Una imagen de ‘La bestia en mí’

Una imagen de ‘La bestia en mí’ NETFLIX

Cine & Teatro

‘La bestia en mí’: cuidado con el vecino

La serie es una historia de vecinos basada en la ambigüedad, en la extraña relación que se establece entre una periodista ganadora del Pulitzer y su nuevo vecino en una urbanización de Long Island que resulta un thriller de cocción lenta extremadamente eficaz 

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The beast in me es una espléndida canción de Nick Lowe que fue brillantemente versionada por su suegro de entonces, el gran Johnny Cash, que en paz descanse. Pensé que sonaría en la miniserie La bestia en mí (Netflix, ocho episodios), pero me equivoqué. Tras devorar los ocho episodios, creí que me la obsequiarían en los créditos finales del último, pero, en su lugar (que tampoco está nada mal), sonó Death of a clown, de los Kinks, burla final al personaje de Matthew Rhys, Nile Jarvis, una versión psicótica de Donald Trump.

The beast in me es un thriller de cocción lenta extremadamente eficaz creado por Gabe Trotter y dirigido en parte por el neoyorquino Antonio Campos (a quien debemos el magnífico largometraje de 2020 El diablo a todas horas y la miniserie de 2022 The staircase).

Es una historia de vecinos basada en la ambigüedad, en la extraña relación que se establece entre una periodista ganadora del Pulitzer que no da pie con bola desde que atropellaron mortalmente a su hijo, Aggie Wiggs (Clare Danes, la estrella de Homeland) y su nuevo vecino en una urbanización de Long Island, Nueva York, Nile Jarvis (el Matthew Rhys de The americans, especialmente inspirado), sobre el que pesa la sospecha de que asesinó a su primera esposa, a la que parece habérsela tragado la tierra.

Peligro evidente

Nile es un tiburón de las finanzas y de la gentrificación te pongas como te pongas, un constructor a lo Trump que acumula solares en los que edificar bloques de apartamentos para millonetis. Sin conocerle, Aggie lo detesta porque representa todo lo que le desagrada.

Sus primeros contactos son un desastre por culpa de unos perros de Nile que ladran sin parar y se cuelan en el jardín de Aggie, que mantiene una relación tirando a tóxica con su ex mujer. Pero la cosa no tarda en evolucionar hacia una peculiar relación de amor-odio entre la periodista y el constructor, propiciada en parte por el interés de Aggie en averiguar si éste eliminó o no a su mujer.

Una imagen de 'La bestia en mí'

Una imagen de 'La bestia en mí' NETFLIX

Nile, que ha rechazado todas las ofertas de escribir su biografía, acaba encargándosela a Aggie, que ha encontrado, ¡por fin!, un tema en el que le apetece indagar y que la motiva para escribir. La extraña relación se va complicando poco a poco (el ritmo de la serie es lento, que no moroso), hasta llegar a una conclusión que no revelaré, pero que pone a Aggie en un peligro evidente y notable.

Thriller excéntrico

La bestia en mí es un mano a mano entre dos actores en estado de gracia que disfrutan de un guion que les permite lucirse. Matthew Rhys, que en The americans se limitaba a cumplir, borda aquí el papel del presunto pilar de la sociedad capitalista con un cable suelto. Su interpretación, contenida, de las que dan mucho con muy poco, es ideal para que entendamos cómo le funciona el coco a Nile Jarvis.

Lo de Claire Danes no es noticia: está tan brillante como de costumbre.

Dice el refrán que los extremos se tocan, y a veces se entablan peculiares relaciones entre personas diametralmente opuestas. La de Nile y Aggie es de las más raras que se han visto en una pantalla, pero Gabe Trotter ha sabido explicarla de manera inmejorable, fabricando un thriller excéntrico que no se parece a nada rodado con anterioridad.

Y no, no suena la canción de Nick Lowe, pero The beast in me vale mucho la pena.