'A Complete Unknown', mito y enigma de Bob Dylan

'A Complete Unknown', mito y enigma de Bob Dylan

Cine & Teatro

'A Complete Unknown', mito y enigma de Bob Dylan

James Mangold recrea el ascenso del músico y poeta de Duluth en la Nueva York de comienzos de los sesenta en una película eficaz desde el punto ambiental que consigue hacer un retrato veraz, o cuando menos plausible, del artista

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Construirse un personaje para buscar el éxito y al mismo tiempo ocultarse. Son buenos ejemplos de ello Dalí, Warhol y también Bob Dylan. En el caso de este último, el personaje se multiplica en personajes, en un proceso de permanente reinvención que lo hace todavía más escurridizo. En 2007 Todd Haynes consideró que el único modo sensato de intentar atraparlo era optando por la mayor insensatez: en la experimental I’m Not There una sucesión de actores -incluidos un niño negro y Cate Blanchet- interpretan facetas de la poliédrica personalidad del músico. Ahora, aparcando todo radicalismo estético y optando por un formato de biopic clásico, James Mangold presenta una nueva aproximación al mito y el enigma de Dylan: A Complete Unknown. 

Cartel de 'A Complete Unknown'

Cartel de 'A Complete Unknown'

La primera decisión cabal que toma es no pretender recrear toda la trayectoria del cantante. Se opta por ceñirse a un periodo muy concreto de su carrera: el que va desde la llegada a Nueva York en 1961 con una guitarra acústica al hombro hasta la presuntamente sacrílega actuación con guitarras eléctricas en 1965 en ese templo de la pureza del folk que era el Festival de Newport. La película toma como base Dylan Goes Electric! de Elijah Wald (sorprendentemente inédito en España) y retrata la meteórica ascensión del perfecto desconocido que se asoma a la escena folk del Village neoyorquino y en muy poco tiempo se ve convertido en un ídolo que no puede caminar tranquilo por la calle. Hablamos de un chaval de Minnesota que en los tiempos que retrata el largometraje tenía entre 19 y 24 años. 

La segunda decisión cabal -diría que crucial- es la elección del actor protagonista. A Timothée Chalamet mucha gente le tiene tirria, pero, si hablamos de interpretación, su talento es apabullante. Consigue que veas al joven Dylan. Ayuda a evitar el artificio el hecho de que es él quien canta las canciones -y aparecen muchas en la cinta-, haciendo una imitación muy verosímil de la voz quebrada de Dylan. Lo acompañan en el reparto la revelación Monica Barbaro (como Joan Baez, cuyas canciones también interpreta; y reproducir sus melodiosas tonalidades es bastante más difícil), Elle Fanning (como Sylvie Russo, un alter ego de Suze Rotolo, porque Dylan pidió que su nombre no apareciera en la pantalla) y un descomunal Edward Norton (como Pete Seeger). 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

Quienes han hecho la película conocen y respetan el material que manejan. Y aunque se toman no pocas licencias, la escena folk neoyorquina está bien presentada. Aparecen Alan Lomax y otros organizadores del festival de Newport, y asoma en un par de fugaces escenas Dave Van Ronk, al que el connaisseur reconocerá pese a que no se pronuncia su nombre. Tienen una presencia relevante Woody Guthrie ya muy enfermo y sin habla; Albert Grossman, el segundo representante de Dylan (el primero está completamente omitido) y Bobby Neuwirth, que se convirtió en su road manager y confidente. 

La ambientación de época es impecable y solo una película la supera en la recreación del mundillo folk de Greenwich Village en esa época: A propósito de Llewyn Davies, el maravilloso e infravalorado largometraje de los Coen, que se cierra con la silueta de Dylan en su primera actuación en un club, a partir de la cual ya nada volverá a ser lo mismo. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

Este es el tema central de A Complete Unknown. El estallido creativo de un tipo que llevará al folk a la cúspide para después ponerlo patas arriba y abandonarlo de forma abrupta -en su búsqueda de nuevas sonoridades y letras más osadas y libres- porque se siente prisionero. “Quieren que me pase la vida cantando Blowin’ in the Wind”. En otro momento de la película confiesa: “Toda esta gente quiere que sea otra persona”. Y ante la pregunta de quién quiere ser, responde: “Cualquiera que ellos no quieran que sea.” Es la primera de las infinitas rupturas de Dylan el rockero, el buscador de las esencias del country, el intimista, el explorador de la americana, el cristiano renacido, el crooner de voz rasposa…

Hay algo de la visión de Mozart en Amadeus en este personaje. El misterio insondable de la genialidad de quien es agraciado con el don. “No odian mis nuevas canciones, odian no ser capaces de componerlas ellos”, dice en una escena. Evolucionar y reinventarse implica utilizar, dejar atrás e incluso hacer daño a determinadas personas. El joven Dylan no es presentado como alguien empático, y esta complejidad enriquece la película. En pleno romance con Joan Baez, le suelta: “Tus canciones son como esos cuadros que cuelgan en la sala de espera del dentista”. A lo que ella responde: “Eres un gilipollas”. Y en otro momento, ante la pregunta de si se cree que es Dios, él responde con altiva ironía: “Por supuesto que soy Dios”. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

La relación con Baez, llena de aristas -basta ver lo muy dolida que ella se muestra todavía hoy en el documental I Am Noise, estrenado el año pasado- está bien perfilada, pero solo abocetada. El tercer vértice del triángulo es el alter ego de Suze Rotolo, quien no tarda en descubrir que no sabe con quién está viviendo. Resulta que su novio en realidad se llama Zimmerman y que todo lo que le ha contado sobre su trabajo en un circo es mentira. “La gente se inventa su pasado”, sentencia él. 

Pese a algún exceso de sentimentalidad, este triángulo amoroso está razonablemente bien desarrollado. Sin embargo, donde la película brilla es en la construcción de la relación con Pete Seeger, que ve en Dylan a un portento al que apadrinar y moldear. Pero el discípulo no está dispuesto a dejarse domesticar. El contrapeso es Guthrie, al que el guion convierte en el padre espiritual que acepta -en una hermosa escena de despedida- que el vástago debe seguir su camino. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

La ruptura con la escena folk se produjo en la ya mencionada actuación eléctrica en el Festival de Newport, uno de esos acontecimientos históricos desbordados por su leyenda. Tal como explica Wald en su libro, en realidad no está claro que la reacción de la audiencia fuera tan mayoritariamente hostil como siempre se ha dicho. Aunque la película, claro, sigue el consejo de la célebre sentencia de El hombre que mató a Liberty Valance y entre la realidad y la leyenda, opta por la leyenda. 

A Complete Unknown consigue dibujar un retrato veraz o cuando menos plausible -y no es poco mérito- de un momento crucial en la trayectoria de un hombre que cambió el curso de la música americana del siglo XX. Aun así, los dylanólogos y los puristas dispuestos a enojarse encontrara sobrados motivos para tirarse de los pelos, porque la película se toma bastantes licencias, condensa acontecimientos, cambia fechas y crea algunas situaciones por completo ficticias. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

Algunos ejemplos: cuando Dylan visitó a Woody Guthrie muy enfermo no estaba presente Pete Seeger (pero la escena sirve para conectar de forma fluida a los tres personajes). Sí conoció a Baez en el club que aparece en la película, pero no soltó ante el público que ella “tiene una voz muy bonita, quizá demasiado bonita”, ni estaba presente Albert Grossman (de nuevo, es una licencia lícita que permite ir presentando personajes). Dylan no engaño a Suze con Baez durante la crisis de los misiles (pero la presencia de este acontecimiento histórico y del asesinato de Kennedy proporcionan un buen trasfondo de las tensiones de la época). Tampoco estuvo jamás en Rainbow Quest, el programa televisivo de divulgación musical que tenía Pete Seeger, y el bluesman negro con el que se pone a tocar, un tal Jesse Moffette, es ficticio (pero la escena es prodigiosa y expresa la búsqueda musical que está emprendiendo Dylan). 

Johnny Cash no estuvo en el festival de Newport de 1965 como pretende la película, sino en el del año anterior (pero sí son ciertas la admiración de Dylan y las cartas que se escribieron). Dylan no llegó al festival en moto (es un guiño para iniciados, que apunta el accidente que tendrá un año después), ni Rotolo lo acompañó (ya habían roto), ni es cierto que Seeger estuviese a punto de cortar los cables de los amplificadores con un hacha (es una vieja leyenda repetida hasta la saciedad que parte de un malentendido). 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

De todas las licencias alrededor de Newport’65 hay dos particularmente discutibles. En aquel momento Suze ya era el pasado y la relación con Baez era cada vez más tensa (como refleja bien la película, aunque es ficticio que en una ocasión Dylan abandonara el escenario de forma abrupta al negarse a cantar con ella Blowin’ in The Wind). Sin embargo, lo relevante es que entonces ya había entrado en su vida Sara Lownds, con la que se casaría unos meses después y que marcaría su carrera durante más de una década. No hay ni rastro de ella en la película. Acaso por no complicar más la trama, convirtiendo el trío amoroso en cuarteto, acaso por petición expresa de Dylan que siempre la ha mantenido fuera del foco porque ella ha respetado la confidencialidad sobre su relación (no como Rotolo, que acabó escribiendo unas memorias sobre sus años con el cantante). 

Con todo, la licencia más discutible es colocar en Newport el grito de Judas y la airada respuesta de Dylan. Esto sucedió un año después en Manchester y es un momento histórico tan emblemático que cambiarlo de lugar y fecha es cruzar una línea roja. Además, es del todo innecesario, porque la escena funcionaría igual de bien sin este añadido absurdo. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

De todos modos, casi todas las licencias tienen una justificación narrativa y hay que asumir que un biopic no es un documental. No es justo pedirle lo que no puede dar. Quien quiera una aproximación documental al personaje tiene cuando menos tres opciones excelsas: el pionero Don’t Look Back de D. A. Pennebaker, que retrata la etapa inmediatamente posterior a la de este biopic, y los dos de Scorsese, el panorámico No Direction Home y Rolling Thunder Review, sobre la mítica gira. 

Es de justicia destacar que A Complete Unknown está muy por encima de la media de biopics sobre estrellas de la música. El género tiende a ser cansino y tramposo. Cansino porque suele repetir el manido esquema ascenso-caída- redención. Y tramposo porque, como hay que contar con el visto bueno del propio retratado o de sus -casi siempre temibles- herederos para disponer de los derechos de las canciones, es muy habitual que haya manipulaciones bochornosas.

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

Dos ejemplos recientes: Bob Marley: One Love, que elude cualquier mención a los aspectos poco edificantes del aspirante a mesías, y Back To Black, retrato de Amy Winehouse que parece hecho para que el padre y el marido de la estrella limpien la mala imagen que de ellos dio el demoledor documental Amy. Atentos al estreno a finales de este año de Michael, el biopic de Michael Jackson controlado por la familia. ¿Cómo abordará el elefante en la habitación? 

El propio Mangold -un director muy ecléctico y eficaz- tiene un celebrado biopic anterior: En la cuerda floja, sobre Johnny Cash. Dio pie a una desternillante y poco conocida parodia, Dewey Cox: una vida larga y dura, que se mofaba de todos los clichés de las biografías musicales.

En el caso de A Complete Unknown también se contó con la aprobación de Dylan, al que se le presentó el guion. En un gesto de inteligencia, no interfirió y aceptó el retrato con claroscuros que da la película. Que se sepa, solo pidió dos cosas. Por un lado lo ya comentado: que no apareciera el personaje de Suze Rotolo con su nombre. 

'A Complete Unknown'

'A Complete Unknown'

La segunda petición es mucho más jugosa, en la dylaniana línea del despiste. Sugirió que se incorporase en la película una escena completamente inventada para seguir alimentando las leyendas entorno a su figura. Creo haberla detectado: es una secuencia en la que Sylvie le propone ir a ver una exposición de Picasso y él le responde que Picasso está sobrevalorado y le dice que prefiere ir al cine. Ven La extraña pasajera con Bette Davis y escuchan una célebre y muy melodramática frase, “No pidas la luna. Tenemos las estrellas”, que se retoma más adelante, en la también melodramática despedida de la pareja en el ferry de Newport. 

Algunos han acusado A Complete Unknown de no resolver los enigmas del joven Dylan. ¿Cómo iba a hacerlo? Forman parte del personaje. El principal mérito de la película es la capacidad de transmitir la magia de ciertos instantes. Por ejemplo, cuando Dylan graba en el estudio Highway 61 Revisited y se incorpora Al Kooper al órgano porque ya tienen a Mike Bloomfield a la guitarra. No sucedió tan rápido como aparece en pantalla, pero en esa escena tenemos la sensación de ser testigos privilegiados de un momento en que la música dio un paso de gigante.