La corrupción, pequeñas corruptelas, y grandes comisiones a expensas de los contratos logrados con la Administración. En Galicia. Podría ser en otros territorios de España. Pero en esa comunidad, que celebrará elecciones el 18 de febrero, algunas prácticas están muy enraizadas. Desde hace décadas. “Aquellos años dorados, los previos a la gran crisis de 2007, fueron los días felices. Pero, sinceramente, los que vinieron después tampoco es que estuvieran nada mal”. Lo señala y lo cuenta Pedro Feijoo, el escritor gallego que ha ganado el Premio Xerais de Novela 2023 –el más prestigioso en Galicia, en lengua gallega—con el libro Ninguén contará a verdade, publicado también en castellano, Nadie contará la verdad (Ediciones B). En una entrevista con Letra Global, Pedro Feijoo, que ya tuvo un gran éxito con la novela Un fuego azul, tiene claro que el ciudadano debe ser consciente de lo que le rodea, aunque pretenda vivir al margen: “Por más que te quieras esconder de la corrupción, te atrapa y te afecta”, asevera.
Feijoo (Vigo, 1975) es licenciado en Filología gallega por la Universidad de Santiago de Compostela, y ha logrado algo inusual en la literatura gallega. Con el formato de los bestsellers, con generosos diálogos, y un ritmo trepidante, Feijoo tiene el respeto de la crítica literaria y el amor de los lectores, que le siguen con fidelidad. Su primer libro, Los hijos del mar, fue un auténtico fenómeno literario, finalista del Premio Xerais de Novela, en 2012, premio que ha ganado este año con Nadie te contará la verdad.
Y la trama engancha al lector, pero le deja perplejo. La ficción no es ficción, es una realidad novelada. A veces se trata de un gran reportaje. ¿Hay personajes de carne y hueso? La pregunta que se hace el lector es retórica, porque se advierten personas con un enorme poder en Galicia. “Hay una preocupación seria por lo que sucede. Porque no se trata de que nos roben la cartera, sino que ahora te roban la carta a la cara y con grandes carcajadas”, señala el escritor, que se ha documentado en profundidad y que ha entrevistado a muchas de las personas involucradas, sin ocultar sus intenciones: “Me conocen, sabían que quería escribir una novela sobre ese mundo, y necesitaba entrevistar a muchas personas, para contarlo todo desde diferentes perspectivas”.
Aparece Alberto Nuñez Feijóo, el presidente del PP, y líder de la oposición. Es el momento en el que se decide que dejará la presidencia de la Xunta para optar a la presidencia del Gobierno. El nombre es otro, claro, pero Ernesto Armengol es transparente. “Carla (…), ¿Tú estás convencida de esto? Quiero decir…Renunciar a la presidencia de la comunidad, dejar todo esto…¿No crees que nos habría ido mejor quedándonos aquí?” Es un pasaje clave en la novela, como apunta Feijoo –el escritor, que tiene el mismo apellido que el líder del PP, pero sin la tilde en la primera o—que da entrada a Carla Pérez Guerra, que no es otra que Mar Sánchez Sierra, la mano derecha de Nuñez Feijóo en Galicia y ahora en Madrid.
Lo que plantea el escritor es que la salida de un político que gobierna con comodidad en una comunidad autónoma podía plantear una historia llena de matices, pero con el foco en otra realidad distinta: “Cuando me hice preguntas sobre esa situación, me di cuenta de que la historia está en los márgenes, a quién favorece esa decisión, o quiénes son los padrinos”. La novela parte de un suicidio, de un dirigente de un partido político, ex secretario de organización, que ha controlado durante años esa complicada relación entre empresas y administración, con un enorme entramado de personas. Un modo de actuar no se desea cambiar, pero sí atemperar, porque los tiempos han cambiado. La ficción lleva a la realidad, y ésta, de nuevo, a la literatura.
La llama para un escritor se produce cuando hay más preguntas que respuestas. El autor gallego se pronuncia ahora sobre el político real. “No creo que Feijóo tomara la decisión por algún problema en Galicia, aunque tenía muchos. La sensación que transmitía era de gran seguridad, de que todo estaba controlado, de que era ganador. Y es que sólo se mueve si sabe que es ganador. Y se transmitió esa percepción, labrada por Mar Sánchez Sierra, de político moderado, de gran gestor. Y se convence y se olvida de que detrás hay otra gente a la que le interesa ese movimiento, y se da cuenta de que es una marioneta”, señala Pablo Feijoo.
Esa es la historia que le interesa a Feijoo, al escritor que desea iluminar el cuadro más oscuro del escenario. “Lo importante no es el personaje del candidato, u otros protagonistas. Es el que domina el foco, el que decide qué parte se quedará a oscuras”, señala. En el libro aparecen decenas de nombres, banqueros, empresarios, abogados, constructores, altos cargos de la administración autonómica, el Servicio Gallego de Salud (Sergas), un enorme fresco de un territorio que ha establecido una conexión muy concreta y característica con el poder. Cuando se le pregunta a Feijoo por la reacción de todos los ‘aludidos’, asegura que todo lo que se cuenta se ha naturalizado. “No se dice si está bien o mal, está, y es la forma de actuar y de funcionar, es la máquina que has conocido siempre”, asegura, con la idea de que la corrupción, cuando se instala, acaba afectando a cualquiera, a pesar de los esfuerzos por permanecer fuera del perímetro. “Por más que te quieras esconder de la corrupción, te atrapa y te afecta, es algo que acaba llamado a tu puerta”.
Esa circunstancia lleva a Feijoo a considerar su novela no como una obra política, sino como social, ciudadana. “Todos formamos parte de la sociedad, y lo que he intentado trasladar es que no podemos quedarnos al margen, porque nos condiciona en el día a día”. Para el autor de Nadie contará la verdad, aunque los casos de corrupción se han producido en otras comunidades, --hay en la novela nombres y apellidos valencianos como Ximo Climent—en Galicia ha funcionado una manera de hacer propia. “El Gobierno siempre ha estado en el mismo lado, salvo un pequeño paréntesis. Los apellidos son los mismos, algunos coinciden con el anterior presidente, en las diputaciones provinciales los cargos se han traspasado, hay, en realidad, una continuidad de las formas del caciquismo. Está muy arraigado”, afirma Feijoo, cuando se le pregunta por un posible cambio, con las elecciones a la vuelta de la esquina. “Cambios en las ciudades se pueden dar, pero, en general, es muy difícil”.
Pero hay salidas. La capacidad de reacción llega desde los medios de comunicación. Feijoo rechaza que los medios ya no puedan ofrecer una respuesta. En la novela el personaje de Marosa Vega es una periodista que ha sido despedida y que acepta un encargo de un ex compañero para destapar un caso de corrupción política que afecta al presidente de la Xunta de Galicia. “Intenté utilizar el pincel más fino para esa parte, que es fundamental. Esa idea de que no se puede confiar en los medios me parece terrible. No es así, y vivo convencido de ello. Debemos agarrarnos a los medios”, señala, aunque también admite Feijoo, y así lo expone en la novela que la presión de los gobiernos sobre los directivos de los medios es enorme, porque siempre está en juego la publicidad institucional. “Una de las partes más crudas está casi transcrita de una entrevista, y me daba vergüenza al escribirla, y es la presión a un director y a una subdirectora de un periódico, nada menos que por parte del personaje que se asemeja a Mar Sánchez Sierra”, asegura.
El fragmento es revelador, entre Carla Pérez Guerra y el director y la subdirectora, para que publiquen una filtración, con el objeto de sacar a la luz un caso que puede ser una voladura controlada de algo mucho más gordo.
--Esto ha aparecido ahora. Saldrá –remarca, como si se tratase de algo totalmente ajeno a su control--. Y, creedme, no será lo único. Sinceramente, ¿qué queréis que os diga? Si tiene que salir, yo prefiero que lo tengáis vosotros, que siempre habéis sido una cabecera…amiga –señala al tiempo que Nuria coge la carpeta y comienza a ojear la documentación-. Pero, vamos, que si esto os supone algún problema…”.
¿Novela para entretenimiento? Sí, y para algo más. Feijoo considera que lo primero es dialogar con el lector, respetar que tiene un tiempo limitado y que la lectura debe ser amena, con diálogos y reflexión. Con ritmo. Pero se busca también una reacción social. “Entenderlo, para limpiar, todo eso depende de la ciudadanía. Siempre escribo para hablar con el lector. Quiero llamar su atención, y decirle que por más que se quiera vivir de espaldas a la corrupción, todo eso te va a llegar. Te puedes apartar si quieres, pero luego no te quejes, no vale utilizar la brocha gorda sobre cualquier cosa. Hay que conocer y saber”, insiste Feijoo.
La novela es un éxito en Galicia en lengua gallega, y también en toda España en lengua castellana. Para Feijoo supone un reconocimiento importante. Y una idea especialmente importante en Galicia. “Se puede vivir profesionalmente de la literatura en gallego, a partir de los derechos de autor. Hay una comunidad dispuesta a leer, un cuerpo de unos 100.000 lectores. No hay que leer por militancia, dirigirse a unos 4.000 o 5.000 lectores en gallego que lo puedan hacer por militancia. Y siendo mucho la pérdida de Domingo Villar”, asegura Feijoo, en alusión al escritor gallego fallecido, a quien le dedica el libro: “Para Domingo Villar, mi hermano mayor”.