¿Qué leemos? ¿Qué forma parte de la conversación pública, y qué responsabilidad en ello tienen los editores o los libreros que recomiendan libros? En unos años en los que ya no están los grandes prescriptores, porque todo es “líquido”, como apuntó Zygmunt Bauman, la cadena de valor en el mundo de la cultura ha cambiado mucho. Pero sigue habiendo editores, editoras, libreros, comunidad, medios de comunicación. Un ecosistema que permite ofrecer referencias para que el ciudadano, con su criterio, pueda elegir. En Letra Global hemos hecho ese esfuerzo. Y la conclusión es clara: “Tenemos que reexplicar el mundo de forma constante, es nuestra misión".

Es la frase que apunta Carmen Esteban, la directora literaria de Crítica y de Ariel, sellos especializados en Historia y ensayo, (Grupo Planeta) y que corrobora Patricia Castro, editora en el Grupo Malpaso y Víctor Sánchez, librero, cofundador de la librería Byron, y también editor de una colección de libros clásicos de pensamiento. Los tres han participado con Letra Global en un debate en el que se señala la importancia de los propios centros de cultura, como son ahora las librerías, que organizan actos y dinamizan la vida social también en determinados barrios. “Lo difícil no es tanto atraer al público, como tratar de impulsar una orientación no invasiva dentro de una librería. Hay muchas publicaciones y es difícil estar al día. Es complicado ser prescriptivo, porque los intereses son muy distintos, pero lo principal es saber escuchar”, señala Víctor Sánchez, que vive el día a día en la librería Byron, en el Eixample de Barcelona.

La editora en el Grupo Malpaso, Patricia Castro, en el debate de 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Los editores son conscientes de esa gran oferta, pero recuerdan que la edición de libros es una industria, y que toda la cadena debe funcionar. Carmen Esteban considera que cuando se lanza un libro éste ya tiene “una vida soberana”. ¿Qué sucede? “Piensas que lanzas algo diferente, con la mejor cubierta, con todo el mimo. Pero luego no puedes controlarlo todo. Si tienes suerte, y el mensaje engancha y llega a los lectores, el resultado es maravilloso. Pero es cierto que el prescriptor ha desaparecido como tal, aunque los editores siguen existiendo, aunque diluidos, tal vez, en grandes grupos”, añade Esteban.

Los Roberto Calasso o Jorge Herralde han sido determinantes. Pero son figuras que ya no funcionan hoy. Son tiempos en los que no hay autoridades que digan qué se debe leer. Lo explicó el crítico literario Ignacio Echevarría, al considerar que ese cambio corre en paralelo a un cambio en el sistema capitalista. Hay más actores, más oferta, y han aparecido las redes sociales, con los llamados ‘influencers”, que se especializan en determinados productos, sean culturales o de consumo de masas.

Patricia Castro explica ese cambio. “Se democratizan ciertos usos, es cierto. Yo pertenezco a una generación más joven, aunque tenía referencias como Esther Tusquests o Beatriz de Moura. Yo quería ser como ellas. Pero hay una generación, nacida a partir de los años noventa que ya no vivió todo eso. Y ahora nos fiamos de amigos, de una comunidad de la que formamos parte. De personas que están en las redes sociales. Se puede seguir a determinados críticos o periodistas o autores, de los que nos gustan sus lecturas y sus gustos. Y todo ello crea un mundo interesante, aunque, ciertamente, más confuso”.

Esa confusión la asume Carmen Esteban. “Publicamos mucho, es verdad. Pero debemos tener en cuenta que formamos parte de una industria. Y sé que los libreros, como Víctor, tienen un gran trabajo, porque deben gestionar una mesa de novedades enorme. Y sobrevive el que vende. El librero, en todo caso, sigue siendo un prescriptor. En la Feria de Madrid, que me encanta, te piden consejo. Y no se tiene tiempo para ello. Lo que tengo claro es que cada libro tiene su espacio y un medio distinto para poder ser ofrecido. Un libro de Heidegger no se vendería a pesar de contar con la mejor campaña de televisión del mundo, por ejemplo. Sigue funcionando el boca a oreja. La prescripción personal es la mejor que se pueda hacer”.

Pero, ¿y la influencia de las redes sociales? Esteban señala que hay algunos mitos sobre ello. “He encontrado a autores en Twitter que me han interesado, y que he contactado con ellos. Pero hacer un like es gratis. Lo que puede tener éxito en las redes no se corresponde con las ventas. Por lo menos no en el ensayo, aunque puede que funcione más con obras para el público juvenil”.

Carmen Esteban, directora literaria de Crítica y Ariel, en el debate de 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Pero, ¿qué funciona y por qué? Patricia Castro se refiere a una apuesta de Malpaso, Aurora en la oscuridad, de Barbara Baraldi, una escritora italiana que ha tenido éxito en Italia con la historia de una inspectora de policía muy peculiar. “Es una historia sensacional, que no tomamos porque haya tenido éxito en Italia, porque eso no es una garantía. Editamos a autores que nos gustan, que leemos. En este caso es un thriller, una novela negra, que cuenta con muchos elementos interesantes: trata la violencia contra las mujeres, es una inspectora carismática, y tiene distintos niveles de lectura. A veces nos enamora un libro, y después hacemos números y apuestas. Es un poco romántico, sí, pero te gusta algo y quieres que guste a otros. Porque debes conectar con lo que estás lanzando al mercado”.

El debate sobre la edición en 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Esteban corrobora esa idea “romántica” del editor. Ella sitúa como ejemplo un libro de Historia, Ni una, ni grande, ni libre, de Nicolás Sesma, un joven historiador, que ha escrito un libro grueso, de 800 páginas, sobre el franquismo. ¿Hoy, de nuevo, sobre el franquismo? La obra ya va por la cuarta edición. “Es un libro en el que hemos trabajado durante cuatro años, que está muy pensado. Intento renovar el panorama historiográfico y, a partir de temas que siempre están ahí, explicarlos de otra manera, para nuevos públicos. Crees que puede salir bien. Luego ves que un medio de comunicación se enamora, y sabes que es un libro importante para la editorial, y se produce una conjunción de estrellas. Hay un interés por el tema, y los lectores saben entender el esfuerzo que se ha hecho. Pero hay ocasiones en las que mimas igual o más un determinado título y no sale”.

¿Y el librero? ¿Qué puede hacer? “En las librerías se podría ejercer el papel de personal shopper, pero hace falta tiempo. Hay muchas distribuidoras, con sellos propios. Es difícil leer todas las críticas, las reseñas, aunque éstas son otra cosa, para mí no son tan recomendables como las críticas, que ya escasean. Lo que sí percibimos es un cliente más mayor, que quiere mantenerse activo, y que él solo busca aquello que cree que le puede interesar. Y eso lo hemos visto con el libro de Sesma”

Carmen Esteban y Víctor Sánchez, en el debate de 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Patricia Castro se refiere al trabajo que supone lanzar el primer título de un autor. ¿Cómo lograr el interés? Ha sucedido con el escritor Xavier Orri, Será contigo. “En estos casos necesitas gente joven que lo recomiende, personas que hayan empatizado con la historia que se cuenta, que es bastante generacional. A veces una crítica puede ser muy importante. Me enamoré de una historia en la que los hombres se expresan como lo hacen las mujeres. Y eso me confunde, y es lo que me gusta. Se podría crear, para potenciar el libro, una especie de subgénero, que es el de los catalanes en París. Las cosas que un joven cree que funcionarán con su pareja, en París, y no funcionan, con una crónica sobre personajes de derechas franceses que es muy divertida. Pero creo que, además, deberíamos organizar una fiesta de catalanes en París para darle proyección al libro de Orri”. 

Esteban recoge esa idea de las promociones. Y habla de Mary Beard, la historiadora sobre Roma, que ella ha editado desde el primer momento, con un gran éxito. “Organizamos una cena con especialistas y jóvenes historiadores, que les encantó estar con ella, como si fuera una bacanal romanada. Fue emocionante, y tupo una enorme repercusión en redes sociales. Ahora, ¿supuso eso más ventas? No, Mary Beard vende bien, pero ese acto no significó una explosión de ventas. No fue para nada determinante”.

Víctor Sánchez, cofundador de la librería Byron, en el debate de 'Letra Global' GALA ESPÍN Barcelona

Son los “secretos” de la edición los que llevan a una obra a tener éxito. Ni Esteban ni Castro pueden garantizar que un título acabe funcionando. “Hay una magia, un secreto, y quizá esté bien que sea así”, señala la editora de Malpaso.

Víctor Sánchez asiente. Él lo comprueba cada día, con títulos que, sin esperarlo, se acaban vendiendo con solvencia. Pero en su caso, tiene claro que las librerías deben especializarse, y que deben ofrecer más fondo de catálogo. “Estamos pensando seriamente en ofrecer libros de segunda mano, y más libros de fondo, porque no podemos atender todas las novedades que llegan”, asegura.

Es la cadena de valor de una industria que sigue funcionando, gracias, en gran medida, a un ecosistema que valora, que reseña, que realiza críticas literarias. Ya no hay ningún gurú que nos diga lo que debemos leer. Pero hay lectores que se comunican, que asisten a actos, que dialogan.

Patricia Castro, que se considera una “apocalíptica integrada”, jugando con el título de Umberto Eco, tiene claro que España “no es Francia”, y que “no hay políticas culturales potentes”, pero se maneja con su comunidad, con su entorno, con las redes sociales que le interesan. Y ofrece un dato: “Hay que saber descubrir, como me pasó a mí con un podcast sobre unas monjas del siglo XVIII, que se llama Las hijas de Felipe. Es maravilloso”.