juntar las piezas, como en un reloj.
¡Exacto!
¿Y qué fue lo que le atrajo a usted para unir las tramas de estos dos personajes, un relojero islandés y el rey Cristián VII?
Fue la injusticia, lo abusivo que era ese código legal que regía a los islandeses en la época, llamado Stóridómur. Las infracciones afectaban a las relaciones intímas, eran leyes de muy largo alcance y sus sentencias muy crueles. Medidas con el rasero del mundo contemporáneo, aquellas acciones que se consdieraban infracciones eran ridículas. Por ejemplo, si eras un hombre y te acostabas con una mujer que antes había tenido relaciones con tu hijo, eso suponía una condena a muerte. En el libro, toda la parte que transcurre en Islandia está basada en datos históricos, y también tiene que ver con la falta de misericordia de las autoridades; lo que ocurre en Copenhague trata sobre la evolución de la relación entre el relojero y el rey, y en este caso todo lo que sucede es invención mía.

Arnaldur Indridason Europa Press
¿Cómo fue el proceso de investigación previo a la escritura de la novela?
Me aproveché de todo el conocimiento que tengo después de cursar una carrera como historiador. Viajé por esos lugares donde ocurren los sucesos, los fiordos del Oeste en Islandia, también fui a Copenhague y caminé por las viejas calles que aparecen en la novela. Visité el castillo de Rosenborg donde se encuentra el reloj de Habrecht, que ha vuelto a averiarse después de que Jón Sívertsen (el relojero islandés) lo reparara.
Disfruté mucho con este trabajo, que también consistió en indagar sobre la situación de mi país durante la segunda parte del siglo XVIII. Era terrible. Nadie debería vivir en Islandia, y menos en esa época. No solo vivimos muy al norte, en un clima terrible y con oscuridad gran parte del año, sino que también tenemos terremotos y erupciones volcánicas, las más grandes de Europa… es un milagro que podamos vivir allí.
Cito una frase de su libro: Lo único que sé es que ser islandés a menudo es un desafío, y dudo que alguien eligiera serlo si no fuera necesario. Su traductora comenta que se sintió muy identificada cuando leyó esa parte.
(Indriðason exclama) en inglés: Absolutely!.
Y solo faltaba el Stóridómur.
Era muy difícil ser islandés en ese momento. El relojero intenta contárselo al rey, hablarle sobre la situación de la colonia, en la cual el rey es todopoderoso. Lo que sucede allí es terrible. El relojero, un narrador muy sutil, va metiéndolo poco a poco dentro de la narración…
Sorprende la tranquilidad con la que se expresa.
Porque tiene que medir sus palabras, está pisando sobre cristales rotos. Tiene que tener mucho cuidado para no enfadar al rey. Es muy complicado porque quiere contarle la verdad, y Cristián VII es un oyente muy complicado. Además, es el rey: una palabra mal dicha y puede acabar con su vida. En ese sentido, la novela trata sobre cómo contar una historia sin perder la vida. Y lamentablemente, tiene una referencia muy clara a nuestra actualidad.
¿Por qué?
Esta historia habla muy directamente a nuestro tiempo, en ella se habla del valor que hay que tener para contar la verdad delante de un poder absoluto y cruel. En el día de hoy, con este nuevo orden mundial, parece que nos encontramos ante ese tipo de poder. Se confunde a la gente con noticias falsas y la verdad es la primera víctima.
Dinamarca tiene un papel muy importante en la novela. ¿Cómo es la relación actual entre ambos países vecinos?
Nos encantan los daneses y nos encanta Dinamarca, tenemos una relación muy amorosa con ellos. Conseguimos la independencia en 1944, y desde entonces nos ha unido una profunda amistad, sobre todo al devolvernos algunos de nuestros antiguos manuscritos, el mayor tesoro de los islandeses. Gran parte de nuestra lucha por la independencia pasaba por recuperar esos tesoros.

Glaciar en Islandia Wikimedia Commons
En todas sus novelas explora la relación entre pasado y presente, en especial cómo las heridas y los traumas nos afectan. En esta novela, los dos personajes están atravesados por una herida similar.
Todas mis novelas giran alrededor del tiempo como fenómeno. ¿Qué es el tiempo? ¿Qué hace el tiempo? ¿Cómo incide sobre nosotros, a parte de acabar con nosotros al final? ¿Cómo puede un momento determinado en el tiempo influir sobre otro? La mayoría de mis libros se han planteado estas preguntas, pero ninguno de ellos se han acercado tanto a contestar la pregunta de qué es el tiempo como este libro. En él, el objetivo es reconstruir un reloj y hacerlo volver a funcionar. En la primera página se explica que el tiempo se ha detenido: para el relojero, se detuvo cuando ejecutaron a sus padres; para el rey, cuando experimentó una traición. Por tanto, la cuestión no es solamente hacer funcionar el reloj, sino también hacer que vuelva a marchar el tiempo sobre estos dos hombres, que no se queden anclados en un momento del pasado.
Nadie sabe lo que es el tiempo, yo tampoco lo sé, pero es muy divertido pensar sobre él.
El rey y el relojero también habla de la necesidad de curar esas heridas.
Se dice que el tiempo cura todas las heridas, pero diría que mis libros demuestran lo contrario: el dolor sigue ahí, a pesar de que pase el tiempo. Y eso nos lleva de nuevo a qué es el tiempo y cómo nos afecta.
¿Por qué empezó a escribir novela negra?
Tuve una buena idea. Durante mucho tiempo pensé en la posibilidad de escribir, pero no fue hasta ese momento que se cristalizó. Llevaba tiempo pensando en qué haría falta para escribir trescientas páginas en términos de esfuerzo, de tiempo… pero siempre supe que sería una novela negra. Había pensado largo y tendido sobre por qué los islandeses no podíamos escribir una buena novela de este género. No había tradición, no tenía historia ni apoyo. Los islandeses no pensaban que se podía escribir una buena novela negra situada en Islandia: es una sociedad muy poco variada, simple, monocorde, rural… Cuando me lancé, muy pronto me di cuenta de que se adaptaba muy bien a mi personalidad escribir una novela que encerrara algún tipo de misterio, de secreto. Desde entonces han pasado casi treinta años y no he parado.
Escogió bien (risas). ¿Lee novela negra?
Sobre historia, biografías, poesía… No mucha novela negra. Estar trabajando en este género todos los días hace que no suponga una distracción para mí. Necesito hacer una pausa y leer algo completamente diferente.
Uno de los personajes clave en la novela es un poeta islandés, Eggert Ólafsson.
Era un poeta muy querido por los islandeses. Aún cantamos sus poemas. Se sobrepasó un poco (refiriéndose a su muerte), él quería salir en barco y se precipitó… Ólafsson fue muy importante no solo como poeta. Como científico, intentó introducir muchas novedades que la mayoría de islandeses rechazaron. Por ejemplo, quiso que aprendieran a cultivar vegetales y que comieran patatas. Los islandeses no lo entendieron.
Ólafsson murió cuando se atrevió a desafiar el clima islandés. De alguna manera, se enfrentó a Islandia, el otro gran personaje protagonista de sus novelas. El clima y el paisaje son dos componentes clave en el noir, también las problemáticas sociales del lugar donde se ambienta la historia. ¿Qué nos cuenta sobre su país en sus novelas?
Islandia tiene una presencia muy grande en todos mis libros y en todas las obras de los autores islandeses. Es inevitable. Todavía hoy es muy difícil vivir allí, no es ningún juego. Estamos viviendo una oleada de turismo y cada año algún turista pierde la vida, incluso algún islandés fallece a causa de las condiciones climáticas. Por otro lado, a través de mis novelas he intentado tratar la historia del país, desde el siglo pasado hasta nuestros días. También la historia de Reykjavik, sobre todo en la serie del inspector Konrad, que todavía no ha salido en España. En otoño saldrá a la venta el primer libro en España.
¿Qué planes tiene para el futuro?
Mi último libro se publicó en Islandia el 1 de noviembre, otra novela histórica. Trata sobre un poeta islandés que vivió cien años después de Eggert Ólafsson y que también tuvo una muerte muy trágica. Estuvo tres días sobre su lecho de muerte en un hospital de Copenhague. Durante ese tiempo en la novela piensa en el pasado, en el campo de Islandia de dónde proviene, y recuerda un viejo caso de un joven pastor que desapareció misteriosamente. Historia y crímenes, no hay mejor combinación.