Las obras literarias cobran vida propia, pero, ¿qué se persigue cuando se titula una novela de ficción con un vocablo que da para muchas interpretaciones y que integra a personajes reales? Emma Riverola, autora de Metamorphosis (Edhasa) tuvo que responder a ello en la presentación de la obra, este lunes, en la librería Alibri, con un lleno absoluto. Su interlocutor fue el actor y director teatral Abel Folk, con quien Riverola estrenó la obra de teatro Puertas Abiertas, que se representó en Nueva York. Y la escritora, --columnista en El Periódico—lo tuvo claro. Hay distintos elementos, pero uno de ellos es la voluntad de “reflejar el embrión literario de Mercè Rodoreda”.

¿Cómo? La escritora presenta una historia que habla de la necesidad de tres mujeres, de distintas generaciones, y de una misma familia, de “levantar sus alas”, de “cambiar la piel”, para poder salir adelante, dejando atrás el peso de la culpa, cada una a su manera. Y en esa historia, donde también tiene cabida el amor, o la imposibilidad de expresar el amor, Riverola intercala unas cartas entre Roser –personaje de ficción—y Mercè Rodorera. Pero es Roser la que, con sus reflexiones, refleja, en realidad, a la escritora de Mirall trencat. En todas sus cartas, “hay anécdotas de Rodoreda, de su vida, y guiños a su obra literaria. Quería reflejar el embrión literario de su obra, porque todo lo que ocurre es en 1937, dejando claro mi fascinación por el personaje que fue Mercè Rodoreda”.

Asistentes a la presentación de 'Metamorphosis', la novela de Emma Riverola, que dialoga con Abel Folk / LG

Abel Folk, con la dicción que sólo puede mostrar un actor de teatro, leyó distintos pasajes, como el inicio de la obra, donde la protagonista, Lali, debe escuchar a su yo interior que le pide constantemente que sea más empática y abandone una cierta autosuficiencia que no es real. Y también leyó dos cartas de Roser, que trasmiten quién fue Rodoreda, cuando pegaba a un niño de la escuela, “sólo por pegar”, y cuando señala que necesita desplegar sus alas, un guiño a la necesidad de la escritora de dejar atrás sus compromisos familiares para dedicarse de lleno a su profesión. “Rodoreda dejó a su hijo en Barcelona, cuando parte al exilio, y, aunque se podría entender, porque era duro llevárselo con ella, lo que sucedió es que dejó de considerarlo como parte de su vida”, afirma Rodoreda, tras ser interpelada por Folk.

Los asistentes a la presentación de la novela querían saber más, pero con prudencia, sin pretender conocer el final. ¿Pero cuál debería ser el final de Metamorphis, que juega con un concepto que evoca a Kafka u Ovidio? Si Rodoreda desplega sus alas, también lo hace Lali, Eulàlia para su madre, quien también sabe olvidar sus fantasmas, y también la hija de Lali, que busca su propio destino. En esa situación “los hombres de la casa no existen”, señala Riverola, “o porque han muerto de forma prematura o porque se fueron”. Es la fuerza de esas tres mujeres, sin ocultar las difíciles relaciones que siempre se establecen entre madres e hijas, lo que quiere transmitir Riverola, con Mercè Rodoreda de fondo, y con la voluntad de dar rienda suelta a la creación literaria, con reflexiones que cada lector hará suyas, y que serán diferentes en cada caso.

La escritora Emma Riverola durante la entrevista con 'Letra Global' / LUIS MIGUEL AÑÓN - LETRA GLOBAL

Folk anunció que los lazos con Riverola se materializarán con una nueva obra teatral, y que, en breve, lo podrán explicar. Pero dejó claro que habrá una gira por muchos teatros, esperando el éxito que tuvo Puertas Abiertas. Pero por ahora, la voz de Riverola se divide entre sus personajes de Metamorphosis, con Rodoreda detrás del escenario, vigilante, severa, dejando oculta la relación que tuvo con Andreu Nin. ¿Detalles? Los deberá encontrar el lector en la novela.