Maryam Madjidi

Maryam Madjidi

Letras

Sembrar historias en los oídos del mundo

'Marx y la muñeca' narra, en clave autobiográfica, la infancia de Maryam Madjidi en Irán y su posterior exilio en Francia, con un estilo teñido de poesía y dolor

23 enero, 2019 00:00

Abro el libro Marx y la muñeca de Maryam Madjidi (1980) con un gran interés, pero cierta reticencia, a pesar de estar avalado por el Premio Goncourt a la Primera Novela (2017) y por su traducción a 14 idiomas. En las últimas décadas se han publicado una serie de novelas necesarias (algunas estupendas) que cuentan la falta de derechos y libertades de la sociedad iraní, especialmente de las mujeres, tras el advenimiento de la república islámica. Sin embargo, muchas de esas aproximaciones y temáticas se han heredado y resulta difícil encontrar otras narraciones que hablen de la realidad última de Irán, sobre todo de la generación de los 80 en adelante.

Con Madjidi tendría que haberme dado cuenta nada más leer el título de la primera parte ("Primer nacimiento") de que su novela era otra, pues este alude al poemario Nuevo nacimiento de la gran poetisa Forugh Farrojzad (1935-1967), renovadora de la poesía iraní e introductora del verso libre. En el caso de Madjidi, los tres nacimientos en los que divide su novela se refieren a las tres partes de su vida. El primer nacimiento, en Teherán; el segundo, su llegada a París con seis años huyendo de la república islámica por la vinculación comunista de sus padres; el tercero, su vuelta a Irán de adolescente.

Novela autobiográfica

Marx y la muñeca narra en clave autobiográfica la infancia de Madjidi en Irán y su posterior exilio en Francia. Con un estilo teñido de poesía y dolor --sí, al modo de Farrojzad-- trata temas, como la construcción de la identidad a medio camino entre las culturas y las lenguas de Francia e Irán, el exilio, el desplazamiento verbal y del pensamiento y el abandono del país materno y la separación de la familia. Porque hay cosas, mejor, realidades extremas que solo se pueden contar gracias a la ficción. Al igual que nos ha mostrado la autora de cómics Marjane Satrapi, también de padres comunistas y exiliada en Europa, como Madjidi, aunque de clases sociales diferentes.

Una escena de la película 'El globo blanco', dirigida por Jafar Panahi

Una escena de la película 'El globo blanco', dirigida por Jafar Panahi

Una escena de la película 'El globo blanco', dirigida por Jafar Panahi

Ambas hacen de su infancia y su mirada de niñas las protagonistas de sus historias. Pues, como bien sabe el director de cine iraní Jafar Panahi (cuya niña maravillosa de El globo blanco podría ser un referente de la gran narración de Madjidi), cuando los niños y el humor son protagonistas de las películas se escapa más fácilmente de la censura o, según afirma Madjidi, escudarse en la mirada de una niña permite no tener que posicionarse políticamente.

Entre países; entre culturas

Ella representa también las últimas aproximaciones al estudio de la alteridad, las diferencias culturales, etc. que impulsan las teorías francesas. Estudia un máster en didáctica del francés como lengua extranjera y asignaturas sobre las estructuras de acogida para los niños recién llegados a Francia. Además, nace en Irán, crece exiliada en Francia, es una gran escritora y tiene un sentido finísimo del humor y de la cultura. Sus estrategias literarias se estudiarán en algún momento como formas de aproximarse a contenidos más que justos y necesarios de las llamadas poéticas del desplazamiento.

Allí está el capítulo sobre el poeta persa preferido en Occidente, Omar Jayyam, "¿Quieres Jayyam? ¡Pues toma!". Unas veces, la protagonista lo recita en persa para atraer a los hombres franceses quien, subyugados por los estereotipos más orientalistas, caen en sus redes. Otras, enfadada por alguna razón, recita el Jayyam más cínico y escéptico y deja descolocados a sus compañeros de fiestas. Sabe de su diferencia cultural en Francia e Irán y la utiliza. En función de lo que quiere conseguir, se aproxima más o menos a los estereotipos que ambas culturas proyectan sobre la otra. "Ellos piensan que tener dos culturas está bien. ¿Tú qué sabes? Una parte del exilio es el dolor, es el sufrimiento. Es una forma de exotismo idiota".

Marx y la muñeca

Ediciones (en francés y español) de Marx y la muñeca, de Maryam Madjidi

'Efecto oral'

La estructura del libro es otro gran acierto. Azarosa, híbrida, incoherente en extensiones y géneros, parece seguir lo que, al menos aquí, nos enseñaron como estructura oriental. Sin embargo, en Madjidi tiene que ver más con la búsqueda del efecto de la oralidad (intensidad y recuperación de testimonios y experiencias) que con lo no planeado o resultado de una memoria desordenada. El libro posee muchos momentos de belleza e intensidad pero destaca el capítulo dedicado a la vida del padre de la protagonista en Francia, "Érase una vez las manos del padre".

¿Cómo recuerda un hombre el país en el que nace y del que tiene que exiliarse? ¿Cómo lo busca en el país en el que se exilia y envejece? Escribir, afirma Majdidi en una vídeoentrevista, es recordar y crear historias, al igual que hace su protagonista, quien busca recogerlas para recordar a los ausentes y sembrar la memoria de belleza: "Quisiera pasarme la vida recogiendo historias. Historias hermosas. Las guardaría en una bolsa y me las llevaría. Y, en el momento propicio, se las regalaría a un oído atento para ver cómo nace la magia de su mirada. Quisiera sembrar historias en los oídos del mundo. Quiero que florezcan, que broten flores embriagadoras en lugar de todas las flores que se echan en falta".