Portada de una edición en inglés del audio libro de 'El maestro y Margarita' / NAXOS

Portada de una edición en inglés del audio libro de 'El maestro y Margarita' / NAXOS

Letras

El 'maestro y Margarita', una resurrección

La obra maestra de Mijaíl Bulgákov, llena de ambigüedades y analogías que remiten al totalitarismo soviético, vuelve a ser vertida al español por la eslavista Marta Rebón

22 septiembre, 2020 00:00

El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov (Kiev, 1891-Moscú, 1940) se publicó póstumamente en 1966 y 1967 en dos números de la revista Moskva. El autor le dedicó más de una década escritura y aún la corregía cuando le llegó la muerte tras constantes hostigamientos y ninguneos del régimen soviético. En una carta a su gobierno, Bulgákov escribió en 1930 palabras de universal vigencia: “La lucha contra la censura, de cualquier tipo y bajo cualquier gobierno, es mi deber como escritor, tanto como lo es apelar por la libertad de prensa. Creo firmemente en esta libertad, e incluso diría que si un escritor sugiriera solamente que esta libertad no es necesaria sería lo mismo que si un pez declarase que no necesita el agua”.

Gracias a la censura comunista, tan simpática, ni siquiera entonces que levantó la mano se imprimió íntegra la obra: aquella primera edición no era en realidad más que una versión desfigurada del libro, que tuvo que sortear diversas dificultades hasta aparecer de cuerpo entero en una edición a cargo de Marieta Chudakova que coteja los 23 manuscritos disponibles en cuadernos y en varias versiones mecanografiadas. En 1987 se publicó en Kiev la versión fijada por Yelena Bulgákova, viuda del escritor, y en 1990 la establecida por Lidia Yanóvskaya.

Marta Rebón  (twitter)Marta Rebón (Barcelona, 1976) ofrece ahora en la editorial Navona, dentro de su colección Ineludibles, una traducción nueva directa del ruso de la novela, ya trasladada antes tres veces al español: primero, por la española, niña del exilio en Rusia, Amaya Lacasa Sancha (1967); después, por el cubano Julio Travieso Serrano, también educado en la Unión Soviética (2001); y, no hace tanto, por ella misma. Efectivamente, una primera versión suya se había publicado en otra editorial especializada en literatura rusa en 2014. Ahora Rebón usa la versión de Chudakova, más el fruto de sus propias investigaciones a lo largo de los últimos años. 

En este tiempo ha ido profundizando en los matices de la obra y en sus deliberadas ambigüedades. Las obras creadas bajo regímenes totalitarios (por ejemplo, la poesía del polaco Zbigniew Herbert) tienden a una sutileza manifestada en el estilo, el vocabulario y las diferentes capas de significado. Propenden a lo alegórico y al doble sentido. Como bien señala Rebón en su “Nota sobre la traducción”, la comparecencia de Cristo ante Poncio Pilatos tiene un evidente paralelismo con los procesos que convirtieron en capital del terror al Moscú estalinista, y es que El maestro y Margarita se desarrolla en tiempos de Jesús y en los contemporáneos de Bulgákov, en una apasionante imbricación que encierra una historia amorosa, además de una incisiva sátira y disquisiciones teológicas.

El Maestro y Margarita

No es que revisara y corrigiera lo ya hecho, sino que al poco de emprender la tarea Rebón comenzó de cero, sin mirar el resultado de la primera vez que se enfrentó a la novela. La obra se enriquece con medio centenar de páginas de notas que firma Ferran Mateo. Rebón ha traducido asimismo al español a Gógol, Grossman, Chéjov, Tolstói, Nabokov o Pasternak, entre otros (además de un puñado de traducciones al catalán). Eslavista de dilatados intereses y muy concentrado e intenso esfuerzo, en la actualidad reside en Cracovia, dedicada a la traducción, este oficio que como ella misma apuntaba en un reciente artículo va a contracorriente, porque busca la precisión en medio de la turbulencia simplificadora: “En un mundo cada vez más distraído, traducir exige una escucha atenta. O, por lo menos, intentarlo”.

Comparar traducciones puede ser altamente adictivo, especialmente para alguien de la profesión: tratar de adivinar entre renglones por qué determinado traductor eligió una voz y no otra, o comprobar si comprime las oraciones del original o tiende sin embargo a las subordinadas. Van aquí varias soluciones de, respectivamente, Lacasa, Travieso y Rebón (2020, por no complicar aún más la cosa compulsando la también suya de 2014): “A la hora de más calor de una puesta de sol primaveral”, “A la hora más calurosa de un atardecer primaveral”, “Un día tórrido de primavera, a la hora en que el sol se ponía”. Sin desmerecer las anteriores, en la de Rebón se distingue un afán de exactitud: nadie ignora que en un día de primavera el momento de más calor no es a la puesta de sol, sino varias horas antes, coincidiendo con la siesta o sobremesa. 

Mijaíl Bulgákov

El escritor ruso Mijaíl Bulgákov

Al igual que el maestro de la novela, Bulgákov quemó parte un primer manuscrito de la novela, que luego reconstruyó de memoria pero también introduciendo importantes novedades. En un juego de muñecas rusas, es fácil ver un paralelismo con lo que ha hecho Rebón. Curiosamente, la traducción de 2014 se saludaba como “la versión definitiva”. A la vista de la presente, está claro que no lo era. Es muy probable que esta tampoco lo sea, pero ¿qué cosa lo es? Son precisamente las obras más valiosas, convertidas en clásicos, las que más atenciones sucesivas merecen, en versiones que se multiplican. Que se lo digan, si no, a Shakespeare.