Lealtades cruzadas en Filipinas, como continuación de. un mundo particular. Es lo que ha querido plasmar Pilar Méndez Jiménez en su nueva obra, Un jardín en el mar. Todas las historias del mundo tienen un principio y un fin. La escritora Méndez Jiménez escribió el comienzo de una de ellas –“érase una vez”– en su anterior novela, Los mares de la canela (La Esfera de los Libros), donde evocaba, en una fábula histórica con una eficaz estructura dramática, las relaciones culturales entre tres universos tan distintos como distantes: la Galicia rural, la Filipinas colonial y la China imperial en el siglo XIX. Lo hacía a través de las historias entrelazadas de distintos personajes, todos ellos hijos (reales o metafóricos) de la experiencia humana de la emigración. Seres que buscaban, sin desmayo, una nueva vida, a través de los cuales la autora nos animaba entonces a una reflexión entre la justicia y la libertad.

Con ella el lector pudo conocer la historia de Elba, una muchacha mágica que huye de su aldea gallega rumbo a Filipinas, un destino situado en el otro confín de la Tierra, donde conocerá a su alma gemela, un comerciante chino instalado en el archipiélago del antiguo Imperio español. Trascendiendo la narración histórica, Méndez Jiménez tejía una cadena de personajes, bien perfilados, recreando los anhelos de mujeres y hombres que, con su esfuerzo, lograban romper la barrera de lo que en aquella sociedad les parecía predestinado, abriendo, con su deseo de prosperar, las compuertas a la conquista de su libertad. A su manera, Los mares de la canela era también un libro sobre la solidaridad femenina, pues los actos generosos de una serie de mujeres anónimas darán luz al camino de Elba.

La diplomática Pilar Méndez Jiménez / PORTAL DE LA TRANSPARENCIA

Su nueva novela, Un jardín en el mar, es una suerte de continuación narrativa, centrada, en este caso, en el juego de lealtades cruzadas que se entremezclan durante los tormentosos e intrigantes hechos de los primeros días de la emancipación de Filipinas en los últimos años del Imperio español en Asia. Unos sucesos que, aunque han sido historiados por los especialistas, hasta la llegada de este “thriller” político de ficción histórica, sin duda, han sido menos recordados que el relato de la pérdida de las últimas colonias españolas en la América de 1898. Esta novela sabe ofrecer al lector, en una mezcla entretenida e interesante a partes iguales, las claves, que aquellos procesos encerraban, para el devenir de la historia de España y universal. A su vez, Un jardín en el mar viene a apreciar el valor intrínseco del archipiélago asiático en el universo de lo hispano y todo lo que España le aportó, así como aquello que no supo darle, cuando sus caminos se separaron.

Un jardín en el mar, que logra un sabio equilibro entre los episodios reales, muy bien documentados, y la ficción pura, indaga en el papel que las agrupaciones masónicas, las comunidades sangleyes y las mujeres cuando el mundo se acercaba a un cambio de era histórica y geopolítica. Tres universos reales, en los que nos introduce la autora de la mano de su protagonista de ficción, y que jugaron todos ellos un papel relevante en el cambio de status histórico del archipiélago asiático. Méndez Jiménez traza una historia fascinante donde seres de ficción, personajes auténticos y enclaves reales que son parte de la historia de España conviven para dotar a su novela de diversas capas, superpuestas con sutileza, de posible lectura a gusto del lector. Gracias a una imaginación bien calculada enriquece, sin traicionarlos, los abundantes silencios que a veces presenta el relato histórico. Y, al mismo tiempo, contextualiza la odisea personal de sus protagonistas ubicándolos dentro de un marco narrativo verosímil, con un sostenido enfoque realista, cuya reconstrucción nos devuelve, entre sus páginas, el perfume de una época perdida, pero poderosamente sugerente, en la que el destino individual y el devenir colectivo todavía eran capaces de fundirse en una misma aleación.