Publicado en 1982, el Diccionario del erotismo, del Premio Nobel Camilo José Cela (Iria Flavia, 1916-Madrid, 2002), comienza por Abajo: “Eufemismo para los genitales del hombre y la mujer”. Es la versión reducida de los cuatro volúmenes de su monumental Enciclopedia del erotismo, publicada en 1976. Enlazan ambas obras son su legendario Diccionario secreto y son un inmenso trabajo lexicográfico y un profundo y divertido conocimiento de la lengua, la literatura, el arte y la cultura española, con variantes y acepciones hispanoamericanas e incursiones en otros idiomas, incluso asiáticos. Sus mil y un ejemplos se extienden desde la Edad Media hasta la contemporánea. Como las Gracias y desgracias del ojo del culo, de Francisco Quevedo, y la Mancebía: “Casa pública de prostitución”, que cita Juan Marsé y copla que cantaba Concha Piquer: “Apoyada en el quicio de la mancebía miraba encenderse la noche de mayo”.



Mayo de la primavera que la sangre altera, según dice la sabiduría popular del refranero. Tiempo de flores y frutas. Flor: “Virginidad, entereza virginal. Himen”. Antónimo de Desflorar: “Desvirgar”. Fruta. “Metáfora de vulva”. Aguacate: “Testículo, también llamado fruto de San Jerónimo”.

Más vocablos. Perejil: “Vello del monte de Venus”. Melón: “Teta de mujer”. Pimiento: “Metáfora formal de pene”. Arrancanabos: “Modalidad del acto sexual”. De Aceite: “Semen”. Y de Follaje: “De intención festiva. Jodienda”. En cuanto a pasarse por la Lechería: “Prostíbulo. Casa de citas”. Época también de mucho Bicho: “Pene”. Abeja: “Alcahueta. Su aguijón, pene”. Avispero: “Trasero de mujer”. Matamoscas: “Pene”. Cuca: “Ramera”. Estación de temperaturas y paisajes que convidan a asomarse al Balcón: “Senos de mujer”.

Diccionario de Camilo José Cela

Todo incita a la Alegría: “Placer sexual”. Salvo para quien esté Cabizbajo: “Pene en estado de flacidez”. Si acaso fuese el relente nocturno que enfría el ánimo, Calentar: “Excitar sexualmente”... Y si fuese preciso un Juguete: “Es eufemismo de intención fingidamente ingenua, que se presta al equívoco”. Sea como sea, se trata de Solazarse: “Eufemismo por sexualización. Divertirse. Sexualmente, copular”.

Si se prefiere aprovechar parte del ocio para jugar a las cartas, es la Sota: “Ramera”. Si se hace Ejercicio: “Eufemismo de cópula carnal”. Si se opta por Tumbarse: “Eufemismo de copular.” O Ventilarse: “Poseer sexualmente”.

Entre lo más indicado está el Arte de tocarse la pera: “Por un Pajero, con introducción y cuatro partes”. Que son: “Pera inocente. Pera salvaje. Pera coitiana (de coito). Pera extática”. Útil lectura sobre el mismo arte, incluye el clásico Álbum de Príapo, colección de cuentos del siglo XIX, de autor desconocido, soez y con dibujos procaces. Otros entretenimientos primaverales pueden ser contemplar un Nalgatorio. “Conjunto de ambas nalgas”.

O visitar una Sexería. Neologismo propuesto por don Camilo para evitar el sex-shop que se avecinaba. Su propuesta cayó en saco roto, cosa que lamenta en su enriquecedor diccionario. No obstante, en un país históricamente dividido entre gentes reprimidas y gentes desinhibidas, dejó harto consuelo su memoria erótica cuando en el Senado se vio obligado a explicar a sus señorías que “no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”. (Aplausos).